En el artículo anterior sobre el Monumento Nacional El Paisaje Cultural El Cobre y los caminos de la Virgen de la Caridad del Cobre se declaraba que atesoraba tres aspectos de connotación especial: el espíritu de la religiosidad, la actividad minera y el alma de la rebeldía. En esta tercera parte y final se expondrán sobre los dos últimos.
Este Paisaje Cultural integra más de cuatro siglos de evolución social y natural de este territorio oriental de Cuba. Hechos, comportamientos, unos cruelesotros nobles, para unos, la ambición y el egoísmo, para otros la desesperación, la rebeldía y la esperanza.
Es el resultado de una cultura de hegemonismo, aun a costa del exterminioy de la deshumanización que marcaron generaciones. Épocas, que la sociedad mundial tendrá un día que superarpara adentrarse en la historia de la humanidad, dejando atrás la época de la animalidad que aún existe y que todavía padece más de 800 millones de hambrientos en el planeta. Es la esperanza de que un mundo mejor no solo sea posible, sino que sea una realidad.
En esta tercera parte del artículo se muestra tan solo unas pocas evidencias, aunque suficientes, para ilustrar que la historia indica que lo que se logra no es entregado por “alguien” dadivosamente y “libre de costos”, sino mediante la lucha por los verdaderos derechos humanos, por la dignidad del hombre.
El poblado de El Cobre
Ya en el lugar, la autenticidad del paisaje que se revela es una combinación del asentamiento urbano y su entorno natural. En el primero destaca su colorido característico y su pequeña plaza central rodeada de una mezcla de diferentes estilos arquitectónicos; por otro lado el río Cobre que la envuelve y cuyas márgenes resultan punto de encuentro y comunicación de sus habitantes.
La basílica de la Patrona de Cuba, ya descrita en la segunda parte de esta saga, magnifica la historia de una cultura urbana y económica peculiar, en consonancia con su medio natural y con cada época.
Desde el punto de vista estético, el valle de El Cobre es trascendente; en él contrasta la superficie ondulada, con la Basílica de la Virgen de la Caridad del Cobre ubicada en la cima de una colina, a cuyo fondo se yergue, recia, la figura de la ladera de una robusta montaña.
Desde la colina se aprecian las terrazas de las primeras minas de cobre explotadas a cielo abierto en América Latina y el lago, con sus aguas teñidas de color azul intenso debido a la acción de los iones del mineral de cobre.
La minería:…de las primeras minas de cobre de América
Entre los valores del Monumento Nacional de El Cobre se destacan su patrimonio industrial que comprende las minas de cobre que fueron descubiertas en 1530, aunque su verdadera explotación comercial pudo haber ocurrido algunos años después.
Estas minas evocan en silencio, centurias de historia en la formación de la nación cubana, pero no están mudas, puesto que la investigación patrimonial las renace.
Para algunos, la historia de la minería en Cuba comienza con la aparición de los primeros pobladores, para otros empieza con la colonización.
Para Alejandro Pérez, al estudiar los orígenes de la minería, considera que la utilización de las sustancias minerales por el hombre es tan antigua como su existencia misma, y ello, ya era un acto de actividad minera.
Al llegar los descubridores españoles a esta isla, los aborígenes ya explotaban el barro, que lo encontraban en lugares próximos a los que habitaban, y con él hacían cerámica, aunque fuese rudimentaria.
La conquista de los españoles trajo consigo la afanosa búsqueda del oro y una explotación minera ambiciosa y desenfrenada, utilizando mano de obra indígena, lo que provocó la eliminación de la escasa población existente.
Para los españoles que invadieron a Cuba, la ambición de oro era un propósito priorizado. En el diario de Colón aparecen 65 páginas dedicadas al oro, entre el 12 de octubre de 1492, en que desembarcó en la primera isla y el 17 de enero de 1493.
La escasez de este mineral y su agotamiento coincidió con el descubrimiento de los depósitos de cobre en las cercanías de Santiago de Cuba en 1530. Este mineral se explotó, no sin ciertos altibajos, hasta principios del siglo XVII. Volvió a tener importancia en la primera mitad del siglo XIX, con la inversión de capitales ingleses y debido a la invención del generador eléctrico en 1831 por Faraday.
El yacimiento de cobre de El Cobre, en Santiago de Cuba, se explotó de forma intermitente durante más de un siglo hasta que se detuvo. En el período que va hasta 1830, la minería, en general, no tuvo un significado importante en la economía de la Isla. Al ponerse de manifiesto en 1830 la riqueza del yacimiento, los ingleses se interesaron por él, y formaron la compañía anglo española denominada Empresa Consolidada. La reanimación de su explotación suscitó gran interés por la minería en toda la Isla. Este período de auge, fundamentalmente alrededor de la explotación del cobre constituyó la época de mayor actividad minera de la Cuba colonial. Actividad que se interrumpió bruscamente a partir de 1868 con el estallido de la Guerra de los Diez Años y el inicio de nuestra gran lucha por la independencia.
