Erian Peña: Puertas para huir de casa


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Cubierta de libro de Erian Peña

Un viaje desde Bayamo a La Habana en un ómnibus Yutong, acompañada de jóvenes integrantes de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), puede deparar a una editora como  yo, muchas sorpresas, la mayor de ella conocer  un joven holguinero  Erian Peña, poeta narrador y  poder degustar su libro Puertas para huir de casa, que prologado por  Norge Espinosa nos introduce en un universo lírico donde es la casa, la familia el motivo de inspiración: “La abuela ha visto/ caer cada una de las paredes de la casa/y la familia intentando componerlas sin remedio/se levanta otra vez…” A pesar de su juventud, según Basilia Papastamatiu, su poesía muestra los destellos de su talento, su afán creativo, su singular sensibilidad ante los seres y las cosas que lo rodean… Ha obtenido diversos premios como: Premio Memoria nuestra (2014), Premio Nuevas voces de la Poesía Holguín (2014), entre otros.

¿Cuándo escribiste el primer poema?

Realmente es una pregunta difícil... ¿El primer poema...? De pequeño escribía versos malos, versos hechos por un niño que perseguía las letras sin tenerlas casi a mano... Si miro hacia atrás me recuerdo garabateado versos infantiles. Y es raro, pues fui un niño que no tuvo una infancia rodeada de libros ni nada similar. Nací en un barrio rural, en las afueras de la ciudad de Holguín, y allí lo más cercano a los libros era el periódico y las revistas que aprecian de vez en vez; así que, como podrás imaginar, leía ávidamente todo lo que caía en mis manos, sin importar el tema: desde libros de política e historia, hasta manuales de geografía, religión o cosas por el estilo... Pero muy rara vez literatura escrita para niños, que leí ya siendo un adolescente (Saint-Exupéry, Andersen, Ana Frank). Fue entonces que comencé a leer un poco más, recuerdo que casi niño leí El rojo y el negro, de Stendhal que fue a caer a mis manos... Y fue también esa la época en que comencé a escribir poemas, pero todos olvidables: poemas románticos torpes, de los que ojalá se pueda sacar algún verso, influenciados malamente por lo poco que leía de Benedetti, Neruda...Tomé conciencia de la escritura, y de lo que ella significa, en la universidad: llegué con un manojo de versos y comencé a leer mucho y en serio. Poco antes conocí al promotor cultural Joaquín Osorio, una especie de padre espiritual que me comenzó a prestar libros: ahora la literatura se mostraba ante mí de otras maneras, otras formas, otros horizontes muy variados temática y expresivamente... Ahí, en la universidad, puedo decirte que escribí el primer poema. Ese poema que puedo conservar hasta hoy con cierto orgullo y responsabilidad ante la poesía.

¿Cómo ves la poesía escrita por jóvenes nacidos después de los ochenta en Cuba?

Es una poesía variada y con autores que han ido consolidándose dentro del diapasón nacional. Algo “común” ronda la poesía de los ochenta e inicios de los noventa. Digamos que hay un hilo conductor común entre los nacidos en los ochenta y en los primeros años de los noventa, que es cuando nazco yo. A veces esa poesía intenta romper con la tradición experimentando con temas y recursos, y otras se pertrechan y se sirve de ella para expresarse. Es como un rompeolas. Pero sí me parece que es una poesía desmitificadora sobre todo: con lo social, lo político, lo personal, los símbolos, conformado lo establecido... Una poesía donde ronda la familia y hay una vuelta a lo íntimo, lo familiar, la casa, el país, la ideología, la política, los medios desde otras perspectivas... Y creo que también es una poesía tan sincera y variada, a pesar de transgresora, como el país que refleja.

La AHS ¿qué oportunidad te brinda y cuál no?

