Mis primeras palabras de profunda admiración están dirigidas a todos los homenajeados que nos acompañan en esta memorable tarde, ocasión donde las emociones se agolpan una tras otra porque sencillamente no caben en este recinto. Inclino el seño en respetuosa reverencia ante cada uno de ustedes, por la inspirada historia de vida que los distingue individualmente en su entrega al arte.

Para el Apóstol José Martí “no hay mayor hermosura que el agradecimiento, ni paga más merecida que le sirve una nación a los que se quedaron por defenderla sin piernas, ni brazos. Ante la intensidad de semejante imagen del amor a la patria plasmada por el Maestro en esta cita, esto es precisamente, estimados y queridos colegas, lo que hacemos cada uno de nosotros desde nuestras diferentes perspectivas de realización profesional: amarla tanto que, aunque incluso nos quedáramos sin piernas ni brazos, la seguiremos defendiendo todavía.

Puede que no nos percatemos claramente del símil que acabo de hacer, por estar cada cual sumido en nuestros modestos empeños a desarrollar, pero tanto la relevante actriz como el fotógrafo oportuno, así como la intérprete de la hermosa voz, el incansable productor al igual que el trovador humorista o el trovador de los niños sin dejar fuera a los exigentes directores de grupos y mucho menos no olvidar al reflexivo critico que recoge el imprescindible testimonio de estos tiempos, todos ellos al igual que el resto, no sabemos de otra cosa que no sea el de dejar la vida en todo lo que hacemos.

Pero lo verdaderamente conmovedor, es que este reconocimiento se nos haga en el marco del 50 Aniversario del Movimiento de la Nueva Trova, sublime movimiento artístico cuya trascendencia se ha convertido en un acto de fe para la nación cubana en todo su esplendor.

Si en un inicio se valoró como la necesidad de agrupar en un movimiento a todos los trovadores dispersos en el país, no pasó mucho tiempo sin que se hiciera cada vez más evidente que todo aquello relacionado artísticamente con la Nueva Trova, está bajo el signo de la pasión, el de la belleza y el del arraigo a nuestra identidad como pueblo.

Por lo tanto, es obvio que cada uno de nosotros nos veamos como componentes de esta histórica movida intelectual de cincuenta años, marcada por un lenguaje que nos ha nutrido de elevados valores humanistas en todas sus manifestaciones, complicidad de la cual nos sentimos sumamente orgullosos.

Quisiera terminar estas palabras en nombre de los homenajeados con una cita martiana que expresa el sentir de todos nosotros:

“Darse, decía el Maestro, no esperar a que se nos den. Hacer el bien por la alegría que sentimos en haberlo hecho, y no por el que nos pudiera venir de él”.

Precisamente, si estamos aquí es porque hicimos el bien sin imaginar ni por asomo que un día, estaríamos disfrutando de un inolvidable momento como este. Muchas Gracias y un feliz nuevo año de 2023 para todos.

Foto: Juan Carlos Borjas