El tiempo que media entre 1868 y el cese de la dominación española en Cuba se caracteriza por una pobre e intermitente explotación de yacimientos y el afianzamiento de la penetración del capital norteamericano en la minería cubana.
Al recuperar la Revolución los recursos mineros del país mediante su nacionalización, se comienza un estudio geológico sistemático de la Isla con la ayuda fraterna de los países del campo socialista y se racionaliza la extracción de nuestros recursos minerales de acuerdo con los intereses del país.
También comienzan a profundizarse los estudios de la historia entre los cuales se eleva a nivel nacional las minas de cobre de El Cobre, símbolo de la explotación colonial y que como consecuencia del brutal trabajo esclavo dio lugar al cimarronaje.
El inicio del cimarronaje como hecho del simbolismo patriótico y de las más importantes protestas esclavas en Cuba.
Las rebeldías y resistencias esclavas se dieron desde el mismo momento en que llegaron al hemisferio Occidental los portadores de las cadenas y los grilletes, primero para los aborígenes dueños de este archipiélago y después para los nativos de África arrancados de su tierra.
El poblado de El Cobre, como ya ha sido explicado antes, es conocido por la Virgen del Cobre, Patrona de Cuba; por las minas de este codiciado metal y por los asentamientos de cimarrones que existieron durante la colonia.
Estos hombres y mujeres ya daban las primeras luces de rebeldía y de dignidad al preferir perder la vida a ser vejados. Gritos de lucha y resistencia y de las ansias de libertad que han caracterizado siempre a los santiagueros y a todos los verdaderos cubanos.
El Cobre es la primera zona del país donde en 1731 los esclavos se sublevaron contra sus amos y se establecieron en las montañas aledañas. Expresión de las primeras manifestaciones de cimarronaje en América.
Por lo general el vocablo cimarrón se utilizó en el continente americano durante la época colonial para denominar a aquellos esclavos que optaban por escapar de la severa explotación a que eran sometidos.
En Cuba, el cimarrón se vincula también a la palabra palenque, sitio de asentamiento de los fugitivos, perseguidos constantemente por los rancheadores al servicio de los colonizadores y encargados de capturar a los esclavos rebeldes.
No hay dudas que las fugas de los esclavos es el resultado de las primeras acciones drásticas de rebeldía, y estas minas de cobre fueron elprincipal foco de estas manifestaciones.
El cimarronaje demuestra un profundo contenido de la lucha de clases. Los esclavos africanos (ya que los aborígenes habían sido en la práctica aniquilados) y sus descendientes sostuvieron una batalla ejemplar contra la esclavitud de la que fueron víctimas. Estos rebeldes constituían una amenaza para la estructura socioeconómica colonial que descansaba en su fuerza de trabajo.
El fenómeno de la esclavitud, presente en la mayor de Las Antillas durante años, dejó una profunda huella en la sociedad que llega hasta la actualidad de la mano de tradiciones, costumbres y ritos. De ahí la importancia de perpetuar un símbolo a aquella cultura soberbia de rebeldía.
El Monumento al Cimarrón, esculpido en hierro y bronce por Alberto Lescay, se levanta en recuerdo a aquellos hechos y a la revuelta de esclavos mineros del cobre del siglo XVII y es hoy parte integrante de la Ruta del Esclavo en la isla.
Situado en la localidad de El Cobre, en un lugar severamente golpeado por la extracción minera durante siglos, se levanta la estatua conmemorativa erigida en lo alto de un cerro cercano al Santuario. El monumento es un punto de escala y reflexión sobre el valor que en todos los tiempos tiene la resistencia y la rebeldía frente a las acciones de opresión y de injusticia.
Desde esta colina, nombrada Loma del Cimarrón, a la que se puede acceder a través de 333 escalones, se puede observar también el santuario erigido a la Patrona de Cuba, la Virgen de la Caridad del Cobre, así como los senderos y sitios que fueron declarados Monumento Nacional del Patrimonio cubano.
Este Patrimonio Nacional es de gran excepcionalidad. Él es un verdadero Paisaje en toda la extensión de la palabra. Él se forma y proyecta en el espacio y en el tiempo. Alberga una amplia diversidad de valores espirituales y materiales, entre estos: religiosos, geográficos, geológicos, industriales, sociales, culturales, patrióticos, humanos, históricos, y también estéticos ya que brindaademás hermosas vistas que fueron testigos de hechos trascendentales, comolas revueltas que protagonizaron los esclavos en busca de su libertad y de la felicidad.
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