El Periódico Patria, un instrumento para la batalla por la independencia


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“la prensa no es aprobación bondadosa o ira insultante;

es proposición, estudio, examen y consejo”

José Martí

 

Patria nace para juntar y amar, y para vivir en la pasión de la verdad”

Del número inicial del periódico

 

En el largo batallar de los patriotas cubanos por obtener la independencia de España durante el siglo XIX, la creación y utilización de la prensa fue un valioso recurso sostenido en el tiempo. En la primera guerra, Carlos Manuel de Céspedes fundó El Cubano Libre apenas conquistó la ciudad de Bayamo, en octubre de 1868, a inicios de la contienda y lo convirtió en la voz del independentismo insular. Para Céspedes, la prensa era “la antorcha que ilumina el universo”, lo que evidencia la alta ponderación que tenía acerca de su rol social. Otros periódicos (más de una decena) fueron fundados entre 1868-78 por los patriotas, aunque ninguno fue tan importante como El Cubano Libre.

José Martí, después de trabajar en diversos periódicos y revistas en los países donde residió, fundó Patria el 14 de marzo de 1892, en la ciudad de Nueva York. No era esta solo una acción de comunicación a favor de la guerra que se proponía iniciar, sino que también constituía una acción cultural en su sentido más amplio, pues como dijo con claridad, “En el periódico, en la cátedra, en la academia, debe llevarse adelante el estudio de los factores reales del país”. Era, también, para él, una herramienta de investigación y conocimiento de la identidad y raíces culturales del pueblo cubano (o mejor, de los pueblos del continente). Investigar, he ahí una de las más sostenidas labores que el prócer realizó durante su corta pero fecunda existencia. Pero sin dudas, al momento de su creación, el factor predominante era la contribución que Patria podía hacer en favor de la causa independentista.

Hay dos formas útiles para entender la comprensión de Martí sobre el papel de la prensa, una es analizando sus artículos y crónicas, y apreciando la estructura y contenidos de Patria; la otra, no menos importante, es seguir de cerca sus opiniones sobre los medios. De una y otra se puede colegir la enorme importancia que dio el patriota a la prensa en su batallar político.

Atendamos a algunos de sus criterios sobre el periodismo y sus funciones: “No es el oficio de la prensa periódica informar ligera y frívolamente sobre los hechos que acaecen, o censurarlos con mayor suma de afecto y admiración”. O este más extenso: “Tiene la prensa periódica altísimas misiones: es la una explicar en la paz, y en la lucha fortalecer y aconsejar: es la otra hacer estudio de las graves necesidades del país, fundar sus mejoras, facilitar así la obra a la administración que rige (…) que ayude la prensa periódica a los que gobiernan, señalando y presentando estudiadas las cuestiones que han menester más seria y urgente reforma”. Quizá más abarcador y emblemático es su conceptual “El periódico es la vida”, escrito en una carta a su amigo Gonzalo de Quesada (uno de los colaboradores más activos de Patria), ya en el último tramo de su vida. Se puede colegir entonces, que para su visión de la cultura patriótica y de la batalla independentista, el periódico, como cualquier otro medio de comunicación al servicio de la causa, era un instrumento de muchísimo valor.

El primer número de Patria fue costeado por los obreros tabaqueros de Nueva York. Martí no figura en él como director ni aparece registrado como órgano del Partido Revolucionario Cubano, sin embargo, en ese primer número sí están expuestas las bases del partido y un artículo, “Nuestras Ideas”, que, como bien escribió Jorge Mañach en su notable biografía de Martí “no necesitaba firma” para reconocer la autoría de su pluma. En ese texto está expresado el ideario esencial de la revolución y de la guerra necesaria como su instrumento o corolario.

Todo lo conceptual posible y sintético en el orden humanístico y republicano de José Martí fue recogido en ese primer número de Patria y, en particular en dicho artículo: su sentido de ala y de raíz, su visión de integración racial del cubano y de apoyo al negro, su concepto de justicia y democracia, también del amor; no dejó fuera la tan defendida solidaridad con Puerto Rico. Es un texto aglutinador e inclusivo por completo, como fue siempre el Maestro en su prédica revolucionaria, sumando y sumando constantemente para la causa cubana. Ese artículo de varias columnas es un texto emblemático del pensamiento martiano y con él abre su autor el camino al periódico, a su periódico o quizá sería mejor decir, al periódico de la revolución. El hecho de no haber querido identificar al medio como órgano del Partido Revolucionario Cubano (en realidad el partido se constituyó un mes después) exhibe una mesurada decisión de no dejar en la cuneta a otros periódicos que, en la emigración, también abogaban por la revolución y de evitar una acusación de las autoridades coloniales al gobierno de los Estados Unidos sobre la violación de la ley de neutralidad norteamericana.

El periódico constaba de cuatro páginas a cuatro columnas, con un tamaño poco usual para el presente (52 por 36 cm). Inicialmente salía los sábados a un precio de cinco centavos. Los tabaqueros de Tampa y Cayo Hueso contribuyeron en mucho a la existencia del medio, así como intelectuales cubanos y puertorriqueños residentes en Nueva York. En ese número inicial también se daba noticia de la visita efectuada por Martí a Tampa y Cayo Hueso, de la creación de nuevos clubes patrióticos en ciudades como Filadelfia y Atlanta y sobre una sesión del Club Borinquen, en la que se expresó la adhesión del mismo al Partido Revolucionario Cubano.

El ya largo camino de fecunda y estrecha asociación entre Martí y la imprenta tuvo en Patria una suerte de consumación. En el periódico independentista se materializó una labor de equipo en la que el organizador nato que era Martí tuvo una nueva manera de realizarse: editores, redactores, linotipistas, marcadores, escritores, empaquetadores, todos, respondieron a la urgencia de crear un periódico revolucionario en su forma y contenido. Martí fue el líder natural de aquel colectivo y el traductor de saberes con su afilada prosa. Periodista experimentado, Martí había hecho de esta profesión uno de los centros de su vida literaria, política y cultural (la mayor parte de su voluminosa escritura fue la periodística), no por gusto Pedro Henríquez Ureña, que conoció muy bien esa actividad y la estudió a fondo, expresó: “Su obra es periodismo, pero periodismo elevado a un nivel artístico como jamás se había visto en español, ni probablemente en ningún otro idioma”.


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