Ya se veía venir, desde la convocatoria y en la conferencia de prensa [1] días antes de su apertura: la Bienal del Humor de San Antonio, llegaba a su XX edición, con la marcada intencionalidad de tomarle el pulso a la impronta juvenil en el humorismo gráfico cubano. Una onda que resonaba con otra, la necesidad de que en el pulseo con los tiempos que corren y sus nuevas exigencias, saliera airosa la Bienal más vieja de Cuba.
Resultó un hecho, el protagonismo de los jóvenes cultivadores del humorismo gráfico en las exposiciones colaterales.
En la capitalina sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba, se mostraron por un mes veinte de las últimas creaciones del prometedor caricaturista Michel Moro (Moro), en expo titulada Moro: más allá de la costa.
Otra de las exposiciones personales inauguradas el segundo día fue Una buena impresión, en el Estudio Ares, en La Habana Vieja, conformada por 15 impresiones digitales del talentoso Yaimel López (Yaimel). [2]
En San Antonio, en uno de los salones del Centro Provincial de Artes Visuales “Eduardo Abela”, tuvimos la oportunidad de disfrutar del estilo y la Línea perpetua del joven creador gráfico Ramiro Zardoyas Sánchez (Zardoyas), impresa/cartulina y tautada/piel humana. Una muestra integrada por 15 dibujos ya vistos en una anterior exhibición en el habanero Estudio La Marca, pero enriquecida para esta ocasión con 15 fotografías documentales de su tatuado en igual número de personas, ganadoras mediante una rifa de la reproducción única y gratuita de cada trabajo.
En el mismo CPAV compartimos las melodías del dúo gráfico integrado por el ilustrador y caricaturista cubano Brady Izquierdo (Brady) y el dibujante y caricaturista argentino Carlos de Armas (de Armas). Fueron 30 interpretaciones iconográficas de grandes cultivadores de la cancionista latinoamericana en un gran concierto titulado Voces y rostros de América.
En tal sentido el multipremiado caricaturista Arístides Hernández (Ares) opinó: “Las exposiciones colaterales están demostrando la vitalidad del humor gráfico cubano y que sigue siendo un evento tomado por los jóvenes caricaturistas. Eso se vio en las muestras colaterales que inundan los espacios y compiten dentro de los caricaturistas. Los premios cada vez más recaen en jóvenes y eso es una gran suerte porque tuvimos un letargo en la aparición de jóvenes caricaturistas”. [3]
La portuguesa Cristina Sampaio es del criterio de que en la Isla “hay caricaturistas jóvenes que son muy buenos” que “pueden tener una proyección internacional si quieren” y que “sus exposiciones están a la altura de cualquier exposición que se hace fuera de aquí”. Por su parte el experto estadounidense Jonh Lend, se congratuló con la emergencia de las “nuevas generaciones de caricaturistas como Charlie, Brady, Zardoyas” y con el hecho de que sus quehaceres ejemplifican que “continuarán construyendo los cimientos que levantaron” Juan David, René de la Nuez, Boligán y Ares.
Pero ya lo adelantábamos, esta impronta joven también valora con visión renovada y “echa un pulso” con lo establecido y ya rezagado de la Bienal.
El joven presidente del jurado Carlos David Fuentes Hierrezuelo, consideró que fue “una buena Bienal en organización y participación, claro, siempre salvando algunas cosas. La participación estuvo buena, con excelentes trabajos en sentido general, podemos estar tranquilos en cuanto a la calidad de las obras presentadas. Hay que propiciar que participen autores internacionales de prestigio que honren la Bienal y toda esta fiesta que se da aquí en San Antonio de los Baños y La Habana”.
Para El Moro, uno de los jóvenes premiados en el evento: “Mucho se ha hablado de los destinos de la Bienal de San Antonio, y el consenso es total entre colegas, por los caminos que va, está destinada a desaparecer. Con solo mencionar que el jurado internacional que se invita debe correr por su cuenta con todos los gastos. Comparada con otros eventos internacionales (que se realizan muchos en una gran diversidad de países) está muy lejos en cuestiones organizativas, de promoción y convocatoria. Hace dos bienales que el catálogo del evento ha sido vana promesa. El Salón de Melaito que se realiza en Villa Clara la supera en todos los sentidos. La Bienal debe apoyarse más en el prestigio de San Antonio como villa del humor, en la calidad del humor gráfico cubano y debe tener un mayor apoyo del gobierno de San Antonio y de la UPEC nacional. No puede depender del esfuerzo y el sentido de pertenencia de pocas personas. En resumen, el evento debe evolucionar y mucho.”[4]
Y sí, uno de los latidos más ruidosos en los debates —formales e informales— de los cuatro días de esta XX edición, fue el peligro de que perezca este evento auspiciado por la Unión de Periodistas de Cuba y las autoridades de San Antonio.
En el coloquio “Bienales del Humor, recuento y proyecciones” se suscitó un polémico debate sobre las problemáticas, carencias e involuciones de las bienales de San Antonio. Evento inicialmente concebido como un suceso cultural, popular, y de intercambio entre creadores de Cuba y el resto del mundo, pero que en los últimos tiempos ha dado muestra de “estar apagándose”.
Para alcanzar la sostenibilidad del mismo, vale explorar nuevos trillos o atajos, hay que actualizarla a los nuevos tiempos, partir de las experiencias foráneas, pero también de las de otros eventos de su tipo y de otras manifestaciones de las artes en el país.
El envío en formato digital de las obras, ya exige —y demandará de manera creciente— otras formas de encarar la organización y el resguardo del patrimonio por el Museo. Una institución que se esfuerza por “sacar a pulso” la Bienal, pero que merita mucho más apoyo dado el importante patrimonio que resguarda y sus aportes a la cultura nacional.
Se demandó por tanto el concurso de las autoridades, instituciones municipales, provinciales y nacionales y de los propios creadores, para sostenerla, actualizarla y ponerla a la altura que se merece.
A criterio del maestro colombiano Jesús Orlando Morales Henao, se debe “saber utilizar los medios actuales de información, la internet, convocar a artistas que solamente están trabajando en el ambiente digital, eso enriquecería mucho más la Bienal. Es indispensable la utilización de la tecnología moderna aplicada a los medios y así lograr una proyección universal”.
Aun sabiendo de pulsos filiformes que no alcanzamos percibir, confiamos en el impulso comprometido de las jóvenes y en los oídos receptivos de los decisores implicados —y por implicarse— para que esta, no desaparezca.
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