El objeto como sujeto protagónico, es el denominador común en las obras de cuatro artistas reunidas para la exposición Échame a mí la culpa, abierta en la galería La Acacia hasta el próximo 22 de octubre, con el propósito de proporcionar un acercamiento a lo más actual dentro de la fotografía cubana contemporánea.
Kadir López, Lisandra Ramírez, Ernesto Javier Fernández y Lisette Solórzano, fueron los seleccionados para esta muestra, en la que prima el uso de la imagen fotográfica como un elemento más dentro de la instalación.
Excepto en el caso de Lissette Solórzano, quien presentó cuatro de las cinco obras de gran formato que conforman su serie de imágenes bidimensionales Metáforas del silencio, el resto consiste en instalaciones en las que las fotos aportan al discurso general, casi siempre referido a temas sociales.
La creación de instalaciones urbanas a partir de la incidencia, consciente o no, del hombre en el espacio que lo rodea, ha sido captada por el lente de la artista, que nos presenta una tasa de inodoro convertida en macetero, un caracol trenzado con alambres entre los barrotes de una reja o el graffitti que decora el muro ubicado detrás de unos bancos.
Kadir López, por ejemplo, ha traído a La Acacia su serie Coctel Molotov, compuesta por botellas de diferentes épocas y marcas, cada una de las cuales contiene imágenes de acontecimientos trascendentales en la historia que, encapsulados por la sociedad, aún pueden dar origen a una explosión.
Aunque no representativa de la creación de los más jóvenes artistas y con presupuestos diferentes a los de Post it, evento con el cual ha coincidido en el tiempo, Échame a mí la culpa es, como aquel, una muestra de lo más actual del arte cubano contemporáneo, esta vez dentro de la fotografía.
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