En el venidero espacio del Sábado del Libro será presentado el volumen Hemingway, ese desconocido, del investigador, narrador y ensayista Enrique Cirules, que ha sido publicado por la editorial Arte y Literatura.
Una vez más Cirules regresa a Hemingway ?en este título que recibió Mención Casa de las Américas en 2013?, y ofrece una visión renovadora de uno de los más importantes narradores del siglo XX, a partir del análisis de su obra y su vida en Cuba; indaga en la génesis del mito, y una vez más devela misterios asociados a la vida de este escritor, que en sus palabras “es un personaje triste, y muy solo, extraordinariamente solo”.
El ensayista ha decidido mantener los entresijos sobre el autor de Adiós a las armas, hasta el justo momento en que a los lectores se les revelen: “no deseo esclarecer lo que los lectores van a descubrir. De hacerlo, mataría el encanto”, me precisó amablemente frente a una pregunta que perseguía un adelanto en la revelación de los enigmas hemingwayanos, pues equivocadamente pensé que sería un buen estímulo para la lectura del libro.
¿Cuándo escribe Hemingway, ese desconocido?
Este libro fue un largo trabajo, una extensa reflexión durante varios años tratando de encontrar los caminos narrativos por los que había transitado este grande de la literatura universal.
¿Cuál fue la inspiración?
No hubo tanto una inspiración, como la necesidad de buscar una respuesta a interrogantes, a espacios que permanecían vacíos, a valoraciones que no se correspondían con la realidad.
En primer lugar, Hemingway había sido capaz de crear un gran mito en el archipiélago cubano. En el escenario de la Mayor de las Antillas, y no en los Estados Unidos. Esto, sin que los cubanos conocieran su obra. No hay que olvidar que los lectores de la Isla, antes de su muerte, solo llegaron a conocer una versión de El viejo y el mar publicada en 1956 por la revista Bohemia, en una espléndida traducción de Lino Novás Calvo, con motivo de haber obtenido el escritor el Premio Nobel de Literatura.
Entonces, flotaba un conjunto de imprecisiones, y una de esas imprecisiones era la tozudez de estudiosos, críticos, biógrafos y otros investigadores que insistían en estudiar la obra y la vida de Ernest Hemingway sin tener en cuenta el escenario cubano, en especial a partir de 1928, cuando el genial escritor regresa de Europa a América, no para instalarse en el territorio continental, sino en un pequeño cayo al sur de La Florida.
Así comenzó todo. Entonces, ¿cuál era el misterio? Y sin embargo, cada vez que se reunían ?como ocurrió en 1999, en Oak Park, Illinois, durante las actividades por el centenario de su natalicio, en que fue atacado, preterido y calumniado?, algunos célebres trataban de hacer trizas el legado de Hemingway. Algo que ya había ocurrido en 1950, con motivo de la publicación de A través del río y entre los árboles, cuando millones de lectores esperaban por su novela sobre la II Guerra Mundial en el escenario cubano, y lo que entregó el escritor a sus editores fue la saga de un viejo coronel en amores con una condesita italiana de 19 años.
Ese fue el pretexto para que la crítica especializada lo atacara de manera despiadada. Ese fue el resultado de sepultar una de sus magistrales novelas concluida en 1947. La que nunca se atrevió a publicar en vida, y que solo vería la luz diez años después de su muerte con el título de Islas en el Golfo. En esa revelación, en ese misterio, hemos trabajado en los últimos años.
Además, la obra y la vida de Hemingway aparecían a partir de 1929 con no pocos escollos y misterios. Eso fue en primer lugar, por lo que dediqué varios años a Hemingway, ese desconocido.
El autor de Por quién doblan las campanas, provoca sentimientos encontrados: muchos lo aman y otros no lo quieren tanto. ¿Considera usted que luego de la lectura del libro muchos más lo aprecien?
En realidad no lo sé. A veces un libro cambia un proceso, pero no siempre ocurre así. De lo que sí estoy seguro es que a partir de Hemingway, ese desconocido, los lectores tendrán que darle una renovada lectura a no pocos textos hemingwayanos construidos a partir de la década del treinta. Esto sin subrayar que Hemingway escribió, por lo menos, tres novelas que pueden estudiarse como literatura cubana.
¿Por qué fue escogida esa imagen para la cubierta?
Como siempre, fue una sugerencia de los diseñadores; ahora no sé si también de los amigos de Finca Vigía. A mí me hubiera gustado una caricatura suya sobre un barquito de papel, pescando submarinos alemanes.
¿Una caricatura?
Sí, una caricatura de Hemingway en la portada del libro, vinculada a los submarinos alemanes, estaría más cercana a los desafíos que el escritor tuvo que enfrentar en la Mayor de las Antillas. En su mito y en su leyenda, que ni siquiera el voraz paso del tiempo ha sido capaz de borrar.
¿Qué podría contarles a los posibles lectores con el ánimo de incitarlos a la lectura de su libro?
No, no, no. Eso no. Sería ingrato de mi parte. A los lectores los respeto extraordinariamente. Los lectores son muy inteligentes y mis libros se van abriendo paso. Nunca les he contado las historias, no lo he hecho con ninguno de mis libros, y tan pronto como aparecen, a las pocas semanas desaparecen de los estantes de las librerías.
Lo que sí les puedo decir a los lectores es que construyendo, estudiando, reflexionando, leyendo y releyendo toda la obra de Hemingway, y escribiendo Hemingway, ese desconocido, he aprendido extraordinariamente.
Con esta profunda experiencia, el que sí no es el mismo ya, soy yo. Hemingway, ese desconocido es un libro en el que, además, me he divertido mucho. Muchas intolerancias y falsedades que prevalecieron durante años, han rodado cuesta abajo.
Hemingway, se ame o no se ame, se guste o disguste, es uno de los más grandes escritores del siglo XX. Por su aporte, por sus enseñanzas, por su filosofía, por el conjunto de temas que fue capaz de abordar.
Es triste, es un personaje triste, y muy solo, extraordinariamente solo. Un gran amigo, un sincero amigo de los cubanos.
¿En qué nueva aventura investigativa y literaria está inmerso Enrique Cirules?
Ese es el problema. Ahora estoy enfrascado en varias aventuras literarias a la vez. Espero entregar varios textos, este año y el entrante.
Estoy retomando la época en que la esplendorosa Habana era el mayor centro mundial para el tráfico internacional de drogas. Estaré retomando nuevos y fabulosos personajes vinculados a la fundación, auge y destrucción de una ciudad de norteamericanos en Cuba: La Gloria City, en el norte de la comarca del Camagüey.
La leyenda y el mito que fueron capaces de conformar la canadiense norteamericana Emily Blackwell, Hugo C. Drake (descendiente directo del célebre Sir Francis Drake), un prodigioso alemán que respondía por el nombre de Herr Charles Schrimpf, y un príncipe en África, esclavo y cimarrón en Cuba, insurrecto en las huestes del mambisado, y célebre curandero en el extenso valle de Cubitas: el negro Hipólito Rey.
Estaré retomando también a Hemingway en los esplendores de la capital cubana.
Además, espero entregar a los lectores la segunda parte de la trilogía dedicada a los Tristá Skworstsova, en el escenario de la guerra de España contra el fascismo. Este segundo tomo llevará por título Las nieves y el sol; la primera ya ha circulado entre los lectores cubanos: Santa Clara Santa.
Estoy empeñado en escribir textos que sean del agrado de mis queridos lectores, y les quiero enviar un saludo y todo el aprecio y cariño. ¡Mil gracias!
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