La fiesta de los libros en Cuba, dedicada a la hermana República de Colombia, decide realizar su bello recorrer por nuestras provincias.
La Feria Internacional del Libro, el más importante evento cultural en nuestro país, sigue convocando a la lectura y al crecimiento humano.
El gran Eliseo Diego parece que aún está aquí con nosotros. Murió en México el 1ro de marzo de 1994.
Una vez, allá por 2014, en el Centenario de este gran cubano, escribí: “Raimundo Lazo comentaba en los años cincuenta del pasado siglo que Eliseo era un poeta de llano y viviente lirismo, de evocación y de nostalgia, que humanizaba la poesía de la época”.
Además de muchos otros, fue en 1986 cuando obtiene el Premio Nacional de Literatura; y en 1993 obtiene el Premio Internacional de Literatura Latinoamericana y del Caribe “Juan Rulfo”, otorgado por diferentes instituciones económicas y culturales de la hermana República de México.
Ahora, de nuevo con sus reconocimientos y sus libros, anda mostrándolos por distintos sitios de nuestro país.
Los amigos de Colombia, México y de otras latitudes disfrutan sus textos y, junto a nosotros, lo admiramos y compartimos con él sus ideas y emociones.
Por cierto, sería interesante que mis lectores supieran que en Cali, Colombia, en La Universidad del Valle, recibió el título de Dr. Honoris Causa. Muy feliz se sintió el cubano al recibir el bello galardón.
Es importante que se sepa también que era Eliseo Diego realmente muy joven cuando incursionó en la narrativa para niños. Dicen que aún no se había graduado del Instituto de La Habana, sitio dondL cursó el bachillerato. Siempre le gustó enseñar y hasta estudió Pedagogía. Ahora que se efectuó en la Habana, en honor a Martí, la V Conferencia Por el Equilibrio del Mundo, y el próximo sobre Pedagogía, la huella dejada por Eliseo Diego, en la Biblioteca Nacional, es como una luz en la memoria que siempre nos ilumina.
Fue un gran orgullo para nuestra cultura que Eliseo fuera nuestro. Fue tan reconocido en Nuestra América y en el Mundo. Más de veinte textos para adultos y niños, en ediciones y reediciones, prosas poéticas, traducciones de textos, cuentos, conferencias avalan su quehacer.
Viajó por Estados Unidos, muy joven por Francia y Suiza, después, por la antigua Unión de Repúblicas Soviéticas, Hungría, Suecia, Bulgaria, Nicaragua, Venezuela, Colombia y México.
Octavio Paz al enterarse de la muerte del poeta, exclamó: “Solo le faltaba la muerte a Eliseo Diego para que el cubano se convirtiera en leyenda de la literatura latinoamericana”.
¿Sabía usted amigo lector que Eliseo era familia de Cintio Vitier? Su esposa Bella era hermana de Fina, la poeta, mamá de los Vitier. Una familia de hondas raíces, de profundas resonancias literarias.
Dicen que Cintio y Eliseo eran grandes amigos, y que cuando salió a la luz el primer número de la revista Orígenes, la misma había sido fundada por Lezama Lima y Rodríguez Feo y que allí con ellos estaba Eliseo Diego junto a Cintio, Fina, Smith, Gaztelu, Gastón Baquero, Virgilio Piñera y otros prestigiosos poetas y artistas de la época, todos los cuales constituyeron el Grupo Orígenes.
De todos sus poemarios, desde muy joven hice mío En la Calzada de Jesús del Monte porque siempre le vi la esencia fundacional de su poética.
Otros de sus libros, para citar algunos, son El oscuro esplendor y Los días de tu vida. Resultan profundizaciones poéticas de esa espiritualidad que siempre caracterizó al poeta, y que lo acerca cada día más a sí mismo, a ese ser aprehensivo que lo atrapa, la fugacidad de la vida, la soledad y el sueño.
A medida que desarrolla su creación, se observa una profundización de su mundo poético:
Es un barco feliz, una victoria,
Una ciudad, el árbol mismo
de la vida, un paraíso,
tumulto de la nube que se va
por el oro final hacia el silencio!
Conoció, aquí en La Habana, a Gabriel García Márquez, el amigo colombiano, que un día expresó que era Eliseo uno de los grandes poetas que hay en lengua castellana.
Participa en la II Feria Internacional del Libro de Bogotá. Su vínculo con la hermana República de Colombia fue muy hermoso.
Ahora la Feria del Libro en La Habana no puede olvidar al gran cubano que un día estrechó lazos con el autor de Cien Años de Soledad y con la hermana República de Colombia, y todos los sentimientos de emoción solidaria de esa comunión, cuando nuestros pueblos hoy más que nunca están conscientes de la importancia del libro para ellos, y especialmente para toda Nuestra América.
Para recordarlo una vez más acudo al testamento poético de Eliseo Diego:
Y no poseyendo más que este tiempo
no poseyendo más, en fin,
que mi memoria de las noches y
su vibrante delicadeza enorme;
No poseyendo más
entre cielo y tierra que
mi memoria, que este tiempo,
decido hacer mi testamento
es este: le dejo
El tiempo, todo el tiempo.
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