El Movimiento de la Nueva Trova cumple 50 años ya, lo que determina que no es tan joven, sin embargo, tal y como le pasa a muchos mayores, su esencia y espíritu siguen frescos en algunos de sus cultores más experimentados y, claro, en los más jóvenes que aportan sus aires de renovación.
De todas maneras, el MNT merece mucha veneración; sus canciones han sido a lo largo de su vida himnos de amor, del amor grande, el amor a todo, y muchas conservan, a pesar del paso del tiempo, esa cualidad.
El MNT fue en sus primeros años un fenómeno peculiar de ruptura y a la vez veneración de los ancestros musicales; son muchos los creadores cubanos que están afiliados a este movimiento; diferentes generaciones con denominadores comunes: voz, poesía y música, para compartir ideas de revolución, rebeldía, irreverencia, compromiso, fidelidad, patriotismo y amor.
El Periódico Cubarte ha querido tributar al programa de conmemoración de este aniversario 50 del MNT, una serie de entrevistas a trovadores de diferentes generaciones, herederos todos, tanto de Sindo Garay, Pepe Sánchez y Manuel Corona, como de Silvio Rodríguez, Noel Nicola, Vicente Feliú y Pablo Milanés, el querido Pablo, recientemente fallecido.
Uno de los más auténticos, peculiares y perseguidos miembros del MNT es Frank Delgado, quien nació en Minas de Matahambre, en Pinar del Río, el 19 de octubre de 1960 y es, aunque muchos no lo crean, Ingeniero hidráulico.
Frank, tiene muchas cualidades artísticas: tremendo compositor, poseedor de un arsenal de cubanía musical, eficaz apropiador de sonoridades foráneas; una hermosa voz con un timbre especial, nasal, bueno para el son, y dones personales que completan al trovador que es: carisma, gran sentido del humor y fino sarcasmo, una visión aguda y humanista de la realidad, sensibilidad, una descomunal imaginación y el poder de interpretar la realidad en la construcción de crónicas costumbristas pues el trovador es, sin discusión, un gran narrador de cuentos.
Este último rasgo de su personalidad se pone de manifiesto en sus conciertos: Frank hace las historias de sus canciones aportando así a sus presentaciones una atmósfera de total comunicación con el público, característica que igualmente podrá percibirse por los lectores en esta entrevista que el trovador concedió al Periódico Cubarte, larga, profunda y generosa.
—¿Su primer recuerdo del MNT le llega junto a qué figura?
“Creo que el primer recuerdo que tengo de la nueva trova o de los trovadores, es el de unos desarrapados que salieron en la televisión, a los que mi mamá estaba criticando porque no se vestían como se vestía la gente que iba a la televisión antiguamente, que usaban frac y pajarita, estaban muy maquillados y las mujeres llevaban vestidos de brillo y qué sé yo…
“Supongo que entre esos desarrapados que yo vi estaba Sara González, porque recuerdo que había una mujer; a mí me gustaron porque me parecieron modernos, como hippies , y tenían guitarras; eso me gustó mucho, yo no sé si por cosas que había visto en películas, a mí me gustó siempre la imagen de una guitarra en la playa, esa mecánica de las hogueras en la playa, que yo lo pude vivir un poco después , en lugares como el Cubanaleco, Hijas de Galicia, esas playas que había por aquí cerca por 110, que fueron después Círculos Sociales, hubo una época en que en estas playas se reunía gente a tocar guitarra.
“Ya te digo, me parece que esos primeros desarrapados que vi eran de la Nueva Trova, pero no estoy muy seguro de quiénes eran”.
—¿Cree que esa imagen era una referencia a los hippies?
“La gente de la trova se vestía normal, como de trabajo; eran muy famosas las botas de Silvio, que eran las del Servicio Militar, que se las había quedado y eran para él como una especie de talismán, igual se les llamaba botas cañeras, las de los que iban a las zafras.
“La gente que iba a la televisión se producía, andaba con trajes especiales con los que no andaba por la calle, y el concepto de los trovadores fue salir en la televisión como gente normal con la misma vestimenta con la que andaban por la calle; además algunos se dejaron el pelo largo, en el caso de Pablo el afro que se usaba, lo cual tampoco era bien visto.
“Creo que los miembros el MNT fueron hippies tardíos, ese movimiento contracorriente tiene que haber influido de cierta manera en los trovadores cubanos, y de Silvio y Pablo se decía que eran hippies, se veía mal porque pensaban que imitaban a los americanos. Fuimos hippies tardíos, mi generación también, de hecho el libro de Santiago Feliú se llama ‘Un hippie en el comunismo’.
