Una gran bailarina es aquella que trasciende el gesto. Aquí no se habla ya en términos de pas de bourrée, de entrechat, ni de la conciencia de una posibilidad de realización humana. Una verdadera bailarina es aquella que, dominadas todas las técnicas, logra rebasarlas y, con los pies en la tierra, se eleva a un nivel que es del vuelo de Ícaro. Alicia Alonso es para mí una de las muy grandes bailarinas de esta época, habiendo alcanzado ese estado de la danza en el cual se llega más allá de la danza para convertirla en una interpretación del mundo. Me siento orgulloso de poder hablar hoy de esta gran bailarina cuyo mismo físico está marcado por la vocación profunda que lo anima y que, por eso mismo, logra integrar una mujer en el espíritu auténtico de la danza.
1970
* Publicado por primera vez en un plegable impreso por la Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1970, incluido además en: Joaquín Baquero. Alicia Alonso, La Habana, Ed. Letras Cubanas, 1984, p. 29.
Deje un comentario