La AHS brinda a un escritor varias oportunidades. Es una organización que te representa primeramente y que ya tiene una historia de apoyo al arte joven, de soporte y conformación de la política cultural del país... Me brinda la oportunidad de participar en Ferias y en eventos de todo tipo: lo mismo una Feria del Libro en la capital u otra provincia, que un evento literario en cualquier parte de Cuba, siempre importante para la promoción de la literatura y el arte joven. La promoción es otra de las cuestiones que brinda la AHS; la misma tiene un sistema de editoriales que apoya en su medida la creación joven, y varios concursos y becas en los que puedes participar. Un escritor podría pedir más promoción, más publicaciones, más espacios para leer su obra y participar en la cultura local y nacional, pero también todo depende del trabajo propio y el talento... Las cuestiones que no apoya la AHS pasan por tamices más bien económicos y que, grosso modo, no dependen del todo de la organización.

¿Ediciones La luz satisface con sus publicaciones las demanda de los amantes de la poesía en Holguín?

Creo que ninguna editorial satisface totalmente las exigencias del público lector. El lector, cuando es lector de veras, siempre será exigente y estará en busca de títulos nuevos y diferentes entre las editoriales. Mucho más si es poesía, aunque muchos digan que no se lee, que no se vende... Son tan variados los temas, los géneros y tantos los autores que una editorial puede tener en su plan editorial, que la lista sería larga. Pero en eso influyen otras cuestiones y otro tipo de regulaciones, como el derecho de autor, no siempre al alcance para satisfacer las necesidades del lector cada vez más ávido de poesía... Creo que en Cuba no hay muchos lectores de poesía, no como quisiéramos, pero los que hay son buenos lectores.

Ediciones La Luz, editorial de la AHS en Holguín, cuya labor tengo la suerte de conocer bien, es la editorial con un trabajo más sólido entre las de su tipo. Y no lo digo yo, sino las autoridades del libro en Cuba. Pensemos que cuando se fundó, e incluso hace unos años, tenía un plan editorial más estrecho y hoy casi siempre supera los veinte títulos anuales, a base de trabajo, logros y sistematicidad. En esto influye que es una editorial dirigida por un creador, un poeta, Luis Yuseff Reyes; y con un objetivo claro: apoyar la creación de los jóvenes autores, ya sea publicando sus títulos, calidad literaria mediante, claro, como otros autores cuya obra es necesaria en la formación de los escritores noveles. En estos últimos años la editorial ha publicado la poesía de Saint-Jhon Perse, Emily Dickinson, Daína Chaviano... y pronto publicará la poesía completa de Gastón Baquero, de quien en 2014 publicó sus ensayos (Una señal menuda sobre el pecho del astro). Pronto saldrán a la luz (y de La Luz) libros de poemas de Antonio Herrada, Irela Casañas, Camilo Noa, como ya han salido textos de Zulema Gutiérrez, Rubiel G. Labarta, entre muchos otros... Además de las antologías poéticas La isla en verso. Cien poetas cubanos y Poderosos pianos amarillos. Poemas cubanos a Gastón Baquero que reúnen a los principales escritores jóvenes de la Isla. Dado lo anterior, creo que sí, que Ediciones La Luz, todas las circunstancias que atañen el trabajo de una editorial de por medio, satisface las necesidades del lector de poesía inteligente.

¿Se puede afirmar que al igual que Holguín es la ciudad de los parques es la ciudad de los poetas?

Holguín es la ciudad de los parques y también de los poetas. Ya ese es otro título tan auténticamente nuestro como la Loma de la Cruz. Ahora dicen que es una ciudad además de narradores; lo ha dicho el Eduardo (El Chino) Heras, y no es menos cierto dado la cantidad de narradores (muchas veces también poetas) que se han graduado del Centro de Técnicas Narrativas Onelio Jorge Cardoso. Pero en esta ciudad se respira poesía por los cuatro costados y te encuentras un poeta al doblar cada calle. Creo, además, que hay algo “holguinero” en esa poesía, incluso en la de los más jóvenes, o sea que es reconocible: encuentras un elemento intangible pero a la vez apresable en el texto poético, quizá el ritmo, la musicalidad, los temas... “Algo” por lo que se sabe que ese poeta es holguinero. Nombres podría decirte muchos, pero son tantos los poetas que temo olvidar varios amigos. Pero bien podría mencionar finalmente a Delfín Prats, nuestro bardo por excelencia, nominado este año al Premio Nacional de Literatura y orgullo de los escritores holguineros que vivimos en este lugar llamado humanidad.

