“A desarrollar y profundizar, de forma novedosa y creativa, la enseñanza y aprendizaje de la Historia de Cuba y, en especial, de la Historia de la Revolución cubana, a partir de sus valores éticos, morales y políticos”, exhortó el general Fabián Escalante durante su intervención en el Panel Revolución cubana: historia y urgencias del presente en la Casa del Alba Cultural –sub sede de la Feria Internacional del Libro de La Habana 2017–, el que también contó con la presencia de destacados académicos y profesores como Luis Suárez, Tania García y Felipe Pérez.
Escalante reclamó también ser más creativos en la selección de temas y hechos históricos dirigidos a la radio y la televisión nacionales. Algunos de ellos, hasta la fecha, se han mostrado o difundido de forma insuficiente como es el caso, entre otros, de la Crisis de Octubre, situación que colocó al mundo entero al borde de una tercera confrontación, y durante la cual fueron escritas por nuestro pueblo “páginas heroicas, extraordinarias”.
“Tras mi jubilación, acotó, he tratado durante algunos años continuar defendiendo la causa de la Revolución cubana –algo que he estado haciendo toda mi vida–, y encontré que una de las formas de hacerlo es escribiendo algunos capítulos de la Historia de la Revolución cubana y, en específico, los referidos a la política de continuas agresiones y acciones subversivas de Estados Unidos contra Cuba, desde mucho antes del triunfo de la Revolución (…). Tratando de trasladar, sobre todo a las nuevas generaciones cómo nosotros percibimos aquel proceso desde muy jóvenes”.
Acerca de las urgencias del presente señaló que, independientemente a las acciones e influencia de los medios masivos de difusión, la escuela, las organizaciones sociales y políticas, “cuando en realidad confrontamos a determinados sectores juveniles nos percatamos de que, no sólo la Historia de la Revolución cubana, sino también la Historia de Cuba es conocida con alfileres prendidos con el objetivo de concurrir a una charla, o aprobar una nota final (…). La historia extraordinaria de este país, de esta revolución que se inició en 1868 (como bien dijera Fidel), no se conoce. Nuestros valores políticos, sociales, éticos, revolucionarios, patrióticos… han surgido y se han consolidado partiendo de nuestra confrontación con el enemigo imperialista, de la lectura, de la enseñanza, de nuestros padres y abuelos.
“Tengo la impresión personal, dijo, que la enseñaza de la Historia que se imparte en los distintos niveles, en especial hasta el Pre universitario, es deficiente”, al tener en cuenta que el 70% de nuestra población lo representa una generación nacida luego del triunfo de Enero de 1959”.
Puntualizó seguidamente que “dentro de la actividad de los medios masivos de difusión (salvo excepciones), existen pocos temas interesantes que atraigan como lo fuese aquel famoso serial sobre La Odisea, del realizador José Massip, el que atrajo la atención de los jóvenes. Fue un material interesante, bonito… La programación de nuestra televisión, al igual que la de radio –salvo algunas excepciones–, dirigida en específico al sector juvenil y a su formación, es pobre (…). Si meditamos, todo ello parte desde telenovelas mediocres (muy promovidas) hasta la proyección de películas cuyos directores se destacaron por su anticomunismo durante el período de la Guerra Fría. Algo que en nada tiene que ver con el objetivo de la Televisión cubana”.
En relación con el trabajo de las organizaciones de masas exhortó a la necesidad de hablar con la gente, con la base, con los de a pie, “intercambiar”; este es un escenario político, social, económico muy complejo.
Finalmente subrayó que, ante todo, se debe pensar, analizar y profundizar en la necesidad de las urgencias de sobrevivencia de la Revolución cubana, “algo que Fidel –el hombre más excepcional del siglo XX y del XXI–, en su concepto de Revolución, nos explica qué es lo que tenemos que hacer, cómo proceder. Este es el plan de trabajo del Partido, de los CDR, de la FMC, de todas nuestras organizaciones sociales y políticas con vista a: cambiar todo lo que deba ser cambiado, no mentir ni violar principios éticos, tener sentido del momento histórico en que vivimos, luchar por la igualdad y libertad plenas, ser tratados y tratar como seres humanos, emancipando y desafiando poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito nacional; ejercer y defender nuestros valores al precio que sea necesario; ser modestos, sencillos, desinteresados, altruistas, solidarios, heroicos; luchar con inteligencia; convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y de las ideas; unidad, independencia; luchar por Cuba y para el mundo, base de nuestro patriotismo, socialismo e internacionalismo.
