Era domingo…


era-domingo

 

Esto es de muerte o vida y no cabe

errar… Sé desaparecer. Pero, no

desaparecería mi pensamiento…

Carta a Manuel Mercado

"El lugar del desastre se llama Dos Ríos, por una razón de fácil inteligencia…" Así escribió José Miró Argenter en sus Crónicas, siempre lo recuerdo en mayo. Dos Ríos siempre en la memoria, como Santa Ifigenia: dos lugares sagrados de la Patria vinculados al Apóstol, como la Casita de la calle de Paula o la Fragua Martiana, todos Monumentos Nacionales, por todos conocidos y mencionados; pero, no es sólo así…

Jueves 11 de abril. "La luna asoma, roja, bajo una nube. Arribamos a una playa de piedra, La Playita, al pie de Cajobabo…" Comienza el trayecto martiano hacia la inmortalidad. Cajobabo es el primer campamento relacionado en la Ruta de José Martí y sus Restos Mortales, Monumento Nacional.

Más de veinte campamentos, parques, cementerios y cuarteles, conforman este monumento poco conocido como tal, aunque los lugares que lo integran podamos identificarlos por el Diario de Campaña, porque uno puede vivir por allá cerca o visitar las cercanías, porque una es cubana y con eso basta. Pero, hay que unir todo eso y reconocerlo como lo que es: Monumento Nacional por la Resolución 189 del 19 de mayo de 2003. Recorramos la Ruta.

Martí, Gómez y sus acompañantes, pasan por La Gijira y El Cerezo, y hacen noche en la cueva de Juan Ramírez, también conocida como El Templo. Están a orillas del río Tacre que un día por medio cruzarán, con el agua a la cintura, para subir la altísima loma de yaya de hoja fina… Pasan por Sao del Najesial para llegar al Rancho de Tavera que era la casa de Miguel Aguirre y su esposa, Nena Tavera, en el lugar conocido como Vega Batea. Allí, en el rancho, mirar afuera: veo, en lo alto de la cresta atrás, una paloma y una estrella… Aquí, dos campamentos de la Ruta.

Saldrán a Arroyo Carlos el 15 de abril, y allí, en la vereda sembrada de plátanos, con la cañada abajo, se reconocerá a Martí como Mayor General del Ejército Libertador.

Parten hacia Vega del Jobo y acamparán, el día 16, en casa de José Pineda y Gregoria Rodríguez. El 18 salen a las nueve y media de la mañana para subir la recia Loma de Pavano, con el Pinalito en lo alto y en la cumbre la vista de naranja de china… Es la zona conocida como Palmarito, donde acampan, en la pendiente, en el camino de Los Calderos que seguirán al amanecer para buscar el río Yacabo y hacer campamento en Pozanco, junto al río, cerca del Alto de La Yaya. Llegan a río Palenque para hacer noche y al día siguiente seguirán su curso hasta dar con él Sabanalamar que cruzan al pie de El Brillante, para hacer campamento en Madre Vieja, a orillas del río… Y se suman cinco campamentos más a la Ruta Martiana.

Ya es 23 de abril, van por el llano, entre Sierra Mariana y Pan de Azúcar,  y acampan junto al río Los Ciguatos de donde parten en busca del Monte de Acosta. En su andar pasan por las cercanías ingenio Santa Cecilia y van a pernoctar en La Yaguarana. Dejan la Sierra del Magüey y bajan a los llanos de Guantánamo, hostil en la primera guerra, en busca de Arroyo Hondo; acampan en Malabé, a orillas del río Jaibo: el río nos canta, aguardamos a los cansados. Continúan la marcha junto al río Iguanabo para pernoctar a su orilla y continuar después siguiendo su curso hasta el meandro Vuelta Corta, en las inmediaciones del poblado Filipinas, donde permanecerán acampados hasta el 30 de abril. Estos son otros cinco campamentos de la Ruta y al dejar Vuelta Corta, dejaremos atrás Guantánamo que atesora, como hemos visto, trece sitios históricos vinculados con el Maestro.

Después de cruzar las tierras de Ti Arriba, hacen noche en La Prudencia, y comenzamos a recorrer la provincia de Santiago de Cuba. El 2 de mayo: "Adelante, hacia Jaragüeta. En los ingenios. Por la caña vasta y abandonada de Sabanilla…" Llegan a Leonor, un cafetal en el Alto de Santa María, de palmas sueltas y fondo de monte, muy lejano, donde acampan. De ahí al cafetal Las Mercedes, en Lombriz del Medio. Después, a La Yaya…

Ya es 5 de mayo, Martí y Maceo tienen una cita: Jagua de Bucey, doce del día… Era imposible que llegaran a tiempo y el Titán sale a buscarlos: el encuentro será en La Mejorana.

