En el transcurso de las últimas jornadas del 17 Festival de Teatro de La Habana se convocó a la tercera conferencia de prensa de dicho evento. Su inicio estaba fijado para las dos de la tarde, sin embargo los medios aun esperaban la presencia de alguien que llegó con las campanadas exactas del reloj. Entre los invitados a formar parte del panel estaba la maestra Fátima Patterson, Premio Nacional de Teatro 2017 y directora del Estudio Teatral Macubá.
Inició la conferencia y mi objetivo principal era lograr una entrevista con la maestra, captar su aire santiaguero, su cubanía. La directora de Caballas, como era lógico, fue abordada por diversos medios. ¿Yo? Esperando mi oportunidad. ¿Cómo acercarme al Premio Nacional de Teatro más reciente? Pues no sé cómo, pero me las ingenié para realizarle una “entrevista móvil” de camino al Hotel Tulipán donde se hospeda por estos días. La sonrisa que le caracteriza no desapareció de su rostro y con un aire jovial y cercano dio respuesta a todas mis interrogantes.
Maestra, reciba una vez más las felicitaciones del Periódico Cubarte por el Premio Nacional de Teatro que le fuera otorgado este año, ¿cómo recibió Santiago de Cuba este reconocimiento?
Quiero que tú sepas que el Premio fue como una fiesta popular. Santiago fue premiado y para mí es de mucha satisfacción. Yo recuerdo que llegué a Santiago y la gente me estaba esperando. Caminaba y recibía el saludo de toda la gente que me encontraba, de gente que conocía y que no; gente que se identificaba y me decía –Mire usted no me conoce, pero yo soy santiaguera y ese premio es mío. Cosas como esas me dijeron. Eran cosas muy hermosas.
Hasta ahora la gente lo recuerda. Incluso, los compañeros nuestros, los artistas, los músicos también se sienten muy reconocidos y ha sido mucho el cariño que me han mostrado. Yo digo que soy una santiaguera a todas, yo estoy muy orgullosa de ser santiaguera y me lo ha recompensado mi ciudad. Ese premio es de ella y es de ellos.
¿Por qué Caballas? ¿Por qué inspirarse en la obra de Lescay Sueño de Caballas?
Caballas es un sueño a partir de esa obra de Lescay. Y yo hablando con él le digo: “El femenino de caballo no es caballa”; y dice, “Caballas suena más delicado porque el femenino suena feo”. Y bueno, como viene a juego con lo que trata Macubá y yo conozco a Lescay desde hace mucho, conozco su obra, cómo se ha desarrollado profesionalmente, entonces pienso realizar este trabajo y darle vida a estas “Caballas”, estas mujeres que estarán en conflicto con sus sueños, sus frustraciones. Es una forma de dar un discurso sobre la mujer desde la mujer, lo presento en escena y lo hago dialogar con el público. Caballas no es más que la mirada de la mujer hacia la vida, hacia la materialización de cosas ideales. Con la estética de Macubá, con los cantos, con las danzas, con todo, y ahora también con Lescay.
¿Caballas entonces sigue esa línea de Macubá por defender a la mujer y sus derechos?
Sí, Caballas sigue la línea, pero presenta algo novedoso. A partir de una obra plástica esas mujeres como que despiertan, salen al mundo y empiezan a despuntar. Sufren conflictos, frustraciones, necesidades, pero de una manera muy especial porque ellas mismas se preguntan y a veces también se responden. Tienen encontronazos y se dan cuenta de una cosa: quieren ser alguien especial, quieren ser el ideal. Claro, no el de otros sino el de ellas. El ideal de ellas mismas. Eso es importante porque muchas veces nosotras las mujeres no estamos contentas con ser lo que los otros quieren. Fíjate que la gente quiere que tú seas médico, que seas ingeniero, que seas… una muchacha de bien. Nadie se pregunta, ¿qué es lo que quiere esa persona? Entonces, ellas son el ideal de ellas mismas. Sin que nadie intervenga y bueno, están ahí y se supone que tengan una experiencia de estar, de haber sido y de contemplar ese suceso. Caballas viene a reclamar eso, muy directo: son el ideal de ellas mismas.
¿Cómo se vincula la obra con el slogan que defiende este año el Festival de Teatro de La Habana?
El teatro y la sociedad vienen de la mano. El teatro tiene un compromiso social y siempre va a estar conectado a eso. Y mi teatro está conectado muy y mucho. ¿Por qué? Por muchas cosas, la geografía, por los temas que trata. Entonces hay que estar como golpeando siempre algo. Entonces no resiste a lo que se golpea sino el puño que trata de golpear. El teatro tiene que resistir, resistir para no hacerse daño, para no deteriorarse.
SINOPSIS DE LA OBRA:
Las mujeres caballas han decidido decir qué son y cómo llegaron donde están, quieren revelar sus angustias, satisfacciones y necesidades más profundas, su inconformidad en algunos casos de haber sido más fuerte como imagen que como entes reales hacen que en un mundo de sueños y revelaciones se expresen en sus contradicciones, las que de alguna manera le han impedido ser quienes esperaban ser en el mundo real. Las caballas han sido inmortalizadas, pero no realizadas, su plenitud no ha sido alcanzada en el día a día, sino en la eternidad y no todas lo entienden, solo quien mire profundamente y con los ojos del corazón.
Publicado: 27 de octubre de 2017.
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