Carmen o la eterna sonrisa, de la realizadora Tessa Hernández Pascual, es el título del documental dedicado a la laureada actriz, escritora, asesora y directora de espacios radiales y televisivos, Carmen Solar, Premio Nacional de Radio, y exhibido en la sala Martínez Villena de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), en homenaje a esa diva de la radio insular.
Las palabras de apertura estuvieron a cargo del locutor Marlon Alarcón Santana, quien le dedicara a la ilustre homenajeada el poema «A Carmen», declamado como solo él sabe y puede hacerlo: con el alma en la voz.
Los representantes de los diferentes organismos donde ha laborado le hicieron entrega de varios ramos de flores y obras de arte, mientras que el maestro Huberal Herrera interpretó al piano tres números musicales en honor a la agasajada.
Carmen o la eterna sonrisa recoge, en imágenes de archivo y actuales, caracterizadas por su impecable factura estético-artística, la fecunda trayectoria profesional de la carismática actriz, tan cubana como las palmas, que se ha consagrado en cuerpo, mente y alma a la radio.
Con apoyo en los testimonios aportados por la propia homenajeada y por artistas que han compartido espacios con Carmen Solar, en los más disímiles medios (radio, teatro, televisión, cine), los espectadores conocieron que nació en La Habana Vieja, en el seno de una familia humilde y, posteriormente, fue a residir a Güines.
En 1938, se fundó la emisora CMRT, en ese municipio de la antigua provincia de La Habana, donde la «pequeña princesa», que siempre ha sido es y será, participó como artista aficionada, y comenzó cantando acompañada por el entonces joven pianista Huberal Herrera.
Según explicara ante la cámara, en 1945 matriculó en la Escuela de Artes y Oficios de La Habana y estudió Química Industrial. En ese plantel educacional, conoció a Alberto y Maité Vera, Litico, Conchita García y Giraldo Piloto. En 1953, se graduó de profesora de Educación Física, en 1961 de doctora en Pedagogía en la Universidad de La Habana, y en 1984, se especializó en Teatro Infantil y en Teoría de la Comunicación.
En 1949, junto con su progenitora, se presentó en un concurso de declamación de poemas, convocado por Radio Mambí, donde ganó el primer lugar. Después de haber ganado este concurso, relata José Antonio Alonso le cedió un cuarto de hora para declamar versos que ella seleccionaba. Fue así que comenzó en la radio como profesional. Allí conoció a Violeta Vergara, y a través de ella, ingresó a la Escuela de Televisión con Gaspar Pumarejo, el pionero de ese medio audiovisual en la mayor isla de las Antillas.
Participó en otro certamen, donde recitó «Vuelvo a triunfar» y se queda laborando en la pequeña pantalla. En 1954, a solicitud suya, Pumarejo crea el programa Sepia Café, donde trabajó por mucho tiempo. Por ese espacio desfilaron figuras de la talla excepcional de Benny Moré, Bola de Nieve, Esther Borja y María de los Ángeles Santana.
Conoció al maestro Ernesto Lecuona y con él participó en unos recitales en los teatros Rex y Auditórium, donde hacía unas semblanzas de María La O.
En la primera década de los 60 de la pasada centuria, el señor Julio Lot le asignó un programa infantil para que trabajara como animadora. Se presentó a la prueba y fue seleccionada.
Evoca que la prueba la realizó en el set junto a un grande de la actuación, Erdwin Fernández (Trompoloco), y comenzó a trabajar en el espacio El mundo de los niños donde animaba, recitaba, cantaba, conversaba y dramatizaba en compañía del popular payaso. Admite que dicho espacio, donde se mantuvo durante seis años, devino una gran escuela para ella
En la fluida conversación con su interlocutora, precisa que, en 1965, creó en Radio Rebelde (RR) el programa Aquí, Amiguitos, en coordinación con el Ministerio de Educación (MINED); espacio que escribía, conducía, dirigía y actuaba junto al elenco artístico, y al mismo tiempo, realizaba actuaciones simultáneas en la pantalla chica, en programas educacionales, musicales, infanto-juveniles, cuentos, así como en el espacio Horizontes.
Refiere que el traslado a Radio Progreso marcó un hito en su vida artístico-profesional y personal, ya que se integró a una escuela que tenía Marta Jiménez Oropesa, y en la que agrupaba a las nuevas generaciones. Con no disimulada emoción, confiesa que con la Rita de Cuba aprendió no solo amar la radio con todas las fuerzas de su ser, sino también a descubrir los valores éticos, ideo-estético-artísticos, humanos y espirituales en que se estructura la personalidad de un verdadero actor o actriz.
El trabajo con los «príncipes enanos» es una de sus grandes pasiones, señala. Tanto es así que, en 1969, atendía a un grupo de pioneros en Círculos de Interés de Locución y tuvo la iniciativa de hacer con esos estudiantes un programa de radio: Corresponsal Rapilisto, mientras que, en 1985, salió al aire por vez primera La familia Pirulí; espacios estelares de la Onda de la Alegría.
En la Decana de las Emisoras Cubanas ha desempeñado la función de actriz y directora en casi todos los espacios dramatizados, y durante varios años ocupó el cargo de Jefe de la Sección Educacional y Variada, así como la asesoría de la programación de dicha sección.
Hizo doblaje de películas y voces para dibujos animados con el Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográficos (ICAIC) y para la televisión. También trabajó con muñecos (títeres).
Por sus grandes méritos le han sido otorgados disímiles reconocimientos: Artista de Mérito de la Radio y la Televisión cubanas, entre otros conferidos por el Consejo de Estado, la Organización de Pioneros José Martí, la capitalina Universidad de las Artes, la UNEAC, de la cual es miembro distinguida, y la Federación de Mujeres Cubanas.
Por último, el público pudo apreciar que —a través de las imágenes proyectadas en pantalla y de los resultados de las bien estructuradas entrevistas en que se sustenta este audiovisual— Carmen Solar le ha dedicado a la radio casi medio siglo de su intensa vida profesional…, sin haber perdido su eterna sonrisa.
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