Este Festival, sostenido sin interrupción durante 37 ediciones, es un ejemplo de lo que pudiera salvar a este mundo enloquecido, afirmó hoy aquí Abel Prieto, Ministro cubano de Cultura, tras la inauguración de la Fiesta del Fuego.
Afirmó que el evento se consolida como espacio de confluencias y vínculos en la región y ni siquiera en los más duros años de la crisis económica de los años 90 dejó de hacerse, lo cual evidencia el empeño de la Casa del Caribe, de sus inspiradores y fundadores, intelectuales y autoridades santiagueros.
Esa constancia ha permitido que hoy tengamos más de 700 participantes extranjeros de unos 25 países, indicó el titular al exaltar que se ha mantenido sin hacer concesiones y sin fabricar una imagen para el turismo o una asunción folclorista de la identidad nacional.
Ponderó Prieto el profundo sentimiento con que se organiza y acoge la cita por los grupos portadores de la cultura popular tradicional de todo el país y las potencialidades para reforzar las opciones del auténtico e importante turismo cultural.
El Ministro de Cultura significó también la trascendencia para Cuba de los vínculos con el Caribe, a los cuales contribuyen estas jornadas dedicadas especialmente a la isla de Bonaire, cuyas autoridades se tomaron muy en serio la presencia en ellas y trajeron una delegación de más de 200 personas.
La cultura es una de las pocas alternativas que le quedan a la humanidad para salvarse de la barbarie, dijo el también escritor al considerar que el Festival Internacional del Caribe seguirá siendo un reducto en ese empeño.
Como un monumento de amor entre la gente valoró al encuentro, tan diverso y respetuoso de las diferencias y la diversidad, en el que dialogan culturas en un mundo donde se levantan muros y redoblan fronteras, se avivan odios y racismos y están en peligro la paz y la convivencia civilizada.
Esa constancia ha permitido que hoy tengamos más de 700 participantes extranjeros de unos 25 países, indicó el titular al exaltar que se ha mantenido sin hacer concesiones y sin fabricar una imagen para el turismo o una asunción folclorista de la identidad nacional.
Ponderó Prieto el profundo sentimiento con que se organiza y acoge la cita por los grupos portadores de la cultura popular tradicional de todo el país y las potencialidades para reforzar las opciones del auténtico e importante turismo cultural.
El Ministro de Cultura significó también la trascendencia para Cuba de los vínculos con el Caribe, a los cuales contribuyen estas jornadas dedicadas especialmente a la isla de Bonaire, cuyas autoridades se tomaron muy en serio la presencia en ellas y trajeron una delegación de más de 200 personas.
La cultura es una de las pocas alternativas que le quedan a la humanidad para salvarse de la barbarie, dijo el también escritor al considerar que el Festival Internacional del Caribe seguirá siendo un reducto en ese empeño.
Como un monumento de amor entre la gente valoró al encuentro, tan diverso y respetuoso de las diferencias y la diversidad, en el que dialogan culturas en un mundo donde se levantan muros y redoblan fronteras, se avivan odios y racismos y están en peligro la paz y la convivencia civilizada.
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