El Movimiento de la Nueva Trova (MNT) cumple 50 años ya, lo que determina que no es tan joven. Sin embargo, tal y como le pasa a muchos mayores, su esencia y espíritu siguen frescos en algunos de sus cultores más experimentados y, claro, en los más jóvenes que aportan sus aires de renovación.
De todas maneras, el MNT merece mucha veneración; sus canciones han sido —a lo largo de su vida— himnos de amor, del amor grande, el amor a todo; y muchas conservan, a pesar del paso del tiempo, esa cualidad.
El MNT fue en sus primeros años un fenómeno peculiar de ruptura y a la vez veneración de los ancestros musicales; son muchos los creadores cubanos que están afiliados a este movimiento; diferentes generaciones con denominadores comunes: voz, poesía y música, para compartir ideas de revolución, rebeldía, irreverencia, compromiso, fidelidad, patriotismo y amor.
El Periódico Cubarte ha querido tributar al programa de conmemoración de este aniversario 50 del MNT, una serie de entrevistas a trovadores de diferentes generaciones, herederos todos tanto de Sindo Garay, Pepe Sánchez y Manuel Corona; como de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola y Vicente Feliú.
Adrián Berazaín (La Habana, 1983) es un popular cantautor y guitarrista cubano, integrante del Movimiento de la Nueva Trova. Acompaña virtuosamente muchas de sus interpretaciones con la armónica, instrumento que aprendió a tocar con el reconocido trovador Frank Delgado, y que, inevitablemente, hace recordar a Santiaguito Feliú.
Adrián es —por formación— autodidacta, pero nació en una familia de personas cultas, apegadas a la buena música y la mejor literatura, con una abuela pianista, todo lo cual marcó predilecciones y tendencias que sin duda contribuyeron a su desarrollo artístico.
Cuando cursaba el preuniversitario integró un grupo de teatro que interpretaba monólogos humorísticos escritos por su padre, el reconocido profesor universitario Antonio Berazaín. De este, sin dudas, heredó el sentido del humor que lo acompaña y se aprecia en algunas de sus composiciones.
Recientemente Berazaín presentó su más nuevo álbum discográfico: Julián. Responde al nombre de su hermoso primogénito y es, asimismo, el segundo nombre del Apóstol cubano. Producido por Bis Music, el fonograma —que está integrado por doce temas, en su mayoría de la autoría del trovador es un tributo a su hijo Julián y a José Martí.
Con Adrián Berazaín también conversó el Periódico Cubarte a propósito del aniversario del Movimiento de la Nueva Trova.
—¿Su primer recuerdo del MNT llega junto a qué figura?
El primer recuerdo que tengo está entre Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Noel Nicola, ahora mismo no sabría decirte específicamente cuál de los tres, pero está entre ellos.
La primera canción que le cantó mi papá a mi mamá fue una de Noel Nicola. Yo tengo muy bonitos recuerdos de Pablo Milanés y también de Silvio Rodríguez. Así que anda por ahí la respuesta, es uno de estos tres. Está dentro de ese subconsciente infantil, cuando uno empieza a tener nivel de conciencia
—¿Cuándo reconoció que quería ser trovador?
¡En el momento en que me di cuenta de que si no me metía a trovador no iba a tener novia! (risas). Yo creo que fue por la etapa de décimo grado o en los primeros años del preuniversitario en que dije que quería ser trovador.
—¿A quién se quería parecer en esos primeros momentos?
Alguien que siempre me gustó mucho fue Carlos Varela. Quizás también Fito Páez, Joaquín Sabina —en la época del pre— pero sobre todo a Carlos Varela. Recuerdo que la primera canción que pude cantar y tocar con la guitarra fue un tema suyo, conocido como Memorias del subdesarrollo.
—¿Es de este trovador del que tiene mayor influencia?
Creo que mis mayores influencias son de Silvio, Pablo, Noel y también de Carlos Varela; de Frank Delgado que estuve trabajando mucho tiempo con él y de todos los trovadores en general; Santiaguito Feliú por la armónica, Gerardo Alfonso que lo escuché cantidad Y bueno, después otros, y muchos de ellos se han vuelto amigos míos y compañeros como el mismo Polito Ibáñez. De verdad he recibido influencias de muchos: Kelvis Ochoa, David Torrens, los muchachos de Habana Abierta. Son trovadores que siempre me influenciaron.
—¿Usted cree que los fundadores del MNT «enseñaron a pensar» a los jóvenes cubanos?
Creo fue un momento que propició que los jóvenes cubanos pensaran más. Ya había un pensamiento, una filosofía. A través de la música y de la canción se pensó mucho más, sin olvidar que hay otros géneros que igualmente han hecho reflexionar como el hip hop y el rock; ha habido también temas que han hecho pensar o reflexionar a los jóvenes cubanos.
—¿Podría hablarme de sus impresiones o recuerdos sobre Pablo Milanés?
Tengo recuerdos cuando de niño iba con mi padre a la Universidad él era profesor allí y me llevaba a conciertos de Pablo Milanés. De Pablo siempre voy a tener en mi memoria sus bellas canciones y su música. En sus melodías hay muchos buenos recuerdos que guardo conmigo.
—¿Cuál considera es el aporte fundamental del MNT a la historia de la música cubana?
Yo creo que fue un desarrollo, una ruptura. Considero que es la ruptura de la canción: pasaron muchas cosas rápidas, evolucionaron, sin dejar de mencionar un intermedio ahí que siempre los críticos mencionan, que es el filin, que está entre la trova tradicional y el MNT. El mismo proceso de cambio de la sociedad con el triunfo de la Revolución influenció mucho en la cultura. Hubo mucha revolución —dentro de la cultura y en otros ámbitos y la canción no fue una excepción, por lo que ahí está el MNT.
“El club de los corazones rotos”
Adrian Berazaín
Para qué perdonar si la culpa no la tiene nadie
Y ha quedado en el aire un anhelo esperando a pasar
Necesitas volar, necesitas buscarte un espejo
Que te diga algún buen consejo
Y te aleje de mi soledad
Yo me quedo en el club de los corazones rotos
Donde algún alboroto hace el amor con la luz
Escuchando ese blues que emborrache mis cartas
Y si me hiciera falta de recuerdo quedas tú
Si llegara a dudar quedaría sin muerte
Ni siquiera la suerte, me vería al pasar
No quedó nada seco después del aguacero
Se mojó mi llavero, se mojó hasta el respeto
Yo me quedo en el club de los corazones rotos
Donde algún alboroto hace el amor con la luz
Escuchando ese blues que emborrache mis cartas
Y si me hiciera falta de recuerdo quedas tú
Puede ser un respiro si nos falta el aliento
En cuestiones de tiempo
Nunca es bueno el destino cuando vuelvas a verme
No te alegres si quieres tampoco es que me ignores
No vayas a morderme
Yo me quedo en el club de los corazones rotos
Donde algún alboroto hace el amor con la luz
Escuchando ese blues que emborrache mis cartas
Y si me hiciera falta de recuerdo quedas tú.
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