El ingenio La Mejorana estaba situado en el Partido de Jutinicú, cuartón de Maroto, y tenía una extensión de 39 caballerías y una dotación de un centenar de esclavos. En la fecha, era propiedad de Don Manuel de la Torre Griñán, anciano colorado y de patillas, de jipijapa y pie pequeño, en cuya casa se efectuaría la reunión. Dificultoso encuentro que constó de tres momentos: en el portal de la casa, Maceo y Gómez hablan bajo, cerca de mí: me llaman a poco, allí en el portal; dentro de la casa, nos vamos al cuarto a hablar; y ya sentados a la mesa, opulenta y premiosa de gallina y lechón, vuélvese al asunto

Por ahí se van ustedes, dijo Maceo. Pernoctan solos en un rancho abandonado, en la zona de Banabacoa, antiguo ingenio que fuera propiedad de José María Portuondo y que quedó destruido por la tea mambisa de la Guerra Grande. Por allí, entre el Hondón de Majaguabo y La Mejorana, en un lugar que exactamente se desconoce, en compañía de una pequeña escolta, durmieron con ideas tristes

Después sería la visita al campamento de Maceo que salió a buscarlos, y más tarde seguir camino hasta Jagua de Bucey, zona que hoy se conoce como Chamarreta, donde hacer noche. De ahí salen por el río Mijial hasta dar con la Sabana de Pinalito y con Arroyo Piedras, y llegar a Hato Enmedio para acampar.

Se reanuda el camino el 9 de mayo y al poco andar, por el hato lodoso, se sale a la sabana, y a unos mangos al fondo: es Baraguá: son los mismos mangos, aquellos dos troncos de una sola copa, donde Martínez Campos conferenció con Maceo… Es la Sabana de Bio, y luego de un recodo la súbita bajada: ¡Ah, el Cauto –dice Gómez- cuánto tiempo hacía que no te veía! Hacen noche en Altagracia, en la casa de Manuel Venero. Y estos son los ocho sitios de la Ruta que se encuentran en la provincia de Santiago de Cuba… Mejor decir, los primeros sitios, porque volveremos a Santiago.

Ahora a recorrer los cinco sitios de la actual provincia Granma, hacia donde partieron tomando rumbo sur para acampar en un rancho húmedo en el territorio de Travesía. Al día siguiente cambian de posición el campamento a un lugar de mejores condiciones, por eso encontramos relacionados dos sitios de la Ruta con el mismo nombre, y numerados: Travesía 1 y 2.

El día 12 dejan detrás el campamento, y atraviesan Guayacanes y La Vuelta hasta llegar a la confluencia del Cauto y el Contramaestre, y cruzan este río para llegar a La Jatia, a la casa de Agustín, donde acampan. Al día siguiente retroceden y cruzan de nuevo el Contramaeste en busca de las tierras de los Pacheco, la finca Dos Ríos, donde está la casa del capitán José Rafael Pacheco, y allí se estacionan en espera de Bartolomé Masó, que llegaría el día dieciocho.

Amanece el 19 de mayo… El campamento es trasladado al otro lado del Contramaestre, a la finca La Vuelta Grande… y es este el último sitio de la Ruta de Martí… Es decir de la Ruta antes del desastre, como lo llamara Miró Argenter.

Pero, retrocedamos y volvamos a Vuelta Grande. Había transcurrido el almuerzo, la tropa se acomodaba para un descanso, cuando llegó la noticia: las tropas del coronel español José Ximénez de Sandoval estaban situadas en el lado opuesto del Contramaestre, en la zona de Dos Ríos, parapetadas por las malezas de los montes y las cercas del corral… No hay que narrar el combate conocido por todos: Martí atraviesa el río a la altura del Paso de Santa Úrsula, cerca de un matorral, entre un dagame y un fustete… Allí fue, de cara al sol… Dos Ríos, Sitio Histórico declarado Monumento Nacional el 10 de octubre de 1978.

Y comienza entonces la Ruta Triste, la Ruta de los Restos Mortales del Maestro. Han partido las tropas españolas, victoriosas. Al centro de la columna, atravesado sobre un caballo de escasa alzada, iba el cadáver, pies y manos casi rozando la tierra, bajo la lluvia torrencial. A las 9 de la mañana del día 20 de mayo llegan a Remanganaguas, y a las 3 de la tarde cuatro soldados lo depositaron en una fosa común, sin ataúd. Una guardia permanente escoltó la primera tumba… Hemos regresado a la provincia santiaguera, y retomamos la Ruta, esta vez, de los Restos Mortales. El primer sitio: Cementerio de Remanganaguas.

El 23 de mayo –tres días después- fue exhumado para la autopsia y proceder al embalsamamiento y conducción a Santiago de Cuba. El ataúd fue construido  de madera, forrado de negro con adornos de metal blanco, por un batallón peninsular. El día 25 partieron hacia Palma Soriano los soldados del Batallón #5, a las órdenes del teniente coronel Manuel Michelena, trasladando el féretro sobre unas parihuelas. Durante el trayecto se mantuvo el ataque de las tropas mambisas con la intención de recuperar el cadáver, lo que no se logró. Al llegar a Palma, el féretro fue colocado en un ángulo del parque, que hoy lleva su nombre: Parque José Martí, segundo sitio de la Ruta Triste.

