Cuando en el lejano 1929 el “poeta del son” Ignacito Piñeiro, con ese amor por su música cubana expresó: “¡El Son es lo más sublime, para el alma divertir!”, nos dejaría un legado musical que ha llegado hasta nuestros días como faro de la buena música. Sí, hace ya 90 años creó uno de sus sones más difundidos y versionados a formatos instrumentales y ritmos actuales, desde lo sinfónico hasta el rock, especialmente cantado a tiempo de Salsa por Oscar D´León.
Hasta donde sabemos es el son cubano creado en tres países diferentes. La historia se inició cuando el Septeto Nacional de Cuba es contratado, en junio de 1929, para participar junto a otros artistas, en el Pabellón de Cuba en la Exposición Iberoamericana de Sevilla, España. Parten el día martes 18 del puerto marítimo de La Habana en el Buque Vapor S. S. Cristóbal Colón, con destino a Nueva York y la intención de realizar algunas grabaciones con la Columbia Records, para continuar finalmente a España. La llegada a Nueva York se realiza el 21 de junio. (1)
Por una mala maniobra en la bahía de Nueva York el barco encalló y sufrió averías en sus máquinas. Esto impidió que pudieran bajar a tierra como estaba planificado, motivo por el cual no realizan las grabaciones contratadas desde Cuba.
Durante la espera de tres largos días que duró la reparación del barco fueron visitados por algunos empresarios de la Compañía Columbia y amigos, “entonces Piñeiro empezó a sacar Suavecito, que dedica a la hija de un compadre de Nueva York. El tema musical lo comenzó en Cuba, pero a la hija del amigo le gustaba mucho, y cuando los visitaba en el barco hasta llegó a bailar en los ensayos del número. Piñeiro le dedicó uno de los versos a esa muchacha:
A ti te gusta mucho Carola,
El Son de altura,
Con sabrosura,
Bailarlo a solas,
El Son es lo más sublime,
Para el alma divertir,
Se debería de morir,
Quien por bueno no lo estime. (2)
Iniciado su creación en La Habana, completado en Nueva York y terminado en Sevilla, España, el son habanero Suavecito, o conocido también como El son de altura, la verdadera historia de este título fue revelada años más tarde por el trompetista del Septeto Nacional —transcriptor de la obra, Lázaro Herrera Díaz—; su inspiración, cómo surgió en La Habana en 1929, y terminó de escribirse en España. Más tarde Ignacio Piñeiro, su autor, le agregó partes en Nueva York. Pero de eso poco se ha sabido.
El joven cantante Cheo Jiménez, con sólo 18 años de edad, penosamente fallece a bordo del barco, el día 2 de julio, en espera de reanudar el viaje a España. “Estando encallado el barco, estaba abajo con los maquinistas, donde había un calor horrible, mirando como hacían para sacarlo. Como estaba sin camisa, y había mucho frío afuera, al subir yo le digo: “tú estabas bastante caliente, ponte algo,” y él me dice: “que va, si lo que quiero es coger fresco”. No resistió nada, quedó entre mis brazos, yo halándole la lengua, así murió en unas horas. Se avisó al presidente de Cuba, que era Machado, pero no contestó nada, entonces hicieron un sarcófago de zinc bien cerrado, envuelto en la bandera cubana y al mediodía lo lanzamos al agua, en pleno Atlántico.” (3)
Cheo Jiménez, como buen Abakuá, fue despedido según corresponde de sus okobios Ignacio, De La Cruz y Agustín. El excelentísimo cantante José Jiménez, quien en opinión de Abelardo Barroso y Miguelito Cuní, fue la voz más grande del Son de todos los tiempos, conmovió profundamente a sus compañeros de viaje de tal manera que nunca Ignacio Piñeiro pudo dedicarle una canción y pocas veces los allí presentes hablarán de ello.
LLEGADA A ESPAÑA. 1929.
