Fórum Fernando Ortiz en la Atenas de Cuba. Mirar al futuro (I)


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Entre los días 14 y 17 de julio la ciudad de Matanzas celebró la Fiesta de los Orígenes, programa en el que se insertó, en su oncena edición, el Fórum Fernando Ortiz bajo el lema: “Cultura Popular Tradicional e Historia Nacional”; un espacio de reflexión teórica convocado por el Grupo de Investigación y Desarrollo de la Cultura de Matanzas bajo la dirección de la máster Laidys Luvia Daniel Santana.

Durante intensas jornadas el Consejo Científico del Grupo, presidido por la doctora Silvia Teresita Hernández Godoy, analizó las propuestas de investigadores de otros territorios hasta seleccionar aquellos trabajos que desde cimientos científicos tributan a la identidad y el patrimonio de nuestras regiones y, de hecho, de la nación. Estuvieron presentes en esta cita investigadores de Guantánamo, Holguín, Sancti Spíritus y La Habana, a los que acompañaron Investigadores de la Atenas de Cuba, Matanzas. 

Así, asistimos a un sistema de jornadas de presentación y debate de ponencias para desde un análisis del pasado, repensar el presente y el futuro. Quizás en correspondencia a esa dialéctica relación pasado-presente-futuro y a la complejidad inherente a los procesos socioculturales en los diferentes contextos históricos, el evento tuvo como colofón un recorrido en que se incluía el Monumento al Esclavo Rebelde —inaugurado el 25 de julio de 1991— en el antiguo ingenio Triunvirato, Monumento Nacional desde octubre de 1978, en el municipio Limonar, y la finca La Coincidencia, del artesano y agricultor Héctor Correa, en la localidad de Jovellanos. A socializar algunos de los debates allí acontecidos dedicaré este breve espacio.

Las sesiones de trabajo transcurrieron en la Casa de la Memoria Escénica, ubicada en Milanés no. 28007, entre las calles Jovellanos y Matanzas, particularmente en la Sala Abelardo Estorino, homenaje brindado por los matanceros al destacado dramaturgo y director teatral el 25 de enero de 2005 durante el evento Ochenta Estorinos. La inauguración de la jornada científica estuvo a cargo del Dr. Fernando Martínez Heredia, presidente del Instituto de Investigaciones Culturales Juan Marinello, quien ofreció una magistral conferencia titulada Los más humildes también crearon la nación; intervención que anunció nuevos senderos en la historiografía cubana, entre los que destacó la perspectiva de una historia cultural a partir de la historia del trabajo como núcleo de relaciones sociales y culturales desde el período colonial hasta nuestros días.

Las intervenciones en ponencias, conferencias, incluso los recorridos organizados por el comité organizador del evento, revelan la primacía que sigue teniendo el aporte de las prácticas culturales de los sectores explotados a lo largo de la historia a la nacionalidad cubana, manifestándose un soslayado mirar a las culturas hispanas y lo que es peor; sosteniendo un mismo enfoque —de explotadores y explotados— para producciones culturales que responden a dinámicas completamente diferentes. Desde esta perspectiva asumiremos el XI Fórum Fernando Ortiz en dos espacios; en este, la búsqueda de las raíces en sectores marginados por las políticas del período colonial; en otro, los aportes ofrecidos por comunidades de origen hispano, generalmente fruto de las migraciones en el período republicano. Ambos, han de ser tenidos en cuenta si de unir bajo la égida de una misma patria, la cubana, se trata; ambas merecen igual atención.

Para ahondar en las raíces aborígenes y su prolongación en el tiempo, tras la conferencia de Martínez Heredia, presenté la ponencia El indio en la sociedad urbana en el período colonial, un estudio a partir de documentos atesorados en los archivos parroquiales de Camagüey y el Archivo Nacional de Cuba en el que se demuestra la inserción de los “indios” en la construcción urbana de Puerto Príncipe en el siglo xvii y, con sólidas muestras de orgullo, su integración en la élite social de San Pablo de Jiguaní en 1820, fecha en la que la familia Acosta está inmersa en un proceso judicial con el objetivo de probar su nobleza por descender de indios naturales y gozar de la condición de hijos de Caciques en esa región. Desde hace ya algunos lustros, las investigaciones demuestran que si bien el proceso de conquista y colonización de América significó un acto de masacre a la población aborigen, su resistencia se manifestó de manera desigual en los diferentes territorios; de modo que no concluyó en lo que ha sido considerado literalmente como un exterminio. 

