Memoria sobre la vagancia en la Isla de Cuba, de José Antonio Saco, fue presentado por la doctora, Ana Cairo, Premio Nacional de Ciencias Sociales, 2015, en el Sábado del Libro, que tuvo esta vez como escenario los portales del Museo de la Ciudad, en la Plaza de Armas.
Este volumen, que publica la editorial Ciencias Sociales, en su colección Aristas, fue escrito en Nueva York en 1930, por este escritor bayamés que culminó sus estudios en el Seminario de San Carlos, en el momento en que este recinto era el punto más alto del pensamiento criollo cubano, y que tuvo a un profesor como el presbítero Félix Varela”, apuntó la doctora Cairo.
Afirmó que Memoria sobre la vagancia en la Isla de Cuba, es una línea de pensamiento que tiene su antecedente en 1818 con el Discurso sobre la agricultura de la Habana, de Francisco de Arango y Parreño, y que se da en el grupo de los seguidores de Félix Varela que consideran que “para cambiar algo hay que saber qué usted va a cambiar. (…) Las claves de Memoria…, es un estudio que están haciendo cada uno de ellos”, y mencionó seguidamente el texto llamado Cuba en 1836, que publica en tal año Domingo del Monte.
Subrayó además que para la redacción del texto en cuestión Saco aplicó técnicas de observación que en esa época no tenían un gran desarrollo en la Isla, pero sí en los Estados Unidos, donde él se encuentra. “Está marcando desde la observación participante,- diríamos hoy-, qué está pasando en Cuba”, dijo.
Aclaró igualmente que la intención de Saco fue publicar esta pieza en Cuba, donde desde 1825 están aprobadas las facultades omnímodas de los Capitanes Generales y se gobierna en plaza sitiada, es decir en estatutos de guerra, “por lo que el autor sabe que no puede escribir para provocar, sino que tiene que aludir, insinuar, o sea hay un subdiscurso, y ahí es donde está la inteligencia del escritor; Saco está haciendo una radiografía de la sociedad colonial pero parece que está hablando de las costumbres”, significó la presentadora.
Resaltó a la par la importancia del texto atendiendo a que el escritor está “yendo de la apariencia a la esencia, y esa, planteó, es su estrategia discursiva.” Analizó a continuación que el escritor se refiere a un grupo de males de la época y así “describe las constantes de la vida colonial, la cual se fundamenta en un sistema de corrupción totalmente estructurado desde las personas hasta las autoridades”.
Comentó al mismo tiempo que el autor no pudo acusar en el texto a las autoridades abiertamente, “no podía hablar de las gallerías porque en la Plaza de Armas Dionisio Vives, el Gobernador y Capitán General de la Isla, tenía una, pero Villaverde sí lo dice en su novela Cecilia Valdés; Villaverde dice lo que Saco no podía decir”, destacó la doctora Cairo.
Posteriormente enfatizó en que el gobierno colonial, ante la amenaza de las guerras de independencia americanas, utiliza el mecanismo de la corrupción como un mecanismo de dominación, “por eso Saco dice que todo el mundo juega, porque el estado deja que todo el mundo juegue porque así están entretenidos y no piensan en otras cosas. Este gran texto es una mirada, una radiografía de la sociedad colonial y de las estrategias del poder”, declaró.
Llamó la atención la investigadora sobre la referencia que hace Saco a la educación y especialmente al tema del entretenimiento. “hace una alerta que muchos papás y mamás deberían leer, porque Saco dice que el ocio, el entretenimiento, son también formas de aprendizaje, y que cuando usted enseña al niño a jugar, está formando un corrupto y un futuro adicto”.
“Saco hace un análisis profundo para 1830 y profundo para hoy, porque nos da claves sobre la necesidad que hay de entender los sistemas de la sociedad y que nada está aislado, y que nada es inocente; hay que entender la responsabilidad familiar, la responsabilidad personal y la de las instituciones, y entender la naturaleza sistémica que tienen todos estos problemas, y esto es lo que le da perdurabilidad al texto de Saco”, subrayó.
Hacia el final la profesora sugirió a la editorial que textos como este deben siempre publicarse con un prólogo adecuado a la actualidad, “hay que regresar a los clásicos pero con prólogos de hoy”, aseguró.
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