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Eusebio Leal, invitado de honor en la universidad estadounidense de Notre Dame


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El Historiador de la Ciudad de La Habana, Eusebio Leal, viajó a Chicago para participar en la ceremonia de entrega del Premio Richard H. Driehaus y del Henry Hope Reed correspondientes a 2017. El año anterior Leal recibió este reconocimiento concedido por la Universidad de Notre Dame, en Illinois, fundada en 1842 como Notre Dame du Lac por la congregación religiosa de origen francés, Hermanos de Santa Cruz.

En el Murphy Auditorium de Chicago, conocida como la Ciudad de los Vientos y tercera con mayor número de habitantes en Estados Unidos, Leal fue elegido para introducir la disertación de un panel conformado por reconocidos arquitectos y urbanistas del mundo, sobre los retos  que supone para la cultura y la preservación del patrimonio, la globalización.

El Historiador recordó en su palabras el recorrido que realizara con el Decano de la Facultad de Arquitectura de Notre Dame, Michael Lykoudis por obras relevantes del patrimonio de Chicago. De modo especial se refirió a sus impresiones al visitar la Torre del Agua, un antiguo sistema ingeniero para su distribución, único edificio testigo del fuego que por tres días  arrasó con ese enclave el 10 de octubre de 1871: “Paradójicamente, en una ciudad dotada de un espejo de agua formidable, la torre, como una obra magnífica de ingeniería, nos recordaba que una vez la urbe prevaleció sobre el fuego. Fue como un Ave Fénix, y se hizo necesario volver a recrear la realidad del hombre – apuntó.”

Describió a La Habana con su identidad específica, su escala particular y explicó a Cuba como ese sitio donde se producen las más increíbles mezclas de culturas provenientes de diversos parajes. “La cultura se desarrolló en el Caribe como en una especie de Mediterráneo americano. Desde los ríos Orinoco y Amazonas descendieron los pueblos antiguos hasta las islas. Siglos antes el filósofo latino Séneca afirmaba que más allá de las columnas de Hércules existía un otro mundo y una isla maravillosa que llamaron La Antilla. Llegaría un hombre a ella que desataría los nudos del tiempo. Ese papel le correspondió al genovés Cristóbal Colón.

“El hallazgo de lo que hoy llamamos América y su invención como un Nuevo Mundo – expresó Leal -, fue el encuentro de las culturas más increíbles. Fue un choque de las ciencias, de las tecnologías, de las viejas ideas que sostenían todavía el pensamiento de Claudio Ptolomeo. Al mismo tiempo, en esta otra parte del mundo, todo fue sorpresa para los recién llegados. Las frutas eran algo absolutamente exótico, costaba trabajo reinterpretar el sentido de las palabras. Y de ese encuentro de sangres, de culturas y de criaturas surgimos nosotros.”

Ante los congregados en el Murphy Auditorium, construcción inspirada en el renacimiento francés, erigida en 1926 como sitio social del colegio médico y de cirugía en Chicago, Leal expresó que “resulta indispensable para ir al futuro partir del pasado. El pasado es la memoria. El pasado es la imagen que tenemos ante nosotros aun de las cosas perdidas. Entonces es más poderosa la imaginación que la prueba.” Y ante los problemas que suponen la globalización y una modernidad tecnológica abogó por la defensa del papel rector de la cultura: “Todo proyecto de desarrollo que prescinda de la cultura sólo genera decadencia”

Distinguió el Historiador a La Habana dentro del contexto americano pues “cuando nos encontramos en la ciudad nos sorprende una sensación, como si todo hubiera quedado detenido en el tiempo bajo un velo de relativa decadencia tras el cual aparecen las maravillas de las antiguas escuelas de arquitectura, barrios enteros, conjuntos completos. Allí, la imaginación de los arquitectos, los proyectistas,  los artesanos y los artistas habla más que de una ciudad, de un estado de ánimo.”

Finalmente, colocó en el centro de su intervención a la filosofía pedagógica cubana asentada en los aportes de José de la Luz y Caballero: “cuando al profesor ilustre un alumno le preguntó: ¿cuál es su escuela maestro?  Y respondió: todas las escuelas y ninguna escuela, he ahí la escuela. Abiertos entonces al mundo, observamos que toda modernidad necesariamente fue precedida por otra. Se sucedieron diversas globalizaciones, sin embargo, el secreto está en cómo preservar la identidad, cómo preservar la singularidad en medio de la homologación. Si hemos luchado tanto por la libertad, es lícito luchar por la singularidad.”

Leal cumplió un intenso programa de intercambio académico y de visitas a sitios relacionados con el patrimonio de Chicago y fue recibido en el Campus de la Universidad de Notre Dame por estudiantes y profesores de la Facultad de Arquitectura. En la Biblioteca le fueron mostrados importantes documentos y libros relacionados con el arte arquitectónico cubano, entre otros una publicación sobre la construcción del Capitolio de La Habana. Allí impartió también una conferencia magistral titulada: “La Habana Vieja: el desafío de la utopía”.

Además, el Historiador concedió al Smithsonian Magazine una entrevista sobre el proceso de rehabilitación integral del Centro Histórico habanero y recibió el donativo realizado por el filántropo estadounidense Richard H. Driehaus, de un auto Desoto fabricado en la década del 40 del siglo XX, en perfecto estado de conservación y con todos los atributos de su ingeniería original, que formará parte de las colecciones del Museo de la Ciudad.


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