En memoria de Alejandro García Caturla: una escuela y un país


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Una escuela de arte, de entrañable trayectoria, situada al Oeste de La Habana, ostenta con orgullo el nombre de un artista relevante en la historia de la música cubana. En su accionar diario, lleva a niños y jóvenes, por los saberes del arte musical e inmortaliza el legado de Alejandro García Caturla (Remedios, 7 de marzo de 1906 - Villa Clara, 12 de noviembre de 1940).

Es esta escuela de nivel elemental de arte una de las treinta y siete que se extienden a través del archipiélago cubano en su misión de contribuir a la formación de aquellos que garantizarán la continuidad artística de este país, que cultiva el arte y la cultura para todos, como un derecho de Nación.

El plantel, ya en camino a cumplir una centuria y enalteciendo a todos desde su prestigio, ha formado a miles de artistas de reconocida notoriedad. Han pasado por sus claustros grandes maestros y grandes artistas, cual homenaje permanente para el insigne músico, que nacido en un modesto pueblo del interior a inicios del siglo XX, dejó una valiosa obra y un ejemplo de preocupación por la educación cultural y el desarrollo de su pueblo, expresado en la creación de la Sociedad de Conciertos y orquestas en pequeñas ciudades para divulgar las obras sinfónicas de clásicos y contemporáneos entre los pobladores.

La vida y obra de Caturla es revisitada una y otra vez por aquellos que traspasan el umbral de esta escuela. Allí se conoce y ama a quien fuera compositor, violinista, director de orquesta, arreglista, aquél que podía tocar el saxofón, el clarinete y la percusión, que tenía una voz de barítono escuchada en algún que otro concierto, que cultivó también el periodismo, que fue considerado porAlejo Carpentier “el temperamento musical más rico y generoso aparecido en la isla” y que hasta juez fue, graduado de Derecho.

Se aprende también de la vida del artista, lo sorprendente y trágico de su destino final, pues a Caturla le fue segada la vida por un vulgar matón, que buscaba evitar un juicio condenatorio en 1940. Apenas contaba con 34 años el artista y se quebrantaba con tan cruel acto la pródiga existencia de ese defensor de la justicia y del arte, al ser ejecutado por un mafioso, de los que abundaba en esa turbulenta etapa de nuestra historia. Se apagaba así, a la velocidad de un disparo, la capacidad creativa de este bien nombrado “Hijo Ilustre”de la tierra de Remedios, al centro del país.

La Escuela Provincial de Música Alejandro García Caturla es, por supuesto, heredera del nombre, pero también es extraordinariamente fiel al legado del destacado profesional cubano, que alternó su amor por el arte con el amor por la justicia. No fue por tanto casual que en los mismoa inicios del proceso revolucionario en Cuba, justo en 1960, se pensara en reconocer la figura del destacado músico en un espacio académico y por más de seis décadas se han formado allí notables figuras de la música cubana.

Por estos días “la Caturla”, como le llaman, brilla con luz renovada al abrir sus puertas para continuar el curso escolar. Da rienda suelta a su hermoso encargo artístico social, solo coartado por aquello que pueda significar un riesgo en la salud de los pequeños y sus trabajadores. Hoy transita la escuela con su excelso nombre, por nuevos paradigmas educativos aparecidos en tiempos de Covid-19. Marcha caminando sólida y continuamente a por mayorcalidad de la enseñanza.

Un joven claustro, matizado por figuras de reconocida trayectoria, la mayoría graduado en esas mismas aulas, conforman un valioso claustro que garantiza la formación de talentosos niños y adolescentes, que en riguroso ejercicio de ingreso son seleccionados por sus talentos a formar parte del ejército de 8 mil 363 estudiantes que se forman en el arte, de forma gratuita, en toda Cuba.

Muchos nombres van quedando, y entre las personalidades que han estudiado en el Conservatorio sobresalen Juan Blanco, pionero de la música electroacústica en Cuba; Beatriz y Kike Corona, destacados compositores; Hernán López-Nussa, fabuloso pianista; Miriam Lay, prestigiosa profesora de Solfeo y Armonía, y Emilio Morales, pianista honorable.
Y de profesores como: Alfredo Diez Nieto (Premio Nacional de Música), quien fue el primer director de este conservatorio, y Frank Fernández (Premio Nacional de Música), compositor y pianista, entre otros músicos ilustres.

Distingue en ellos que alternan su labor profesional con la docencia y que en los repertorios, tanto de los jóvenes estudiantes, como de sus maestros, no falta una obra de Caturla, para perpetuarlo en la memoria de todos.

En su historia, importantes premios nacionales e internacionales han sido obtenidos por la escuela con el talento y desempeño de sus niños y maestros. Cerca de una decena han llegado por convocatorias online en estos dos largos meses de pandemia, por los estudiantes de guitarra y su maestro Alejandro Coira, al frente.

Al llegar este 12 de noviembre, fecha del infausto hecho de su asesinato, pasado, presente y futuro se unen en simbiosis trascendente para fortalecer la continuidad. Asomarse tras esa fachada singular de ladrillos es pisar la profunda huella en el conocimiento de la música bajo los perfiles que se estudian en el centro: piano, violín, viola, cello, flauta, oboe, clarinete, saxofón, trompeta, trompa, trombón, guitarra, contrabajo, percusión y canto coral.

Se siente en la mística del aire entonces,en la evocación, el agradecimiento del músico aquél del que se cuentan los grandes aportes, un cubano de música contemporánea, cultivador de la música afrocubana en el género sinfónico, dinámico, liberal en sus concepciones sociales y políticas, artista de vanguardia e innovador de sello auténticamente nacional.

Quedas en la memoria siempre Alejandro García Caturla, en la escuela, en tu país.



 

 


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