Nunca habrá una boda real para Fátima, continuará por los siglos de los siglos andando a pie por una Habana que conoce sus pasos desde épocas tan temprana como finales del siglo XVIII cuando apareció en 1791 en el Papel Periódico de La Habana la “Carta crítica contra el hombre mujer”, de José Agustín Caballero, que denuncia la presencia de extraños sujetos femeniles en varios sitios públicos de la capital. Ha llovido mucho desde aquel entonces, pero Fátima continúa su vida nocturna en los mismos lugares, retando a la sociedad que no sabe qué hacer con ella y a veces es permisiva, otras, rebelde.
En los últimos años el asunto homoerótico masculino, se ha visto reflejado en el cine cubano con valentía y desfachatez al mismo tiempo, lo primero porque los directores han sabido seguir la senda abierta por la película cubana Fresa y Chocolate, que supo llevar con éxito al cine el guión de Senel Paz, cuestionando la inserción del homosexual en la sociedad cubana. Esta película tuvo una connotación difícil de superar, al no ser por Conducta que también movió los cimientos de otro asunto peliagudo en el país como es el de la educación. No obstante, creo que el mérito principal del filme de Gutiérrez Alea, el querido Titón, es el de que fue VISTA. Nuestros machos, varones masculinos, se solidarizaron con el personaje interpretado por Jorge Perugorría y decidimos casi todos a la vez, darle un lugar, un espacio, “permiso” para participar en la construcción de nuestra sociedad socialista, donde prima el precepto martiano de “Con todos y para el bien de todos”.
Ya escribí un artículo sobre Verde Verde de Enrique Pineda Barnet, y recuerdo perfectamente que comenzaba con la pregunta, ¿Cómo no ser homofóbicos?, me refería a las escenas homoeróticas de esta película, en una atmósfera oprimente donde aparecen como figuras centrales personajes con aspectos varoniles que practican sexo entre si desaforadamente. Más allá de los círculos gay, donde tampoco tuvo mucho éxito, la película no fue muy aceptada, y en este caso fue NO VISTA por la mayoría de la población que decidió desecharla o verla a escondidas como fue mi caso.
Vestido de novia tenía que aparecer en la filmografía cubana. El bisturí de Marilyn Soraya hace una inserción en un asunto hasta ese momento inédito en el cine cubano, al inspirarse en la historia “real “de Suser, quien fuera el primer hombre operado en Cuba.
En una jornada de lucha contra la homofobia, cuando presenté mi libro de tema homoerótico femenino Nosotras dos, conocí a Suser, luego de la desafortunada intervención de un crítico “defensor de los travesti”, que reconoció no estar de acuerdo con la operación de los hombres en nuestro país. A lo que valientemente se enfrentó esta mujer y dijo: “No se siente como mujer, sino se nace mujer”, tocando su pecho con efusividad, y luego agregó, lo agradecida que estaba al estado cubano, por permitirle salir de un cuerpo que le era ajeno. La actitud fue digna, pero era apenas el eisberg de una problemática más compleja. Luego conocí la historia por el documental de la propia Soraya y departimos sobre lo que era un travesti, un transgénico, hermafrodita, homosexual o cuantas denominaciones quieran dársele. Personas que atacaron abiertamente la publicación de Nosotras dos con frases de “¿Cómo gastan papel en eso?, es una vergüenza para Cuba”, etc, cambiaron de opinión al ver esta vida reflejada en el documental.
Cuando en el pasado festival de cine vi Vestido de novia, me perdí el factor sorpresa —por remitirme el título al antológico poema de Norge Espinosa— y creo que es uno de los pilares que la sostiene. Cuenta con las estelares actuaciones de Laura de la Uz, Isabel Santos y Luis Alberto García. Jorge Perugorría aparece en el papel de verdugo, por supuesto, algo que se ha convertido en cliché en el cine cubano, atacar aspectos con los que no se está de acuerdo, a través de guiños donde se acusa a los dirigentes para ganar aplausos, de un sector, en este caso es un dirigente bisexual, hipócrita y abusador.
En este sentido, ha proliferado un oportunismo panfletario, que a la larga conspira contra la calidad artística y la veracidad de ciertos detalles poco divulgados, en un país que decidió operar gratuitamente a una persona para evitarle un sufrimiento innecesario y la compañera Vilma Espín fue abanderada de este proyecto, inspirada en su gran humanismo. Conspira también contra el argumento escrito por Soraya el maniqueísmo de ciertos personajes, como el Roberto que interpreta Mario Guerra. El mundo gay está edulcorado, son siempre víctimas de una sociedad cuya homofobia se presenta como un hecho particular, cuando en el mundo entero, aún la sociedad gay busca ocupar un espacio.