“Hay que ir a las calles, a las gentes, hay que defender la Revolución. Nuestra trinchera es la Historia de la Revolución, y Fidel, el pensamiento abarcador, concluyente: En el pensamiento de Fidel Castro están las urgencias de nuestro presente”.
Por su parte, el profesor Felipe Pérez manifestó que en el trabajo metodológico dirigido a los estudiantes “somos partidarios que la clase de Historia debe y tiene que ser un momento de reflexión, de debate y de análisis (…). Es por ello que en nuestros programas hemos restringido lo factual con vista a interpretar procesos históricos; buscando así formas didácticas donde el alumno construya el conocimiento”.
Valoró además la necesidad de crear salas dedicadas al estudio y aprendizaje de la historia en el país –en especial en la capital–, con materiales relacionados con la Revolución en el poder, los que hoy resultan insuficientes para los profesores “quienes necesitan un mayor apoyo institucional, faltan archivos locales; los documentos sobre la Historia de la Revolución se hallan asentados en su gran mayoría en colecciones privadas (…). No obstante, con libros de Historia de la Revolución cubana, de autores prestigiosos como los profesores Arnaldo Silva y José Cantón Navarro, hemos estado trabajando hasta la fecha, y adicionándoles toda nuestra creatividad y lo que vamos buscando e investigando en la prensa plana y en bibliotecas (…). Tenemos que mejorar lo que tenemos”.
A su vez, la doctora Tania García incitó a observar la cosmovisión del futuro al que se aspira y en virtud de él “también hay que determinar cuáles son las urgencias. Mi vínculo personal junto a historiadores, sociólogos, antropólogos… junto a académicos de las Ciencias Sociales me enseñó que no podemos observar a la economía como una ciencia exacta, como se plantea y enseña en muchos países. Hay que enseñar la economía desde la cultura y, si no lo hacemos así, no podremos entender que son los valores los que sustentan los conceptos económicos y los modelos de desarrollo de nuestras urgencias”.
El politólogo e investigador doctor Luis Suárez admitió que existen determinados personajes quienes, desde el exterior, están escribiendo –en su mayoría por vía audiovisual–, una historia apócrifa sobre la Revolución cubana “con todos los vicios que ostenta la contrarrevolución (…). Estamos en medio de una batalla cultural, donde el tema de la historia se coloca nuevamente en el centro. Tenemos que emprender muchas acciones con la perspectiva del Aniversario Sesenta de la Revolución”.
“Existen vacíos historiográficos muy importantes que tenemos que emprender urgentemente”, resaltó finalmente René González Barrios, presidente del Instituto de Historia de Cuba (IHC), en intervención especial, para añadir más adelante que “hay que estar acordes a los tiempos, y estos son de info-comunicaciones. Tenemos que exponer nuestro pensamiento a las nuevas plataformas de comunicación existentes en el mundo actual. Nuestra institución está realizando muchas acciones y no son todas las necesarias pues nos sentimos aún insatisfechos. Llevados por esta situación que tiene el país, convocamos hace dos años al Primer Simposio Internacional Revolución cubana y desarrollo histórico”, donde se abordaron temas diversos entre ellos el de la esclavitud.
Informó asimismo el principal directivo del IHC que “hay que trabajar y profundizar con las fuentes”; con fuentes fidedignas, esclarecedoras y no apócrifas como lo están haciendo determinados elementos contrarrevolucionarios quienes, desde el exterior, están tratando de distorsionar y calumniar nuestra historia revolucionaria.
“El Instituto de Historia ha rescatado archivos diversos, como es el del historiador Francisco Pividal Padrón; el de Augusto Martínez Sánchez; el del glorioso comandante Camilo Cienfuegos; otros relacionados con la etapa de la Lucha contra Bandidos (LCB) y de la Campaña de Alfabetización; además del archivo de nuestros Cinco Héroes (…). Estamos también tratando de compilar documentos pertenecientes a la década del sesenta del pasado siglo, vinculados a hechos como la ayuda a los movimientos de liberación, a las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) y al Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC). Entre los grupos de estudio representativos de nuestra institución, tenemos el dedicado al estudio de la Revolución en el poder. Tenemos y debemos continuar trabajando de conjunto para enfrentar todos los problemas y unir todas nuestras fuerzas hoy más que nunca. El problema de la Historia es un problema de sobrevivencia de la Nación cubana; ser congruentes entre todos para que el discurso político se conduzca por la misma línea de la acción política”.
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