Asegura no ser Lucía, lo ha repetido en varias ocasiones. En su argumentación explica que Lucía fue producto de un estudio muy riguroso para su construcción como personaje, y así Eslinda Nuñez, la actriz, determina los límites entre rol y piel, entre historia y realidad. Han pasado casi cinco décadas.
La historia la remonta a 1968, cuando de la mano del entonces joven Humberto Solás, se involucró en el rodaje de Lucía, un largometraje que con el paso de los años se ha consagrado como un referente dentro del cine en América Latina y el mundo. Desde ese momento, Eslinda no concibe apartarse de Lucía, un personaje universal y dialécticamente íntimo.
“Creo que he sido privilegiada al tener la posibilidad de interpretar ese rol, y al poder participar de esa obra que hoy se mantiene fresca, audaz y elocuente”, aseguró a Cubarte la artista que recientemente asistió a la presentación especial de una copia restaurada de la cinta en el Festival de Cine de Cannes, Francia.
A casi medio siglo del estreno del filme, Nuñez toma asiento en una sala oscura y se dispone a regresar siguiendo las señas de Lucía, una obra que pudo rescatarse gracias a la intervención y financiación de The Film Foundation´s World Cinema Project, proyecto presidido por el director estadounidense Martin Scorsese.
“Es asombroso como pasan los años. Viendo la película me sentí como en una máquina del tiempo yendo hacia atrás, recordando anécdotas y situaciones; y revalorizando sus muchos logros. Pienso que Lucía a partir de ahora podrá ser vista y analizada por otras generaciones, y en eso estriba el valor de la restauración de un filme”, puntualizó la también actriz de películas como El otro Cristóbal (1963), Memorias del Subdesarrollo (1968), Cecilia (1981), Capablanca (1986), y Viva Cuba (2005), entre otras tantas.
“Aprendí mucho en ese filme. Era muy joven, apenas comenzaba mi carrera, y era mi primera oportunidad en cine con un personaje protagónico; creo que lo primero que hice fue imponerme a los temores y emplear la audacia de la juventud para enfrentarlo. A veces se ha dicho que Lucía parte de mí y yo siempre digo que no. Eso sí, llevo a Lucía muy dentro porque fue el personaje que me enseñó el camino del rigor y a poner el corazón, como he dicho, en todas mis interpretaciones”, sentenció la Premio Nacional de Teatro en 2011.
Tras la reciente presentación en Cannes de la copia restaurada de Lucía, Eslinda declaró: “Asistíamos muy ilusionados al re-estreno de esta cinta devenida en un clásico del cine latinoamericano, y la noche no nos defraudó. A la sala Luis Buñuel asistió más público del esperado, de acuerdo al comportamiento en las proyecciones anteriores. Lo que realmente me impactó fue la reacción del público al final. Un fuerte aplauso nos indicó que esa proyección de 160 minutos había mantenido interesados a los espectadores, a través de la distancia, el tiempo y las diferencias culturales.
“Al final casi se negaban a abandonar el cine. Fue realmente muy bello saber que nuestra película, una de las 12 mejores del cine latinoamericano en toda su existencia, había escalado con entero éxito la tribuna más alta del cine mundial”, afirmó la protagonista de la segunda historia en la trama concebida por Solás.
En sus palabras Eslinda remarcó la introducción al filme realizada por Martin Scorsese, quien envió un mensaje antes de iniciar la presentación de Lucía, de la cual resaltó su significación como obra para Cuba y el continente, así como también alabó las cualidades como cineasta de Humberto Solás.
“Realmente me siento muy impactada, no solo por mi experiencia personal sino por el reconocimiento que esto representa para el cine cubano en estos momentos. Quiero agradecer a los amigos de la Cinemateca de Bologna, Italia y a su programa Imagine Ritrovatta; al ICAIC y al Film Foundation´s World Cinema Project, por haber rescatado este clásico y permitirme la experiencia de presentarlo en Cannes, a casi medio siglo de su estreno”, finalizó.
A la proyección de Lucía en Cannes asistieron también Ivan Giroud, presidente del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, y Sergio Benvenuto Solás, sobrino de Humberto Solás (1941-2008) y cofundador del homónimo Festival de Cine Pobre, en Gibara.
La trama, protagonizada además por las actrices Raquel Revuelta y Adela Legrá, está compuesta por tres episodios ubicados en diferentes épocas de la historia de Cuba, en una narración que toma como punto de partida la vida de tres mujeres llamadas Lucía.
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