“Algo de esa mística había y claro que fue una declaración de principios, una señal de que yo soy diferente, soy yo, no hay una ruptura, no me disfrazo para que me veas de otra manera, sino como una persona normal y corriente, pienso yo que pudo ser así.
—Y su primer recuerdo de un concierto en vivo de la Nueva Trova….
“Mi primer recuerdo de un concierto de la Nueva Trova fue una de esas actividades que le proponían a mi papá por el sindicato a la que había que ir, tendría yo como 9 años.
“Era un mano a mano entre Los Cañas y Los Dimos, que eran dos de los grupos importantes de la NT, y estaban a cada lado del escenario de la sala Hubert de Blanck cuando era de Teatro Estudio supongo, y ahí por primera vez yo vi a los trovadores y su estampa, y su modo de hacer, hablando al público, y Tony Pinelli hablaba por Los Cañas, y Adolfo Costales por Los Dimos, que integraban también Jesús del Valle, Tatica, Eduardo Martínez y Daniel García, el que hizo Juan Primito, en la novela Doña Bárbara, que protagonizó Raquel Revuelta, y a mí me encantaron.
“En un momento Los Dimos cantaron Fusil contra fusil, de Silvio Rodríguez y recuerdo que aluciné con esa canción, con la forma en que sonaba esa canción, la tocaban a dos guitarras y tenía una tremenda fuerza, para mí, tremenda fuerza.
“A Los Cañas, ya los conocía un poquitico más porque eran mucho más televisivos, más mediáticos, Tony era el hijo de Germán Pinelli o sea que tenían un pasaporte a la televisión tremendo…
“En esa presentación estaban en el público Miriam Ramos y Silvio Rodríguez en la misma fila en que yo estaba sentado; allí se dijo que Silvio, el autor de Fusil contra fusil, estaba en el teatro; ya él era bastante conocido; yo coincido con Gerardo en que la primera canción que yo oí de Silvio fue la canción de la brujita y también había oído Viven muy felices, pero en una versión de un grupo que me gustaba mucho que se llamaba Los Barba.
“Ya después los vi otras veces por televisión y me di cuenta de que existía este tipo de artistas que tocaba con guitarra y a mí me parecía una cosa mágica y quería aprender a tocar de todas, todas; no aprendí hasta los trece años, y, por supuesto, al igual que Gerardo Alfonso, las primeras canciones que canté fueron las de Silvio y de Pablo Milanés, recuerdo haber aprendido Yolanda en esos tempranos años cuando la grabó con el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, porque era muy fácil tocarla porque tenía solo tres acordes, que no por tres acordes es una canción menor, todo lo contrario, el valor que tiene es saber con tres acordes hacer una melodía extraordinaria como hizo Pablo.
“En la televisión aparecían esporádicamente estos trovadores, pero a Noel Nicola no lo conocí en esa época, ni a Vicente Feliú tampoco, al que conocí mucho más adelante, y de Noel había oído hablar y luego oí su canción María del Carmen…
“La primera imagen que guardo de Vicente son fotos de cuando, en los 70, él y Silvio fueron a Angola; grabaron Créeme… a ver, esto es una cosa que creo que fue así, no sé si se puede comprobar, pero recuerdo que en el programa Te doy una canción, que dirigía Douglas Ponce , pasaron una grabación de Créeme, con guitarra y tres, que mandaron Silvio y Vicente y se graficaba con fotos de ellos en Angola; a lo mejor me lo imaginé, porque yo soy muy imaginativo y tú sabes que «las mentiras son sueños pillados in fraganti », por eso puede ser que esté exagerando…
“Yo le tenía cierto amor a esa gente que tocaba guitarra y cantaba canciones que estaban más o menos comprometidas”.
—Usted estudió en una academia militar y así y todo escogió el camino el arte…
“Estuve en la Escuela Militar Camilo Cienfuegos desde séptimo hasta doce grado, y allí recogí una gran influencia porque a los que tenían que ver con la política cultural de la escuela les gustaba mucho la trova y nos estimulaban a cantar sus canciones ; recuerdo que cuando estaba yo en séptimo grado, los viernes nuestros padres nos visitaban y los oficiales organizaban actividades culturales y junto a un muchacho que se llamaba Rodrigo Chávez Rodríguez, hicimos un dúo pero unísono, porque ni hacíamos voces ni tocábamos guitarra, y todo lo que cantamos fue de Silvio.
