El teatro cubano, un sin número de posibilidades de graficar identidades. Una conquista más allá de interrogantes y polémicas, un acercamiento a lo valorativo y lo cognitivo del conjunto de creaciones de los pueblos; su expresión, tradición y actuación.
Una forma dialéctica y amena de comunicar. Escenas que se vinculan no solo con el ánimo de representar, también son usadas como instrumento para exaltar los valores humanos y para transformar una realidad como reflejo de segmentos de la sociedad y de ubicarse en el núcleo de debates, en tanto entabla una responsabilidad con la historia y la actualidad.
Por esta vez, catalogada como:
«Versión infiel de una novela sobre infidelidades, obra de gran madurez que toma como punto de referencia para su escritura a un personaje antológico de la narrativa cubana, la Cecilia Valdés de Cirilo Villaverde», es nuevamente puesta en las tablas cubana. De Abelardo Estorino; uno de los más significativos dramaturgos de la literatura hispanoamericana de la segunda mitad del siglo XX, autor que en su hacer inquirió por zonas poco transitadas en la producción teatral, en la que se hace evidente un exhaustivo trabajo de investigación documental; y a cargo del Grupo Teatro D´ Dos, Parece Blanca. Una obra que ha tenido varias presentaciones en escenas y que, con montaje del propio autor, fue Premio de la Crítica a la Mejor Puesta en Escena por Teatro Estudio.
Sobre esta obra han dicho:
«Parece Blanca trata los problemas raciales en la sociedad y con diferentes recursos expresivos, delinea las relaciones de poder de una sociedad esclavista, alude a las ansias de una verdadera libertad y al deseo del cambio. Una historia que va a la búsqueda de las raíces cubanas y para ello descompone desde el interior a sus personajes. En donde convergen en armonía, el melodrama, el realismo y la comedia».
Recreándose en una estructura dramática que descansa en una técnica segura y bien llevada, la reestrenada obra consta de un montaje que hace un recorrido por los enigmas del ser humano y los conflictos que llevan a una verdadera y profunda transformación social. Desde una visión que retira las disímiles máscaras, para concentrarse en un personaje que solo tras confrontarlo, muestra la desnudez de su esencia.
Historia que encamina la lectura en un solo sentido, en donde la incorporación de planos, son el medio para revelar la esencia de los caracteres y las relaciones entre los personajes. Utiliza, además, diferentes recursos de forma efectiva para abrir la obra más allá de conflictos; pues Parece blanca enuncia un juego de apariencias, remitiendo a la convergencia de un universo donde la verdad y la mentira se trastocan.
Sin adentrarse en los ardides de la contemporaneidad, una trama se entreteje lejos de su “guión” original (el de Cirilo Villaverde). Una versión actualizada, una intención que traspasa épocas, y una lograda interpretación teatral, imponen a una cita importante para toda la urbe habanera. Pues esta puesta, va obteniendo reconocimiento como espacio de encuentro; en donde los personajes aprovechan cada arista para debatir y contar sus historias, para acercar al público a plurales vivencias, al punto de conmover, pero más que ello, reflexionar.
Una obra que pretende recrear nuevas perspectivas, de advertir sobre la búsqueda de otras posibilidades; una experimentación hacia conceptos que entremezclan géneros, pero también nuevas posiciones ante el cambio o el advenimiento de nuevos tiempos, para así mostrar matices por los que ha decidido transitar.
Sala Raquel Revuelta
Puesta en escena: Julio César Ramírez.
Producción: Teatro D´ Dos.
24/25/26 febrero 2017.
Elenco
Cecilia: Gabriela Ramírez/Yaneidys Hechevarría.
Chepilla y Nemesia: Ana Rojas.
Doña Rosa e Isabel: Irina Davidenko.
Isabel: Magdala Linares.
Leonardo y Pimienta: Egdar Medina.
Cándido: Jorge Fernández Riverón/ Leyder Puig.
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