El Paisaje Cultural Las Terrazas: forma y esencia de un Monumento Nacional


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Hermosa la celebración el pasado 28 de febrero, cuando fue leída en Las Terrazas la Declaratoria que acredita a este Paisaje Cultural como Monumento Nacional, el cual está ubicado en el corazón de la Sierra del Rosario, perteneciente a la actual provincia de Artemisa.

Su comunidad, fundada justo hace 49 años, ha dado muestras durante todo este período de que cuando hay integración el patrimonio no solo se conserva, sino que se enraíza y se enriquece, para sí y para el mundo.

Entre las actividades desarrolladas generadora de emociones en esta fiesta de la cultura, estuvo la visualización documental de Archivo de Las Terrazas, memoria e historia de un Paisaje Cultural, el cual mostró, cuanta inteligencia y esfuerzo se necesitó para transformar un entorno en armonía con la naturaleza. Se dice fácil, pero lograrlo implica pensamiento y tesón, práctica, y también teoría, que la una sin la otra, no llegan lejos.

Ah!, y una cuota de sueños, en realidad muchas cuotas de sueño… y la voluntad de alcanzarlos.

Es por ello que la Declaratoria fue un merecido reconocimiento, pero no un fin, sino el estímulo para el perfeccionamiento constante de los procesos, sobre las raíces históricas de su esencia, creada para el mejoramiento de vida de la población que se encontraba dispersa en la zona.

En homenaje y como parte de su Gira por los Barrios, Silvio Rodríguez sedujo a los presentes con sus temas siempre conmovedores y simbólicos. Es que lo autóctono emociona, y para el cubano Silvio es sentido de pertenencia, en sus canciones se expresa parte de la identidad nacional. También, Fernando Bécquer deleitó a los presentes con sus interpretaciones.

Sirva este día además para reconocer la labor de un grupo de especialistas anónimos, sin tanta visualización en los medios, pero que de manera abnegada guían en el país todo el cuidado y promoción  del patrimonio y de los museos municipales, instituciones locales nodrizas de la identidad, cuya esencia es la educación. Ellos forman parte del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural perteneciente al Ministerio de Cultura y cuya presidenta es Sonia Virgen Pérez Mojena.

En todo este avatar merece especial reconocimiento la Comisión Nacional de Monumentos, presidida por Nilson Acosta Reyes, la cual tuvo la responsabilidad del análisis del proceso y la toma de decisiones.

En Las Terrazas y su Declaratoria destacan varios elementos trascendentes, uno de ellos es la belleza paisajística, acrecentada por sus diversas cotas que permiten visuales desde diferentes ángulos, dando una diversidad de atractivas perspectivas. Singular es además su biota, diversa y típica, que junto a su clima hacen un entorno donde se integra lo material y lo espiritual, dos dimensiones de un mismo ser, el humano.

Cuba, en su afán de conservar la vida, en el sentido más amplio de esta palabra, dispone de varias formas de protección de sus recursos. Para el caso de sus componentes naturales, existe, además del sistema de patrimonio del Ministerio de Cultura, el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, y aquí es de donde Las Terrazas también se nutre, ya que este sitio pertenece a la Sierra del Rosario, primera Reserva de Biosfera declarada para Cuba en 1985,  la que además ha sido declarada Área Protegida de Recursos Manejados.

Esta región posee variedad de formas geológicas, con diversos ecosistemas y hábitats que condicionan su flora cuyo endemismo  oscila entre un 11% y un 34%, y su fauna, en la cual destaca por este mismo concepto los moluscos que pueden alcanzar hasta el 40% y los anfibios y reptiles hasta un 80%.

Las Terrazas, con más de 5000 hectáreas, está ubicada hacia el centro de Reserva de la Biosfera en la provincia de Artemisa como ya fue mencionado, pero… quién quita que no esté relacionada con la diosa de igual nombre, diosa helena de la caza, de los animales salvajes, del terreno virgen, de los nacimientos y de la virginidad.

En realidad, lo que hoy se observa bien pudo ser hecho por un toque divino desde una virginidad que pareciese haber estado presentes antes de convertirse en el terreno escalonado entre lomas y en la emergencia de los bosques que hoy se contemplan.

Habrá adivinado ella el anhelo de estos hombres en crear su propio olimpo,  a semejanza de donde viviera su padre Zeus. ¿De ahí los actuales paisajes, el cuidado de los animales silvestres y el propio nacimiento de una comunidad? Pero o más seguro es que la verdadera divinidad provenga de las manos divinas y creadoras de sus mujeres y hombres y de su pensamiento y acción.

