“A partir de la lectura de José Martí hecha por Lezama Lima, realiza la propia. En un doble ejercicio interpreta y aprovecha también otras que le precedieron, y presenta la suya que se revela como una ardua tarea de recepción literaria (…) También realiza una contribución al examen de las obras del Héroe Nacional de Cuba y del principal armador del Grupo Orígenes y uno de los más agudos analistas de la producción del Apóstol (…) Este volumen constituye una nueva muestra de la creación fuerte e independiente de la escritora Caridad Atencio Mendoza”.
Así expresó en la sede del Centro de Estudios Martianos (CEM), en esta capital, la profesora universitaria doctora María Elena Capó Ortega, durante la presentación del libro José Martí y Lezama Lima: la poesía como vaso comunicante, de la investigadora y poeta Caridad Atencio Mendoza, publicado por la Editorial Unicornio,
de la provincia occidental de Artemisa.
Nacida en La Habana en 1963, la licenciada de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana, Caridad Atencio Mendoza concedió una entrevista al Periódico digital Cubarte donde valoró diversos aspectos de su trabajo como poeta, investigadora y crítica literaria.
¿Cómo surge la idea de este volumen?
- El presente libro es el resultado de otros anteriores como es el caso de Los cuadernos de apuntes o la legitimación de la escritura, referido al proceso de formación y sedimentación de los saberes poéticos en Martí. Luego de haberlo escrito realicé igual operación con los Apuntes de hojas sueltas de José Martí. Libro de escrituras rotas y de la memoria, obra inédita aún pero recientemente aprobada por la Editorial Oriente. A partir de aquí y a sabiendas de la presencia del Apóstol en la obra de Lezama Lima, fue que decidí estudiar los diarios de este último referidos al tema de la poesía, y demostrar cómo las ideas de su poesía parten de ideas martianas. Demostrar la existencia de una especie de intensificaciones del pensamiento martiano en los cuadernos de apuntes de Lezama. Así descubrí la existencia de una estrecha relación entre poesía y filosofía, poesía e historia y entre poesía y ciencias.
Asimismo considero este libro como una ardua aventura intelectual y de recepción, al ser el pensamiento de Lezama bastante difícil, elevado con una gran diversidad de referentes culturales.
Por otra parte, casi siempre cuando estudio a un autor contemporáneo le encuentro huellas del sistema de imágenes poéticas de José Martí. Esta influencia martiana también la he percibido en los cantantes cubanos de la nueva trova. Este último un aspecto sobre el cual también podría investigarse.
-¿Cómo vería a Martí- poeta en estos momentos?
Lo vería como lo que siempre ha sido y será: nuestro mayor poeta. Y esto lo he podido corroborar gracias a tantos años de estudio e investigación de la vida y la obra de nuestro Héroe Nacional. De su fecunda e inmensa riqueza de su escritura, por la gran amalgama de movimientos literarios que existen en la obra de toda su vida como pueden ser el clasicismo, el neoclasicismo, el romanticismo, la literatura española con toda su riqueza, la poesía y la literatura del siglo XX, de la cual Martí es anunciador…
-¿Algún otro título de su autoría para el futuro inmediato?
Actualmente estoy confeccionando el libro Polvo de Alas de Mariposa, un poemario del Apóstol que dejó inconcluso; con mi trabajo trato de demostrar la representatividad de este volumen como legítimo eslabón de la poesía martiana. En Polvo de…el concepto del amor es de gran importancia.
-Para Caridad Atencio, ¿el interés hacia la poesía, radica tan sólo en la obra martiana?
Radica también en los autores contemporáneos, en personas de mi generación. Influencias tengo de todos y, a la vez, de ninguno. Toda poesía, toda literatura bien escrita constituye una apertura al mundo. Quiero acotar que “el trabajo u oficio de un escritor es un sacerdocio”. Sin embargo, en ocasiones las personas prefieren figurar o ser reconocidos, y no consumir las horas que exige este ejercicio. Otras veces puede ocurrir que no tienes el reconocimiento que tu obra merece, mas nunca puedes desconocer que ella constituye un sacerdocio, un éxtasis para ti y un sacrificio también para quienes te rodean. En mi caso, empecé un poco tarde a escribir (quince años de edad), y gracias a una tía –acerca de quien escribí en mi título El libro de los sentidos, Premio de la Crítica--, que me puso a copiar fragmentos de La Edad de Oro con vista a que lograse una buena escritura. Así surgió mi amor hacia la literatura y, años después, el primer libro que publiqué: Los viles aislamientos, Premio Los Pinos Nuevos en 1996. En lo adelante como escritora, siempre he tratado de darle rienda suelta a mi vocación y a tratar de encausarla.
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