EL GRAN BABALÚ ES DE CUBA ANIVERSARIO 45 DEL FALLECIMIENTO DE MIGUELITO VALDÉS


el-gran-babalu-es-de-cuba-aniversario-45-del-fallecimiento-de-miguelito-valdes

Cuba tiene un cantante como Benny Moré “símbolo de la música cubana”, pero también tiene una estrella internacional: Miguelito Valdés, Míster “Babalú”. Rey de la pista. En mi libro “Polvo de estrellas” (Adagio 2008) bautizo a Miguelito como “la voz del tambor”.

La Habana, 6 de septiembre de 1912- Bogotá, Colombia 9 de noviembre de 1978.  Nota aclaratoria: Max Salazar da como fecha de nacimiento de Miguelito el 1910, el Dr. Héctor Rodríguez Bedoya el 1912 y Helio Orovio 1916.

 Miguelito Valdés es uno de los más famosos cantantes de Cuba, junto a Benny Moré y Abelardo Barroso. Lo bautizó el presidente de Estados Unidos de América Harry Truman como Míster Babalú. Miguelito cantaba la canción Babalú –de Margarita Lecuona–, que llevaba dos años en el repertorio del cubano Desi Arnaz. El cantor ostentaba un extenso nombre de rancia estirpe: Miguel Ángel Eugenio Lázaro Zacarías Izquierdo Valdés y Hernández; pero nada de eso era, su padre era un español jugador de dinero y su mamá una yucateca que vivía de la caridad pública.

Según datos del biógrafo colombiano doctor Héctor Ramírez Bedoya, y del especialista Max Salazar, el cantor nace el 6 de septiembre de 1912 en el barrio de Belén (San Isidro), La Habana, desde niño tuvo que realizar todo tipo de oficios: chapistero, herrero y en 1926, boxeador. Ganó 23 peleas en una ocasión se enfrentó a Kid Chocolate, campeón mundial cubano.

Desde joven se inspiraba en el la figura de José Mojica, y en 1927 comienza cantando con el Septeto Juvenil Habanero. Cantaba y tocaba varios instrumentos, llegó a aprender algo de canto, solfeo y guitarra ayudado por la trovadora María Teresa Vera, con la que trabajó haciendo voz de coro en la academia Rialto. Después pasa a trabajar en conjuntos, charangas y orquestas de jazz band. Al igual que Abelardo Barroso transitó por todos los formatos de la música cubana.

A finales de la década de 1930 se va perfilando como un innovador del estilo afro, por ese motivo es llamado a la Orquesta Casino de la Playa, la más reconocida de su tiempo. Con ella logra los resonantes éxitos: Bruca maniguá, Adiós África (Arsenio Rodríguez), Cachita (Rafael Hernández), El Manisero (Moisés Simons), Mis cinco hijos (Osvaldo Farrés), La ola marina (Virgilio González) y su tema cumbre, Babalú (Margarita Lecuona). Muchas de estas grabaciones caminaron todo el continente e influyeron a muchos oyentes y músicos de esos tiempos.

Miguelito comienza a viajar, en 1933 va a cantar a los carnavales de Panamá donde se mantiene hasta 1936. Allí se casa con una estadounidense, tiene un hijo que residió hasta su muerte en el propio Panamá.

Entonces, tiene que lavar platos en un restaurante y se entretenía interpretando canciones, lo escucha Lucho Azcárraga y le ofrece cantar en el Unión Club de 1934 a 1936.

Regresa a La Habana en 1936, lo contrata Manolo Castro director de la jazz band Hermanos Castro que se presentaba en el club privado del acaudalado Alfredo Hornedo, el mismo que mandó a construir el teatro Blanquita de 1ra. y 10, Miramar. Miguelito cantaba vestido de etiqueta la marginal música afro, la vistió de largo. Para ese entonces ya demostraba su poderío artístico con ese estilo inigualable de superponer las voces (doble habla), como me decía el especialista José Galiño.

Se mantiene un año con Los Hermanos Castro, pero  con 6 de sus integrantes crean la jazz band Casino de la Playa, con la que buscan espontaneidad y modernidad. Esta conformación resultó un acontecimiento musical en toda América, según los datos que encontramos. La banda contaba con estrellas del nivel de Guillermo Portela (violín y director), Walfredo de los Reyes y Anselmo Sacasas (piano). Debemos recordar que Sacasas impone el estilo de son montuno en los salones de baile; después es sustituido por otro monstruo, el gran Dámaso Pérez Prado, rey del mambo.

También la banda incluye la percusión afrocubana y los temas de Chano Pozo, que se va imponiendo en La Habana. Llegan a trabajar, contratados por cinco años en el Summer Casino y fueron reclamados por  los empresarios de la Crusellas, en CMQ con los humoristas Garrido y Piñeiro.

 La experiencia fue un hit y comenzaron las giras por Puerto Rico, República Dominicana, Curazao, Colombia, Panamá. Son figuras estelares en los más aristocráticos salones y cabarets. Graban 8 discos en el Montmartre,  que despertaron el interés del Gurú Tito Puente, por la música cubana. Después del disco en 1939 –cuando se estrena el cabaret Tropicana –Miguelito impone la “Babalumanía”.

