Enamorado de la danza


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Fotos: Cortesía del entrevistado

El baile es una de sus pasiones desde pequeño. Al principio solo lo cultivaba en la calle y entre familiares y amigos, pero la pasión seguía creciendo. Para él la danza folklórica es emoción y sentimiento. Cuando escucha el repique de los tambores su cuerpo se pone en función de lo que entra por los oídos, el corazón parece palpitar más rápido, y él se mueve guidado por el ritmo y el alma.

La primera vez que el joven Dany Hernádez Savón subió a un escenario sintió una sensación indescriptible y la certeza de querer hacerlo toda su vida. Miembro de la compañía Raíces Profundas, asume roles de solista en obras como Un beso de mi Habana, Identidad y Memoria. En 2020 recibió el premio Ramiro Guerra, que entrega cada año la Asociación Hermanos Saíz.

Según el jurado del mencionado galardón, su más notable trabajo reciente fue asumir el papel de Eshu en el estreno de la obra Okan, presentada en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, donde resaltó por su calidad interpretativa.

Cuenta Hernández Savón que para ese papel, además del trabajo en la compañía, observaba durante varias horas a los niños jugar en los parques. “Me fijaba en cada movimiento, cada gesto, cómo sonreían, cómo hablaban entre ellos, y sobre todo me enfocaba en sus ocurrencias. Después, camino al hogar, imaginaba y trataba de incorporar cada vida que había visto.... Las personas en la calle me miraban y sonreían. Tal vez algunas me daban por loco”, dice y suelta una carcajada.

Agrega que el techo de su casa también le sirvió como escenario, porque ahí ensayaba las vueltas, cómo caminar y las gestualidades... Creo que ese enfoque, la dedicación y las tantas jornadas de trabajo, me hicieron superarme como artista, y así seguiré”.

Este carismático creador expresa que sin dudas el Ramiro Guerra es el reconocimiento más importante conseguido por él hasta el momento. “Me estimula para continuar esforzándome y enfocarme más en mi carrera. Le agradezco muchísimo este impulso a la Asociación Hermanos Saíz”, dice con entusiasmo quien también es un apasionado por el deporte, especialmente por el Judo y la Lucha.

Narra que cuando conoció la noticia estaba estresado, pues tenía doble examen en el Instituto Superior de Arte: Uno de Filosofía y otro de Kinesiología. Ya en el debate final de la última prueba recibió una llamada, pero colgó rápidamente. Luego entró otra, e hizo lo mismo. Segundos después, le llegó un mensaje informándole la noticia del premio. Inmediatamente pidió permiso y salió del aula. “Me sentía súper emocionado. No cabía en mí por tanta felicidad.

“Entré otra vez súper contento, y todos notaron mi alegría. Mis compañero deseaban saber qué pasaba, le di el teléfono a una amiga para que leyera el SMS en voz alta. Desapareció la tensión provocada por el examen, y comenzamos a festejar en colectivo. Fue muy lindo ese día”, manifiesta sonriente quien desea alcanzar algún día el Premio Nacional de Danza, su mayor anhelo.

Para él, la compañía Raíces Profundas es como una escuela y su segunda casa, fuente de crecimiento personal y profesional. “Me siento orgulloso de pertenecer a este conjunto, con el cual he estado en escenarios de varias provincias. Agradezco la confianza de mi directora y maestra Ildolidia Ramos, el coreógrafo Emilio Hernández y el maestro de maestros Juan de Dios Ramos Morejón”, agrega quien ha tenido algunas experiencias con diversos grupos profesionales de rumba, incluidos Explosión rumbera, Rumberos de Cuba, Wapara, Clave y guaguancó, Timbalaye y los Muñequitos de Matanzas. Él también recuerda con agrado su etapa en el grupo Piel Canela, dirigido por su profesor y amigo Onelbis Escalante. “Ahí di mis primeros pasos en la danza, y sentí la fuerza para adentrarme en esta carrera de retos”.

Admirador de grandes figuras de la cultura como Benny Moré, Bola de Nieve, Juan de Dios Ramos, Carlos Acosta, Ramiro Guerra y Santiago Alonso, este amante de los desafíos refiere que para él ha sido difícil dejar de bailar en los escenarios durante los últimos meses como consecuencia de la Covid 19, pero aprovecha este período para compartir con la familia y seguirse superando. También ha grabado algunos videos para las redes sociales.

Uno de sus mayores placeres es bailar salsa y rumba junto a su hermano pequeño, quien forma parte de la agrupación Sese Coralillos. También disfruta de manera singular las películas de terror y acción, hacer una buena comida, ir a la playa y ver el atardecer en el malecón habanero.

Dany Hernández va por la vida repleto de sueños, siente la música y baila. Seguramente permanecerá como un enamorado fiel de la danza folklórica, parte esencial de su mundo más íntimo.


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