Los  valores de estos suelos son también históricos, la región de la Reserva formó parte de la mercedación y aparcelamiento de las tierras para su explotación durante los siglos XVIII y XIX, cuando la explosión o fenómeno del cultivo del café se hizo presente con el establecimiento de más de 100 colonias cafetaleras. En la actualidad  se han contabilizado más de 50 ruinas cafetaleras, frutos de aquel esplendor económico.

Es de valor histórico también por la presencia de Fidel, gran impulsor de la obra y del desarrollo del programa de la Sierra del Rosario para mejorar la calidad de los forestales y los obreros en general, así como del desarrollo económico de la zona.

Desde lo arquitectónico, es un ejemplo de creatividad en la integración de la obra humana y la naturaleza, de ahí su denominación como paisaje cultural. Es un ejemplo de respeto al ambiente y de aprovechamiento de las condiciones naturales. En ella se observa el uso de las cubiertas a dos aguas, símbolo de la arquitectura en Cuba, la ventilación, la iluminación natural, sus portales y la carpintería son también elementos destacados en el diseño, que dan la imprecisión de estar dentro y fuera de la habitación a la vez, como nos explicara la Dr. C. y arquitecta Vilma Rodríguez Tápanes, secretaria de la Comisión Nacional de Monumentos y su presidenta en La Habana, quién amablemente nos brindó una valiosa información sobre el tema.

La presencia de la vegetación natural en sus construcciones, haciendo de las mismas, islas rodeadas esta vez no de azul agua, sino de un mar verde diverso, del color de la vida. La armonía del árbol al interior de la obra constructiva, dándole, además un atractivo estético, un sentimiento que provoca placer y paz. Es, además, el silencio de la naturaleza cuyo back ground es la música del canto de los pájaros, del chirriar de los insectos, del viento moviendo el bosque, en una oscilación que embriaga y adormece para enriquecer el espíritu y querer que el viaje a Las Terrazas nunca termine.

Su valor cultural es enorme, es la cultura del hombre y la mujer de campo, en integración con la ciudad, agradeciendo además la presencia de artistas o su huella como son los casos del pintor Lester Campa y de la música de Polo Montañez, “el guajiro natural”.

Es cultura de la naturaleza, más sabia que la de la cultura occidental,  dilapidadora de los recursos naturales y su malsano paradigma de dominio de la misma. Valdrá la pena aprender del pensamiento de los pueblos originarios, y el uso, pero el respeto a la Pachamama.

La naturaleza no mata por el simple gusto de una, al final, falsa superioridad, como lo hacen los hombres civilizados desde una locomotora a una población de búfalos en Norteamérica, tal y como nos narrara Noah Seath. La naturaleza es sabia, la ecología ha demostrado que ella utiliza solo la energía necesaria y que todo se recicla, por tanto todo se aprovecha. A la “civilización” le queda mucho por mejorar en este sentido también.

La conciencia de la importancia de la actividad productiva también emerge en esta obra. Todo cuesta, hasta pestañear tiene un gasto en la expresión económica, aunque sea ínfimo, se requiere energía, y esa se obtuvo de los alimentos, que fueron producidos o colectados, para lo cual se requirió consumo de combustible que hubo de producirse a cierto costo y así su encadenamiento correspondiente, por solo citar un caso.

Todo lo cual lleva a considerar la necesidad de la perdurabilidad del proceso en el tiempo, o como es más común decir, su sostenibilidad y la distribución equitativa de las riqueza así generadas. Ello equivale a mantener los valores del patrimonio natural y cultural, lo cual es otro mérito de Las Terrazas… y su desarrollo turístico, tomando en cuenta que el propósito primigenio es social y por tanto, deberá ser de evaluación permanente que existan posibilidades para el cubano de menor ingreso económico, pues si no al final, se estaría olvidando la historia que esta obra se hizo con los humildes y, la esencia de la revolución, que es por los humildes y para los humildes.

Lo social para la comunidad de este Monumento Nacional es evidente, es parte del pensamiento presente desde el comienzo mismo de la revolución cubana, acercar la condiciones y calidad de vida de lo mejor de la ciudad al campo, posibilitar el estímulo a la permanencia, en acercarnos a la máxima felicidad posible y mostrar un ventana de los valores del campo para la salud física y mental, en contraposición a espacios donde predomina el cemento. No obstante, es tan fuerte la naturaleza que a falta del verde natural en áreas urbanas, se delinean en capiteles las flores y frutos que tanto se necesitan ver.

En Las Terrazas, se demuestra que se pueden mejorar y desarrollar muchas cosas, y que el principal recurso con que cuenta el ser humano es su conciencia.


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