¿La crítica literaria y la poesía escrita por jóvenes van por el mismo camino?

Primeramente creo que la crítica es un género de reflexiones, como decía Cintio Vitier. Y el poeta —el artista— de hoy es siempre, y en primer término, un intelectual que lo somete todo a una crítica rigurosa...  Para T. S. Eliot, inmenso poeta norteamericano que además era un crítico cabal, la crítica es también una forma de arte. También creo en eso. A la crítica literaria en las páginas de La Gaceta de Cuba precisamente le dedico mi tema de tesis de graduación de Licenciatura en Periodismo.

Creo que, así como en este momento hay buena poesía en Cuba, y también narrativa meritoria y hasta excelente, la crítica en Cuba resulta ser un arte que tiene buenos cultivadores, pero muy pocos. Encontramos las incursiones cada vez más profundas de los creadores en el campo de la crítica, pero no abundan, como tal, críticos literarios jóvenes. O al menos “críticos puros” (frase también terrible) que se dediquen a ello. Recordemos que en ello influye mucho además, el hecho de que la crítica exige, aparte de sensibilidad y sentido creativo, una cultura amplia. Digamos que una formación académica, no siempre la mejor ni la más “abierta” en nuestras universidades. Y recordemos, como aseguraba Alfonso Reyes, que la crítica conlleva un diálogo con uno mismo, además de con el artista a quien se estudia, y en eso le va mucha verdad. En lo que a mí respecta, creo que la poesía le ha tomado la delantera a la crítica, son muchas las causas, pero de lo que estoy seguro es que de las jóvenes generaciones depende que el camino se encauce y no se bifurque, como en el cuento borgeano, para bien de nuestra literatura, que es lo mismo que decir, para bien de nuestra cultura.

Poesía y celulares ¿amigos o enemigos?

No veo la tecnología como enemiga de los libros. Todo lo contrario: gracias a ella puedes acceder a títulos que de otra manera hubiese sido muy difícil, casi imposible, llegar a ellos. ¿Cómo leeríamos a Murakami? ¿A Bolaño? ¿O la poesía de José Emilio Pacheco o Roberto Juarroz? En un celular puedes traer desde tu propia obra hasta un libro de sonetos de Shakespeare, por ejemplo. Todo está en la medida y en la manera en que lo uses... Yo prefiero los libros en papel a los e-book, quizá porque mi generación no ha sido todo lo tecnológica posible. Estamos más cerca de los ochenta que de los noventa, aunque eso es solo circunstancial. Las que me suceden ya han tenido, desde niños, un vínculo más estrecho con los celulares. Por eso prefiero antes de leer un libro nuevo, abrirlo y respirar ese olor a tinta que es indescriptible (aunque para algunos esto les perezca una frase hecha) y que jamás se podrá encontrar en una página digital. Por eso creo que los libros no mueren, y si algún día lo hacen, en un tiempo lejano y que me recuerda las novelas de Orwell o Aldous Huxley, la literatura sobrevivirá. Y eso es lo importante. A pesar de todo, el hombre siempre necesitará la literatura.

¿Cómo se ve Erian dentro de cuarenta años?

¡Primeramente con 63 años! Y creo que escribiendo. No se cómo, ni dónde, ni bajo qué circunstancias, pero sí escribiendo. Me imagino (una de las tantas viñetas en las que me imagino) sentado en la costa, frente al mar, con una botella de buen vino, unos versos, algo de música, Janis Joplin, Sabina, Nina Simone, por ejemplo, besando a mi novia hasta perdernos en un atardecer dorado. Ese “fundido” puede ser eterno si se convierte en literatura, aunque los humanos no aspiremos a tanto. La vida es bella, vale la pena vivirla. También vale la pena escribirla. 


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