Recientemente fue estrenado el documental Nombre común: Nicolás, del joven realizador Ernesto Bosch, en la sala Martínez Villena de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Uno de los homenajes que esta organización rindió al aniversario 55 de su creación y en este caso a su presidente fundador Nicolás Guillén.
El documental, con guión de Ciro Bianchi y resultado de la labor de la productora de audiovisuales Octavio Cortázar, de la UNEAC, reúne a figuras muy reconocidas del universo de las artes y las letras cubano contemporáneo, las cuales presentan al Guillén que fue-es para cada una, pero con muchos puntos coincidentes.
Entre las personalidades entrevistadas aparecen Abel Prieto, Miguel Barnet, Nancy Morejón, Roberto Fernández Retamar, Roberto Méndez, Rolando López del Amo y Nicolás y Orlando Hernández Guillén, ambos nietos del Poeta Nacional.
Cubarte conversó con Ernesto Bosch, el joven realizador de este audiovisual.
¿Este fue un trabajo por encargo?
Bueno, sí en cierta medida. Yo no soy miembro de la UNEAC, pero la organización en saludo a los 55 años de su fundación presentó una convocatoria para realizar un grupo de documentales.
Yo siempre le había manifestado a Omar Olazabal mi interés en hacer algo con la productora Octavio Cortázar que no fuera más de lo mismo o algo trivial; después él me llamó y me dio varias propuestas y me pareció, sin que las otras dejaran de ser importantes, que la de Guillén era la más interesante, pues era como un estudio; iba a tener que vivir a Nicolás Guillén para hacerlo y yo, más allá de lo que conocía del poeta por la escuela y algunas otras lecturas, no sabía nada, necesitaba conocer más; lo tomé más que como un reto profesional como un reto intelectual para cultivarme y me parece que sí, que logré el objetivo final, no sé si la obra al final lo demostró pero yo sí quedé muy complacido.
El documental no tiene grandes aspiraciones en lo formal. ¿Cierto?
En lo formal, para nada, desafortunadamente el documental transitó por una etapa compleja porque tuvimos muy poco tiempo desde el rodaje hasta la postproducción, solo tuvimos dos meses para todo; hubo grabaciones que no pudimos hacer, informaciones que no logramos obtener de las fuentes, por el tiempo limitado y el sistema productivo propio cubano.
Esto me obligó a tomar materiales ya existentes y a mantener una estética que tuviera que ver con lo que ya estaba hecho, yo no podía ser demasiado renovador en la estética, cuando estaba utilizando materiales filmados en los 80; traté entonces de ubicarme en el punto medio y me parece que fue lo que más trabajo me costó porque llevar una imagen de Umatic o Betacan a HD 1920 1980 que es el Full HD, es muy difícil, incluso algunas imágenes que tenían un tremendo contenido dramático no pudimos utilizarlas porque estaban muy lejos de la estética actual, por eso fue que no nos fuimos hacia la vanguardia, hacia lo moderno y respetamos…
Por otra parte, también tenía muchos temores, porque vengo de la televisión que a diferencia del cine tiene más dinamismo, más ritmo y tenía miedo de “meterle” esto a mi documental, que más que un documental pareciera un programa de televisión histórico y no quería, lo cual me costó mucho trabajo, pero me rodeé de muchas personas que me ayudaron, que revisaron, y traté de bajar el ritmo y mantener la estética cinematográfica.
Todo esto me permitió llegar a la obra que aunque me aporta mucho en lo espiritual, en lo intelectual y también en lo profesional, sé que hay muchas cosas que faltaron, sé que hay muchas personas que contarán otra historia de Nicolás pero esta es mi historia de Nicolás, me parece que nuestros jóvenes deberían ver obras como ésta y hacer mejores obras que ésta, porque ésta fue la mía pero hay muchas por hacer, para tocar la obra de nuestro Poeta Nacional, para indagar, ver que no solamente es el que vemos en fotos sino también un ser humano que tiene una trayectoria inmensa nacional e internacionalmente, que es admirado no solo por su obra si no por sus características como persona, abuelo, amigo, valores que no conocemos todos.
La mayoría conocemos lo que nos han enseñado en la escuela, pero a veces no buscamos más por lo mismo que dice Abel Prieto al ser entrevistado en el documental “porque quizás no está de moda”, o buscamos a José Ángel Buesa y a Pablo Neruda a la hora de enamorar a una muchacha, pero nos distanciamos de Nicolás porque lo encasillamos en la parte política y él es mucho más que eso.