Parte el fúnebre cortejo rumbo a San Luis el día 26, hostigados todo el tiempo por las tropas de Quintín Banderas. Las tropas de Michelena han sido reforzadas por las del teniente coronel Juan Tejeda. Cerca del ingenio Hatillo, en el valle El Paraíso, le dan alcance y se entabla batalla en horas de la mañana. Allí, bajo un frondoso árbol de mamoncillo francés, descansa el cadáver del Apóstol por una hora, mientras dura el combate. Era el último intento posible de rescate, pero fueron rechazados los cubanos y la columna española se adentra en el poblado de San Luis de las Enramadas. Ese lugar, bajo el mamoncillo, no se encuentra en la Ruta, pero se encuentra en la memoria de los sanluiseros.

Ya en el pueblo se dirigen al cuartel Unión. Allí, en el pequeño patio, fue depositado el ataúd, hasta la salida para el paradero ferroviario de Enramadas. Antiguo Cuartel de Caballería de San Luis, hoy Museo Municipal, tercer sitio de la Ruta de los Restos Mortales de José Martí. En aquel patio se levanta, desde 1932, un obelisco que señala el sitio donde descansara.

En el paradero del entronque de San Luis, hacia el extremo izquierdo, bajo un framboyán, se colocó el féretro en espera del tren que lo conduciría hasta Santiago de Cuba. El paradero no se encuentra dentro de la Ruta declarada Monumento Nacional, pero el lugar es conocido como Rincón Martiano y desde 1948 la Respetable Logia 22, de la Orden Caballeros de la Luz de San Luis, colocó, en el mismo punto donde descansaran los restos, un busto sobre pedestal y una tarja conmemorativa. En 1953, Año del Centenario, el Club de Leones del lugar colocó un pedestal con una placa de bronce con motivo de la conmemoración. Los sanluiseros son grandes guardianes de la memoria…

A las 6 de la tarde del 26 de mayo llega a su fin la accidentada trayectoria: el ataúd fue depositado en el Cementerio de Santa Ifigenia, que fue ocupado militarmente. En el centro de la capilla en construcción se realizó un reconocimiento. A las 8 de la mañana se realizó la segunda inhumación: los restos del Maestro fueron colocados en el Nicho 134 de la galería sur del cementerio. La oración fúnebre estuvo a cargo del coronel Ximénez de Sandoval: “suplico a ustedes no vean en el que a nuestra vista está, al enemigo y sí al cadáver del hombre que las luchas de la política colocaron ante los soldados españoles

Aunque no fue ese el final. Más de 8 años había caminado la era republicana, y aun los restos del Apóstol descansaban en un nicho. La vieja galería carecía de los mínimos requerimientos sanitarios y era necesario demolerla. Se erige, entonces, un nuevo sepulcro martiano donde mismo estuviera el Nicho 134. Era un pequeño templete, de estilo jónico. La tercera exhumación, e inhumación simultánea, fue el 24 de febrero de 1907.

Pero, tampoco fue el final. Desde 1914 comienzan los esfuerzos por una tumba apropiada. Podrían  enumerarse los nombres de los distintos promotores a lo largo de los años: 1914, 1928, 1937, 1939… Sería este año cuando comenzaría la gestión del Club Rotario, que se mantendría en el tiempo: 1943, 1945… y se extendió por todo el país la lucha por una tumba digna.

Así, el viernes 29 de junio de 1951 fueron exhumados nuevamente los restos del Apóstol y en peregrinación fueron conducidos al Palacio de Gobierno Provincial, colocado en un túmulo laico y escoltado por las banderas de los pueblos de América. La ciudad de Santiago de Cuba mantenía las banderas a media asta y crespones de luto al frente de cada casa.

El amanecer del sábado 30 sorprendió a cientos de cubanos durmiendo en calles y parques de la ciudad: los hoteles y hospedajes se encontraban saturados. A las dos de la tarde partió el cortejo hacia Santa Ifigenia. De techos y ventanas se dejaron caer cientos de rosas blancas. La urna fue trasladada desde el armón militar por veteranos de la Guerra Necesaria. Se dispararon 21 cañonazos mientras el presidente de turno colocaba la urna en la cripta del mausoleo que hoy conocemos, obra de Jaime Benavent y Mario Santi.

El cementerio santiaguero, escenario de todas estas historias, y otras también inolvidables, lugar de veneración y respeto, fue declarado Monumento Nacional en 1978. No queda por tanto incluido en la Ruta de José Martí y sus Restos Mortales, aunque integra y completa la historia.

Desde Playitas de Cajobabo hasta Santiago de Cuba, hemos recorrido tres provincias en homenaje a nuestro Martí de cada día, porque no hay mejor manera de recordarlo que traer su ejemplo a nuestro común andar.

Y también porque ya estamos en mayo, cuando siempre recuerdo la frase que escribiera Miró Argenter: "El lugar del desastre se llama Dos Ríos, por una razón de fácil inteligencia, y la gran desgracia acaeció a la una de la tarde del 19 de mayo de 1895; era domingo…"

No sé por qué, pero siempre lo recuerdo: era domingo.


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