La película es angustiosa: una mujer que tiene arriba el cuidado de un padre enfermo y las tareas del hogar, entre ellas atender a su marido y proporcionarle disfrute sexual, su único aliento es cantar en un coro formado solo por hombres la Camerata vocale Sine Nomine, y su mejor amiga es un travesti. El dato se esconde bien, se van aportando detalles que señalan un pasado oculto. Rosa afirma desde un inicio: No me gusta la vida que estoy llevando y se pregunta constantemente si todas las mujeres sienten la misma apatía.
La película ha tenido mucho éxito, no solo fue VISTA, sino aceptada por el gran público, quien se sensibiliza y solidariza con la historia de “amor” que le brinda el filme y consiente las escenas de sexo, porque en definitiva está viendo a un hombre y a una mujer —todos en Cuba conocemos y sabemos que las intérpretes son Laura e Isabel— el público se solidariza con el polémico personaje de Sisi, que la misma actriz confiesa está al borde del ridículo y esperan un final feliz, que vuelva la sufrida mujer a hacer su papel de costilla.
La situación servil de la mujer cubana se hiperboliza un poco, porque ya en mil novecientos noventa y pico las mujeres habían alcanzado conquistas que son innegables y aunque hoy quedan muchas reminiscencias de un pasado que se caracterizó por la discriminación femenina, y existe violencia contra la mujer, también es justo destacar cuanto se ha avanzado en este sentido.
La música de X Alfonso refuerza el mensaje de la película: es la sociedad la que nos ciega más y más por no salir de sus esquemas/ viviendo sin cambiar la realidad/ sentimientos que se ocultan buscando en el silencio. Menciona a Cristo para comparar el martirio gay. Así también sucede en la escena en la que un grupo de travesti es llevado por la policía y aparece como telón de fondo la música sacra de la Camerata vocale Sine Nomine.
Fátima, es otra cosa, es el pájaro alegre que más que contar canta su historia, una historia de abusos con el consabido padre troglodita, pero también una historia de gozo sexual, donde el gay, desde muy joven acepta su condición y abandona el pueblo de Madruga, con la complicidad de la nostalgia en la mirada de muchos hombres en el pueblo. Afirma: “yo he sido una persona con suerte, eso sí nunca le he pisado la cabeza a nadie” lo cual va a ser el mensaje del argumento, escrito por Fidel Orta que recrea el maravilloso cuento de Miguel Barnert.
En La Habana es asaltado, pero pronto resuelve el problema principal, la vivienda. Las escenas de amor no son oscuras como en Verde Verde, hay luz, porque aunque trata un mundo oscuro, no hay nada que esconder. Carlos Enrique Almirante desempeña sin amaneramientos innecesarios, este personaje al que logra hacer vivir y no ser una caricatura. Fátima no es una víctima, es graduado de Economía, tiene trabajo, un jefe que la quiere, y la acepta por su capacidad, a pesar de lo cual para complacer a su novio Vaselina, decide dejarlo todo y prostituirse.
Es de destacar como se utiliza el componente bíblico desde otra mirada, poética, optimista, la protección de la virgen lo hará luchar en todo momento, levantarse del piso, decidir permanecer en el país.
La banda sonora de Hernán López-Nussa, acorde a la película, se destaca las actuaciones de Cucú Diamantes y Eduardo Antonio con El otro y Donde está el pecado; donde afirma “ni ángel, ni demonio” y ese es el espíritu que recorre la película, que nos trae a la mente una peli de Almodóvar, pero recuérdese cuánto tomó este cineasta de la música cubana. También está presente canciones antológicas del cancionero cubano como Vieja luna, de Juan Arrondo.
“Que fuerte son los sentimientos Dios mío”, dice Fátima al final, “Una boca bien pintada puede conquistar el mundo. En mi pueblo dicen que siempre que llueve escampa, si de niña se me apareció la virgen de Fátima por algo será. Ay Habana paraíso encantado, la noche si no me falla ella está ahí es mi reina. Fátima no se rinde Andrés Hidalgo, Fátima es inmortal.”
Qué bueno hubiese sido la publicación del cuento de Barnet, son detalles a tomar en cuenta por la editoriales cubanas que deben estar más a la viva en cuanto a los títulos que pueden ser de alta demanda por una situación determinada, películas, novelas televisivas, porque forman parte de las asignaturas de los diferentes niveles.
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