El Septeto Nacional de Cuba llega al puerto de la ciudad de Vigo, España, a principios de julio, procedente de Nueva York, integrado por Ignacio Piñeiro Martínez, director y contrabajo; Juan I. De La Cruz Hermida, voz prima (tenor) y claves; Bienvenido León, voz segunda y maracas; Francisco González Solares “Panchito Chevrolet”, tres; Agustín Gutiérrez Brito, bongó; Eutimio Constantín Guilarte, guitarra y Lázaro Herrera Díaz, trompeta. En sus presentaciones actuaron además la pareja de baile conformada por el bongosero Agustín Gutiérrez y Urbana Troche, así como las rumberas Mercedes Rodríguez, Esther Hernández y Mercedes Lozano.
En Vigo fueron recibidos por el embajador de Cuba e informados del aplazamiento de su participación hasta el mes de octubre, motivo por el cual realizan contrato de representación exclusiva con la Agencia SEDECA de Madrid, que se extendió a más de cuatro meses por distintas regiones de la península ibérica, con la condición de priorizar las presentaciones en el territorio asturiano, donde Ignacio tenía especial interés en visitar, por su ascendencia.
Con la firma de este contrato, todo parece indicar, el Septeto Nacional por cuestiones puramente comerciales es presentado con el lema de Septeto Nacional Cubano, los Champion del son cubano, donde en 50 minutos de espectáculo daban una visión integral de la música cubana interpretando boleros, clave, punto cubano, canciones, son-rumbas, guajiras y guarachas con la participación de la rumbera Urbana Troche. Esta mulata cautivó la atención con sus sensuales movimientos y excelentes coreografías, además de su esbelta y bien dotada figura, junto a su compañero de baile Agustín “Manana” quien, mezclando la rumba con movimientos del Diablito (Íreme) Abakuá sorprendía gratamente, respondiendo a los provocativos y picarescos gestos de Urbana como parte del espectáculo. “Los siete caballeros y la simpatiquísima mulata que conforman la agrupación, demostraron que han sabido recoger fielmente la nota de pura raigambre cubana, para luego irla presentando en toda su belleza. Los aplausos de los concurrentes premiaron su afortunada interpretación.” (4)
LOS SUAVECITOS INAUGURAN LA FERIA IBEROAMERICANA DE SEVILLA, 1929.
La necesidad de cubrir largas jornadas de música en el Pabellón de Cuba hizo que el Septeto Nacional se desdoblara en un Conjunto Artístico de Espectáculo, conformaron pareja de baile con Agustín Gutiérrez, con la participación de las rumberas Mercedes Rodríguez, Esther Hernández y Mercedes Lozano, al tiempo que Bienvenido León, Juan de la Cruz y Eutimio Constantín rememoraban su antológico trío de la trova, así como no faltó la inclusión de las descargas de Rumba a manos de Ignacio, Agustín, y el resto de los integrantes.
El Son Suavecito fue la obra que inauguró la actuación del Septeto Nacional en la Feria de Sevilla” (5), el día 5 de octubre de 1929 y que se prolongó por un mes en el Pabellón de Cuba. “El día 11 de octubre de 1929 el periódico La Unión de Sevilla, resaltaba en la semana de la Exposición la “Medalla de Oro” y la Mención Honorífica (diploma) concedida al Septeto Nacional Cubano por los éxitos cosechados en la Feria” (6), “Nosotros mandamos el premio para Cuba y no supimos que hizo Machado (7) con él (se refiere al Presidente de Cuba). Dicen que era una medalla de oro, pero no llegó nunca a manos de Juan de la Cruz o Piñeiro”. (8)
Por su calidad artística y los éxitos alcanzados se ganan el calificativo de “Los embajadores del folklore cubano en Europa”, acreditado con la entrega de un estandarte o bandera triangular y diploma como constancia de tan distinguido título honorífico. En dicho diploma se puede leer: “España. Exposición Ibero Americana. Sevilla 1929 – 1930. El jurado superior de Recompensas ha concedido Mención Honorífica a D. Ignacio Piñeiro. Expositor grupo: 1ª clase: 4ª por sus composiciones de música popular cubana.”