Desi Arnaz lo imita y graba, en 1940, los éxitos de Miguelito, en Nueva York. En marzo de 1940 el hijo de Cayo Hueso tiene discrepancias en la orquesta Casino de la Playa, Miguelito y Anselmo Sacasas toman rumbo a Nueva York. Van como “Caballos de Troya” de la música cubana en la ciudad de los rascacielos. Los contrata la Orquesta de Xavier Cugat, rey de los salones en la gran ciudad de rascacielos (músico catalán formado en Cuba). Se presenta en los hoteles más aristocráticos como el Hotel Waldorf Astoria. Graba con la RCA en mayo de 1940. Xavier y Miguelito se separan, lo sustituye Tito Rodríguez.

 Después de esa experiencia en el Waldorf, pasa a otra banda no menos importante: Machito y sus Afrocubanos creadores del latin jazz (jazz afrocubano). Graba La rumba soy yo, Zarabanda, Oye negra, Bam Bum, Rica pulpa. En 1941 participa en una película con Fred Astaire y Rita Hayworth. En 1942 ya está situado en la portada de la revista Bilboard.

Es reclamado en los mejores escenarios de América y especialmente Cuba donde gana sumas fabulosas. En 1943 tiene una temporada en el cabaret El Patio, de México, donde filmó  doce películas. Todavía no había llegado Benny Moré con Los Matamoros.

En La Habana actúa con las orquestas Riverside -conducida por Mántici- y, con la Havana Casino, de Justo Don Azpiazu, tiene una temporada en la emisora RHC Cadena Azul, donde le ofrecen sumas fabulosas nunca antes pagadas. Trabaja también en la orquesta Siboney, de Alfredo Brito y el Conjunto de La Sonora Matancera con la que graba 28 piezas, entre ellas: Cañonazo, Anacaona, A pasarse un pollo, Arroz con manteca.

Con Chano, Olga, Arsenio y Tito Rodríguez graban para la historia, en Nueva York, en 1947 junto a Machito y Los Afrocubanos, la orquesta creadora del latin jazz.

Sus presentaciones eran sensacionales: una potente voz que manejaba a las mil maravillas, su voz afro era tonal, redonda –como un tambor– con una velocidad asombrosa, movimientos espectaculares, impregnaba una fuerza contenida, como si tuviera un negro africano dentro de su cuerpo. Todo cantante se impregna del sonido del instrumento que más le sea afín y no sucede a la inversa; Miguelito tiene la voz de tambor. Era un imán de taquilla de primer orden, capaz de llenar con el influjo magnético de su recia personalidad cualquier sala.

Durante su dilatada carrera musical, nuestro artista cantó en muchas películas, alguna de las ellas fueron: Suspense, Panamericana, Improcedencia, Acapulqueña, Bailando nace el amor.  El investigador José Galiño me asegura que Miguelito no viene a Cuba en 1945, sino en diciembre de 1946 hasta 1947.

Miguelito establece su hogar en la ciudad de Los Ángeles, en Colombia y México lo adoran como un verdadero ídolo, desde su presentación con Tin Tán en el cabaret El Patio.

 El 9 de noviembre de 1978, me cuenta el doctor Bedoya, que cuando Miguelito actuaba en el Salón Monserrate del Hotel Tequendama, sufrió un fulminante infarto masivo. Cantaba en ese momento Bruca maniguá. Tuvo una dura expresión en el rostro, se presiona el pecho, pide excusas al público y colapsó en el propio escenario donde lo atendió un doctor que allí se encontraba. Es trasladado al hospital y fallece, a los 66 años, ante el público que delirante lo idolatraba. En agosto del 2014 yo estuve de visita en Bogotá para conocer el lugar donde finalizó su vida el gran Miguelito y me impresionó mucho estar en el lugar de su caída.

Existen dudas relacionadas con el lugar exacto donde descansan sus restos mortales; pero, no importa donde esté, su música se encuentra sellada en Cuba y en toda América.

Miguelito tuvo dos hijos en los Estados Unidos. El mayor de sus hijos nació en 1953, en Panamá, y le pusieron el mismo nombre del padre. Antes de fallecer de una sobredosis, en 1977, fue embajador en la embajada de Panamá en Bélgica.

El músico Rey Montesinos recuerda que “el hijo de Miguelito se parecía en su físico, grandote, era un jodedor cubano, Fernando Álvarez y yo éramos muy socios de él, estuvimos en Panamá cuatro veces, nos atendía muy bien. Era accionista del Hilton de Panamá, se encargaba de los asuntos musicales. El padre le dejó como un millón, pero heredó 14 millones, a través de la madre, de la familia Skilce, muy rica. La mamá fue desheredada, pero con la llegada del niño de Miguelito, arreglaron la cosa. Era el único que rodaba un Roll Roice en Panamá. Nos contaba que vivió un tiempo en Cuba y conocía muy bien el centro de la ciudad”.

A Miguelito lo catalogan junto a dos monstruos sagrados del son o la música caribeña: Benny Moré e Ismael Rivera (Maelo). A la hora de hacer el All Stars de la música americana, Miguelito Valdés será colocado entre los más grandes de Cuba y de América.           


0 comentarios

Deje un comentario



v5.1 ©2019
Desarrollado por Cubarte