Uno de los importantes valores que posee el Centro Cultural Palacio de los Torcedores de La Habana, es brindar a los vecinos del barrio de Cayo Hueso, donde está enclavada la institución, una opción para acercarse a la historia y la actualidad de los trabajadores cubanos, a la labor de sus sindicatos, a las ideas y a la cultura artística que atesora nuestro pueblo.
Entrar a ese bellísimo lugar, aún en medio de una restauración que le devolverá su originalidad, es sentirnos dueños de una historia que nos pertenece, que ha estado siendo forjada desde hace más de dos siglos por una mayoría que nunca aceptó la sumisión, y que fu buscando diferentes medios y métodos de lucha para alcanzar la justicia social que le es indispensable al ser humano para poder vivir coherentemente con su condición.
Una mayoría que, desde 1925, encontró en ese Palacio superación en su biblioteca, en sus aulas, en sus acciones culturales en el espacioso salón de actos, o simplemente en intercambios informales entre los trabajadores que acudían a uno de sus lugares más apreciados o en la solemnidad que emanaba de rendir postrer tributo a algunos de sus representantes más valiosos.
Todo ello fue reunido como en un haz el pasado viernes 27 de febrero, cuando los trabajadores de la industria ligera y sus dirigentes escogieron ese lugar para entregar las distinciones por 20 y 25 años de labor merecida y meritoria, que lleva el nombre del mártir José Ramón Martínez Álvarez, en cuyo homenaje se conmemora también en esa fecha, el Día del Trabajador de dicha industria, inspirados en el legado martiano de unidad asumido posteriormente por Lázaro Peña, indiscutible Capitán de la clase obrera cubana, y en la unidad y cohesión con la Revolución y su líder histórico, Comandante en Jefe, Fidel Castro.
Las condecoraciones, recibidas por 11 trabajadores del sector, les fueron impuestas por dirigentes provinciales de la CTC y del Sindicato Provincial de Industrias, acompañados por Isaura Lanza Nieves, quien recibiera la condición de Heroína Nacional del Trabajo en 1997, y que hoy, a sus 87 años, con una lucidez y una fortaleza física e intelectual que impresionan, convoca a todos a respaldar en actos la hazaña mayor que es la Revolución misma.
Hermosa tarde de sueños cumplidos y esperanzas renovadas desde hombres y mujeres que, conocedores de historias y victorias, dan luz, impulso, cimiente y voz a sus contemporáneos.
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