El premio a la obra musical de la exposición fue otorgado a la interpretación por el Sexteto Nacional del son titulado De mi Cubita es el mango, del compositor Rosendo Ruíz. Participan en la filmación del documental La Feria de Sevilla, durante sus actuaciones para la compañía SEDECA.
Durante su estancia en la Feria de Sevilla, Piñeiro, termina de conformar el tema Suavecito con el arreglo musical definitivo, al agregarle la estrofa:
Una linda Sevillana,
Le dijo a su maridito,
Me vuelvo loca chiquito,
Por la música cubana.
Inspirado, al parecer, por una anécdota de una mujer sevillana asidua a las presentaciones del Septeto Nacional en el mes que permanecieron trabajando en el Pabellón de Cuba en la Feria.
Desde su llegada a España en sus actuaciones era interpretado Suavecito, siendo del agrado de los asistentes, tanto que en la ciudad de Oviedo, Asturias, empezaron a promocionarlos como “los suavecitos” por la simpatía del cadencioso son habanero de Ignacio Piñeiro.
Terminada la participación en la Feria regresan al puerto de la ciudad de Vigo a principios de noviembre con destino a Nueva York, y hacen una breve estancia donde realizan nuevas grabaciones, en esta ocasión, con la discográfica Brunswick, los sones: Suavecito e Incitadora Región, de Ignacio Piñeiro. Debido al éxito alcanzado durante la Feria de Sevilla por el tema Suavecito, es que se decide, por vez primera, grabar en Nueva York esta obra de Ignacito. (9) No obstante a esta afirmación del trompetista Lázaro “El Pecoso” Herrera, la grabación a que se refiere hasta el momento no ha sido localizada, pero sí la que corresponde a Brunswick, de 1931 en La Habana, cantada por Alfredito Valdés. En las grabaciones realizadas el 3 de octubre en Madrid ni fue incluida esta exitosa pieza musical.
SUAVECITO (10)
A ti te gusta mucho Carola,
El Son de altura,
Con sabrosura,
Bailarlo a solas.
Lo mismo aprisa que despacito,
Cuando lo bailas,
Con tu chiquito,
Contenta dices.
Suavecito, suavecito (coro)
Una linda Sevillana,
Le dijo a su maridito,
Me vuelvo loca chiquito,
Por la música cubana.
El Son es lo más sublime,
Para el alma divertir,
Se debería de morir,
Quien por bueno no lo estime.
Desde su estreno la fama acompañó a este tema devenido hasta nuestros días como clásico de la música cubana y conocido con el título popular de El son de Altura.
NOTAS:
- Michael Avalos. Viajes al Exterior por Buque de Vapor de Sextetos y Septetos Cubanos, "Florida Passenger Lists" 1926-1933.
- Lázaro Herrera Díaz. Entrevista de Ivor Miller. La Habana, Cuba. 1999. Pág. 9.
- Lázaro Herrera Díaz. Entrevista de Ivor Miller. La Habana. Cuba. 1999. Pág. 9.
- Periódico de Oviedo. Música Típica. 30 de agosto de 1929. España.
- Juan Manuel Villar Paredes. Notas al CD ¡Échale Salsita! ARTEX. S.A. 1993. Bajo licencia Egrem.
- Fernando M. de la Puente Hevia. Tras la huella del Asturias patria querida. Asturias. 2006. Pág. 25.
- Gerardo Machado, presidente de la República de Cuba y derrocado del poder en 1933.
- Lázaro Herrera Díaz. Entrevista de Ivor Millar. La Habana. 1999. Pág. 10-11.
- Lázaro Herrera Díaz. Entrevista de Ivor Miller. Libro de Notas. La Habana. 1999. Pág. 10-11.
- Suavecito. Género: Son. Autor: Ignacio Piñeiro Martínez. 1929, España. T-043.000.599-4 (ACDAM)
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