¿Cómo fue trabajar con el experimentado escritor y periodista Ciro Bianchi como guionista?
Muy bien; cuando me llegó su guión discutimos algunas cosas, era mucho más amplio que lo que vimos, gracias a esto pudimos hacer algunas adecuaciones, porque al estar tan bien escrito desde el punto de vista literario y muy enriquecido, eso nos permitió jugar con dónde cortar, cómo cortar, lógicamente una cosa es lo que se escribe y otra lo que se monta; al momento de grabar y aún después de grabado cuando fuimos a postproducción nos percatamos de que habían cosas que podíamos contar de manera diferente porque la misma obra de Nicolás narraba cosas que no era necesario poner en off.
Lo que Ciro escribió magistralmente nos permitió hacer nuestra obra; yo tengo apenas treinta y tres años y haber compartido con Ciro y con otras personas, como el mismo Omar, me impregnó de mucha fuerza tanto a mí como a mi equipo de trabajo, que todos son jóvenes también y que vienen conmigo de la televisión, muy deseosos de hacer, muy comprometidos y muy orgullosos de haber llegado a hacer esta obra.
¿Los intercambios con los testimoniantes cambiaron en alguna medida el guión?
Sí, claro. Mira algunos de ellos convivieron con Guillén, como sus nietos, como la misma Nancy Morejón; cuando fuimos a grabarla estaba previsto lo que le preguntaríamos, que era sobre el tema del mestizaje y tal, pero Nancy lo conoció, compartió con él, lloró por él y entonces comenzamos a conversar con ella y le dijimos «mire el tema que traíamos era éste, pero vamos a hablar de esto y esto».
Yo entonces tuve mucho temor de que ella me contara muchas cosas y de que luego yo no supiera cómo cortarlas porque después en postproducción te duele cortar un buen testimonio, pero había que hacerlo, el documental llegó a tener una hora y quedó en 42 minutos y me costó; todavía siento que está un poquito largo y quizás debí cortarlo más, pero es muy triste.
En el caso de Rolando López del Amo, por ejemplo, a pesar de no haber convivido con Guillén, tiene su vida y su obra tan bien marcadas que su lenguaje poético me ayudó a transitar por toda la dramaturgia del documental y por supuesto personas como Abel Prieto, Miguel Barnet, …
Me parece un acierto tremendo la perspectiva que ofrece Roberto Méndez…
Indudablemente; porque además es una persona muy humilde, muy tierna, muy conocedora, y a la vez, es muy concreto; claro que tuvimos que desechar mucho de lo que dijo, pero solo por problemas de tiempo, pero me atrevería a asegurar que marcó puntos de giro dentro del documental.
Todos los entrevistados son personas necesarias; si la forma le da un carácter estético al documental, el contenido y hablando de contenido, los criterios de las personas que en él aparecen, determinan el documental.
Hay muchas cosas que pudieran haber sido diferentes, pero ellos nunca debían haber sido cambiados; si tuviéramos la oportunidad de volverlo a hacer cambiaríamos otras cuestiones, pero no los criterios de ellos, no la selección de los entrevistados que fue genial, como genial fue la forma en la que hablaron, lo que dijeron.
¿Cuál fue la reacción de los asistentes a la premier del documental? ¿Qué te han dicho?
Más allá de lo que me han dicho, de las felicitaciones y demás, está el hecho de que estuvieran cinco minutos aplaudiendo, eso tiene para mí una importancia…
¿Te fijaste en las caras de esas personas mientras veían la pantalla?
Vi muchas personas con lágrimas en los ojos, y eso te demuestra que jugamos con los sentimientos con toda intención, fíjate que me erizo mientras te lo digo. Yo lo he visto muchas veces, y ahora lo volví a ver y tuve sensaciones nuevas. Yo creo…, es como si lo hubiera visto con Nicolás vivo, como si hubiera estado a su lado, como si la mano en mi hombro hubiera sido la suya; y ver a sus nietos abrazarme y decirme gracias, ver a Nancy reviviendo prácticamente el momento de la muerte del poeta, para mí significa mucho, me ubica en un punto esencial de mi carrera y sin dudas el documental Nombre común: Nicolás, ha marcado un antes y un después en esa carrera.
Deje un comentario