El Kamasutra o Lecciones de Amor fue el tema de conferencia del connotado escritor Jesús David Curbelo, con el objetivo de promocionar la cultura y la literatura de la India en el espacio Descubriendo India, que conduce el investigador Gabriel Calaforra, en el Centro Cultural Dulce María Loynaz en esta capital.
“El Kamasutra se ha desvirtuado en ocasiones en su sentido original y se ha convertido, en muchos casos, en una galería de fondos de culturas y de consejos estrictamente de carácter sexual, pero se ha dejado pasar por alto que contiene un poder de pasión y el ser un libro referente a otros volúmenes y a otros sexólogos”, inició su intervención el también Director del citado centro cultural.
El también Director de dicho centro cultural explicó que “Vatsyayana, su autor, se refiere muchas veces a autoridades anteriores, a otros períodos de la cultura india y, en varios aspectos —como son el filosófico, el religioso y el sociológico—, a ser este libro expositivo de tales materias”, para agregar que “esta obra podría resultar hasta un poco molesta para alguna sensibilidad contemporánea, al tener algunos rasgos que no son del buen ver, no obstante vivir hoy en la era de lo políticamente correcto, el machismo, la homofobia, la división en castas (como ocurre en la India, donde estas no deben mezclarse, tan siquiera sexual ni emocionalmente)…Todo ello presente en este libro donde también y, paradójicamente, la mujer india posee una posición preterida desde el punto de vista social, mas no así en lo sexual.
“Asimismo, este libro se ocupa de comunicar a los amantes hombres algunos procedimientos conceptuales acerca de la importancia de que la mujer sea satisfecha sexualmente, y cuáles son las diferencias entre los procesos de excitación y satisfacción masculina y femenina. En suma, este es un libro o manual de aforismos sobre la sexualidad”.
El Kamasutra es una obra profundamente literaria, poética, y en él entran a jugar otros actores relacionados con la sexualidad donde se habla además de parejas, de cortesanas o prostitutas —estas con muchos requerimientos, incluidas habilidades deportivas—; en algunos aspectos se relaciona también con el machismo, la homofobia, al ser bastante tolerante en lo que respecta a las prácticas homosexuales las que asume con naturalidad y liberalidad.
Enfatizó Curbelo que “en ocasiones esta obra resulta paradójica y complicada, al igual que encantadora y sabia desde el punto de vista sexual pues, no obstante su antigüedad, en ella se exponen una serie de consejos de carácter científico y conceptual, acogidos hoy en manuales sobre sexualidad en Occidente”.
Subrayó que El Kamasutra posee innumerables versiones —muchas de ellas traducidas al inglés, francés, español—, y que en el caso del que mostró durante su disertación “éste consta de 36 capítulos y siete temas. Acerca de su autor, Vatsyayana, algunos críticos exponen que fue un compilador y que cada capítulo fue escrito por diferentes especialistas en el tema —estilo de actividad muy frecuente en Asia y en especial, en la antigua China a la hora de editar un libro—, con una introducción de cuatro capítulos los que abordan el tema del sexo en sentido general; su lugar en la vida del hombre, clasificación de posiciones adecuadas de la mujer, al igual que habla de otras personas que tienen que ver con esta vida sexual como son los mensajeros, alcahuetas y cómo estos facilitan o dificultan los intercambios sexuales de los amantes.
“La segunda parte de El Kamasutra expone la unión o acto sexual, en específico —algo que constituyó tabú importante en la cultura occidental en otras épocas—; habla acerca de los distintos juegos sexuales anteriores a la cópula, del orgasmo, de una variedad de posturas sexuales, del sexo oral y de las combinaciones de más de dos personas, entre otros tipos de variantes sexuales”.
Entre esos juegos preliminares citados en el Kamasutra, Curbelo subrayó “el abrazo, el beso, las presiones o marcas que se hacen con las uñas y labios, las mordidas… Se habla de posturas básicas, entre ellas, la que en castellano llamamos postura del misionero acorde a la posición en que la mujer abre sus piernas; hay otra parte que se dedica a los azotes, planteamiento dirigido a aquellas parejas con tendencias a prácticas sadomasoquistas.
“La tercera parte plantea el tema referido a la obtención de una esposa. Aquí se toma una posición machista en relación con que las muchachas y mujeres recién casadas tienen prioridades, pero las viudas o las casadas dos veces están a un paso de convertirse en cortesanas”.
El escritor argumentó que “la cuarta parte de El Kamasutra se refiere a la esposa. Habla de la forma de vivir de una mujer virtuosa y de su conducta durante la existencia del marido; acerca de la conducta de la esposa de más edad en relación con las otras de menos edad entre ellas y con el esposo. Comprender que hablamos de una sociedad donde se practica la poligamia. Igualmente, cómo deberá ser el comportamiento de la esposa más joven hacia las otras de mayor edad; cómo se debe comportar una mujer virgen, una casada, una esposa despreciada, otra desechada por el marido… Esta parte, en definitiva, constituye un manual de hábitos sociales.
La quinta parte es verdaderamente una joya. Su tema se titula: Las mujeres de los demás: “(…) De las características de los hombres y las mujeres y el por qué las mujeres se resisten enconadamente al no menos enconado acoso de los hombres; de los hombres que tienen éxitos con las mujeres y de las distintas clases de mujeres, presas fáciles de los hombres; de los diferentes modos para abordar una mujer y esfuerzos que hay que realizar para conquistarla, seducirla y conseguirla; sobre el examen psicológico de una mujer con su espíritu; de los deberes y obligaciones de una alcahueta para la mujer; del amor de las autoridades (reyes, príncipes…) hacia las esposas de los demás”.
La sexta parte hace referencia a las cortesanas; la séptima, a los medios a conquistar para atraerse a los demás, que funciona como un conjunto de observaciones y procedimientos culturales y sociales, y la octava parte narra historias y hechos ocurridos entre seres de sexos opuestos, su placer y conquista.
Curbelo recordó que anterior a El Kamasutra se halla presente en la Cultura latina El arte de amar, de Ovidio, el que quizás como manual de procedimientos posee menos incidencias en el aspecto sexual.
“En resumen, este es un libro que nos abre una serie de puertas no tanto para la educación sexual, como para adentrarse en el conocimiento y los misterios de la Cultura india. No es tampoco una obra pornográfica; constituye una mezcla de ingenuidad y picardía, a la vez que de miradas penetrantes hacia la psicología individual y social. Y hay que entender que la sexualidad es una manera de entender la psicología de la persona para, a través de ella, poder entender otras ficciones, como es el caso de la condición de identidad. Por tanto, con sus convenciones y fantasías este es un libro que, sin lugar a dudas, pertenece a la ficción.”
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