En un hilar de fuentes diversas


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“Ninguna mujer piensa igual a otra. Cada una transita por un camino diferente”, acentúa enfática Eidania Pérez al hablar de Imaginarios Visuales Femeninos, la exposición colectiva abierta este 7 de diciembre, en el Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño de La Habana.

Es ese el título que acompaña al conjunto de las piezas de once mujeres (chilenas y cubanas), convocadas para dialogar desde sus poéticas, y experiencias: individuales y sociales. Todas están, frente a frente, una junto a otra o sola, pero siendo parte físicamente de la totalidad; con excepción de las invitadas.

Lo obstaculizó un mal paso de la pedestre realidad, más de un año después de que echara a andar el proyecto. De manera que las piezas quedaron allende los mares, pudiendo viajar solo en video sus imágenes y el testimonio de las hacedoras, para sumarse de tal modo a la muestra.

Así vemos en un bucle infinito a Soledad Neira Mongue, Katherine Hirdalo, María Eugenia Akel, a Yto, Alicia Larraín Chaux y a Patricia Astorga Mc Intyre, desde la plática visual, traspasadas en el camino de la sala las obras de Lianet Martínez Pino y Eidania Pérez, frente a las propuestas de Miriannys Montes de Oca y Lourdes León Zamora, antes de llegar a la instalación de Irina Cepero Rodríguez, más allá.

Discurso colectivo, voces al mismo tiempo, referencias propias o comunes, el yo individual expuesto desde la experiencia del otro o de la otra: de ello se habla en Imaginarios visuales femeninos que de tal modo acompaña a la Experiencia II de la 14ª. Bienal de La Habana.

Hablan casi al unísono las cubanas para decirnos que fue largo el camino, iniciado con el primer confinamiento, cuando no se conocían personalmente en su mayoría. Fue Irina Cepero quien las contactó y con la curadora Yurima Calero Balmaseda comenzaron a hilar el propósito; o a rasgar, literalmente, si atendemos al performance de la más joven: Montes de Oca, junto a sus lienzos.

“Más bien me basé en el estado que sentí en los dos años de aislamiento social. Dicen que la mujer mantiene durante el mes facetas como las estaciones del planeta: de la primavera al invierno; y los cuadros tienen como esos climas distintos por los colores, muy intensos, siguiendo emociones que va desde la saturación contenida”, explica.

A eso súmale el estado de confinamiento y la experiencia propia que, desde nuestro hacer, también es terapéutico, con lo cual concuerda Eidania para enfatizar que cuanto nace desde adentro, siempre que salga de la mujer, será sensible; y, según afirma Lourdes León Zamora: cada cual con su singularidad y manera de decir, lo que diferencia sustancialmente las obras.

Tal entrecruzamiento de criterios coincidentes lo reconoce la curadora al significar en sus palabras para la exposición que, “tomando como punto de partida estas inquietudes discursivas, en Imaginarios Visuales Femeninos, las artistas habitan sus propias geografías visuales”; y lo sostiene Lourdes, para referenciar que tienen una obra muy fuerte a nivel individual.

Van desde los avatares de la domesticidad, el tratamiento simbólico de la naturaleza, la mitificación de la realidad, las emergencias, confluencias y continuidades con los relatos artísticos e históricos, los recorridos temporales y la transitoriedad del cuerpo junto a la constante autorreferencialidad”, sustenta igualmente Yurima Calero.

Y persistente se muestra el tratamiento de la violencia de género: pero no generizando el género, dice Eidania de su obra; “porque se da en toda su diversidad”, según sus palabras. “Un poco que me acerqué a la muerte en vida por cuenta de esa violencia, cuando se deja de ser aunque mantengan esa condición en la tierra”, subraya.

Por su parte, Irina Cepero habla de sí y de las experiencias generales, al referirse a su instalación, en la que discursan soportes tradicionales y no convencionales como la toalla impresa, o las cajas de cosméticos, como referentes del cambio y la transformación, explica la también grabadora al dar cuenta de la obra que fue construyendo entre el paso del tiempo.

Y enfatiza, interrogadas todas por el criterio que las une, cómo el mismo parte del hecho de que todas están sometidas a un mismo entorno y contexto social, geográfico, político e ideológico y, “de alguna manera, ese discurso proyecta nuestras ideas desde nuestra posición de mujeres”.

Así, sumadas al hoy, en el balance de la actualidad, y desde el decir contemporáneo, las once artistas del conjunto de Imaginarios Visuales Femeninos dicen mucho de una obra a otra: siendo espejos propios o plurales, controvertidas o denunciantes, entre referencias de geografías distantes que, al mismo tiempo, les permiten ofrecer tantas lecturas como horizontes posibles.

 


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