“Había en esa época una novela radial que se llamaba El Capitán Alba que su tema musical era Si tengo un hermano, y esa fue la primera canción que yo monté con Rodrigo Chávez, después cantamos La nueva escuela y Te doy una canción.
“Con esto quiero decirte, que además de que a mí me gustaba la imagen de los trovadores, en la escuela ‘me los tiraban a pulso’; estoy tratando de acordarme del nombre de un instructor de Teatro de la escuela que tocaba guitarra y componía, tenía una canción dedicada a Víctor Jara, que lo habían matado cuando el golpe de Chile en el 73; a mí me encantaban las cosas que hacía ese instructor y me aprendí unos versos de José Martí que musicalizó ‘Por tus ojos encendidos y lo mal puesto de un broche….’,fue de las primeras cosas que aprendí en la guitarra.
—Pero también tuvo un pasado rockero, ¿no?
“Al igual que Gerardo Alfonso, tampoco puedo negar mi pasado rockero; el tipo que me enseñó a tocar guitarra que se llamaba Humberto, lo que sabía eran canciones de rock y me enseñó con los temas de un grupo que se llamaba Credence Cleanwater Revival, más conocidos como Aguas claras en aquel tiempo, que tenían canciones bastante fáciles, la primera que me aprendí completa fue Born on the Bayou, que casi todo el tiempo mantiene un solo acorde, después me aprendí Proud Mary, Rolling on the river, en la versión de Credence, esas fueron mis primeras cosas , y en un momento de Rolling on the river hay un pase que es Re La y Si menor que cuando yo oigo El mayor, de Silvio, tenía esos mismos acordes, y por ahí empecé sacando cosas, y realmente a los guitarreros que había en mi escuela, siendo una escuela militar de disciplina militar y donde estaban todos los revolucionarios del mundo , a la mayoría, lo que le gustaba era el rock and roll y yo crecí en ese escuela escuchando rock and roll y sacando algunas canciones del MNT, de Silvio , Pablo y de mi instructor.
“En los Camilitos nos dieron Educación Artística, clases de Artes Plásticas, Teatro y Música; Juanito, pianista acompañante del Ballet Nacional de Cuba, que era un niño cuando aquello, tendría 18 o 19 años, nos dio los movimientos musicales, Barroco, Romanticismo, todo aquello y cargaba con un tocadiscos Accord para hacernos audiciones y después nos dieron música cubana por los libros de Argeliers León y todo lo relativo a los orishas y, ¿sabes qué? traían a los integrantes de Danza Nacional de Cuba y del Conjunto Folklórico Nacional para las audiciones , y no era optativo, tenías que ir obligatoriamente , y yo agradezco de verdad esa educación que me dieron porque yo con 14 y 15 años hablaba de tambores bimembranófonos e instrumentos idiófonos , cosas que me habían dado en las clases de apreciación musical.
“Fuimos muy bien educados, nos llevaron, entre otros, a Carlos Puebla y sus tradicionales cuando cantaban no solo canciones revolucionarias, sino también de la trova tradicional.
“En el año 78, en vísperas de la celebración aquí del Festival de la Juventud y los Estudiantes, creo que yo estaba en 12 grado, fue Silvio a la escuela en una actividad para recaudar fondos para el festival, y costaba un peso el concierto; Silvio fue con Noel Nicola, y fue la primera vez que vi a Noel y me encantaron su impronta y las cosas que cantó; por supuesto, a Silvio lo conocíamos un poco más por algunas canciones que eran como la banda sonora de los actos políticos , pero era un tipo que tenía tremendo swing y me encantaba su mecánica.
“Esa actuación de Silvio y Noel yo creo que fue un parteaguas en mi caminito porque me dije que sí, que me quería aprender todas las canciones de Silvio y quería ser un artista aficionado, o sea, ser ingeniero pero saber también tocar guitarra como parte de la política integral de aquella época.
“Cuando Silvio estrenó, o era muy poco conocida, la canción Mariposa que yo la escuché… hasta que no me la aprendí no paré, y con otro muchacho de la escuela, que se llamaba Charles y tocaba mucho mejor guitarra que yo, nos la aprendimos con solo escucharla el día de la escuela y un día que la oímos por la televisión en Te doy una canción, me doy cuenta que nos faltaron acordes y los inventamos, pero a partir de ahí empecé a aprenderme canciones de Silvio…
Continuará...
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