En relación con el legado africano, en una vertiente de horizontes arribados a Cuba luego de la Revolución de Haití, Deymiselis Baró Hodelín, de la Universidad de Guantánamo, ofreció una caracterización de la presencia del vudú en la expresión músico danzaría del grupo Los Cosiá, huella de un pasado llamada a legitimarse como patrimonio de la localidad para ser protegida como documento histórico.

Significación especial merece el trabajo de la licenciada Roxana Coz Téstar, de la Cátedra de Estudios Multiculturales Fernando Ortiz, quien sin inscribirse en los estudios de género, aunque evidentemente tributa a ello, presentó la ponencia Que canten las mujeres. Memoria e identidad en la rumba matancera, estudio que toma como escenario los barrios Simpson y La Marina, zonas urbanas generadoras de una cultura popular tradicional que se integra a la identidad nacional. Uno de los aportes de Coz Téstar radica en la reconstrucción de núcleos de rumberas a partir de estudios de familia, siguiendo los patrones de conducta detectados por la doctora María del Carmen Barcia; particularmente con las implicaciones que tienen tanto las relaciones matrimoniales formales como las consensuadas. Desde familias como Calle y Mesa, la investigadora destaca entre las féminas dedicadas a la rumba a Estanislá Luna, autora de la pieza que da nombre a la ponencia: Que canten las mujeres, y Yeya Calle, entre muchas otras.

Desde una perspectiva orientadora y con loables resultados socioculturales asistimos a la Propuesta metodológica para la evaluación del impacto social del proyecto Afroatenas, ponencia presentada por el ingeniero Yasset Campos Marrero, de la Asociación Hermanos Saíz, que estuvo acompañada de un recorrido por el Callejón de las Tradiciones, donde tiene su sede e incidencia. Ambos espacios, el teórico en la Sala Estorino de la Casa de la Memoria Escénica, como el recorrido por el Callejón, validaron la importancia de poner en valor el patrimonio cultural para el desarrollo de la comunidad a partir de proyectos de colaboración internacional como es el caso de la recuperación del Edificio Villanueva, sede del proyecto, con el financiamiento de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación. El Callejón de las Tradiciones es una lección de historia y ejemplo de gestión en manos de jóvenes matanceros; una propuesta  que no encuentra límites entre tradición modernidad si tenemos en cuenta que dentro de las informaciones de su primer boletín, de junio 2016, se anuncia: “Muy Pronto // Por las gestiones realizadas con ETECSA serán colocados en el Callejón de las Tradiciones la WIFI, acceso a Internet en Villanueva y otros servicios como talleres de creación artística para todos los interesados”.(1)

Por otro lado, con centro en la reflexión en el presente, en el día a día, especial significación alcanzó la conferencia La esclavitud no es asunto del pasado, de Zuleica Romay, presidenta del Instituto Cubano del Libro; particularmente por la necesidad de enfocar al debate desde los intersticios que acompaña cotidianamente la marginalidad. Creo necesario destacar, la esperanzadora mirada de Romay a la socialización de las ideas en Cuba, a la existencia de espacios de comunicación en la intelectualidad cubana actual. En ese sendero, con un llamado social de clara proyección social, se coloca la intervención La construcción del socialismo en Cuba y la solución a la problemática racial, de Jorge G Silverio Tejera, profesor de la Universidad de Sancti Spíritus que aboga por un cambio de actitud ante los conocimientos, contribuyendo a la unidad de todos los cubanos desde una reafirmación de los rasgos que como cubanos nos definen.

 

 

Nota:

(1) Boletín Informativo. Mi barrio en Callejón, 1(1):4, Matanzas, junio 2016.


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