Desde la ecuestre figura levantada a escasos metros del mar y de la casa donde falleció hace 54 años el General Enrique Loynaz del Castillo, libró en la madrugada del pasado 10 de septiembre una de sus más feroces batallas. Esta vez contra el viento y las olas que arrasaron el litoral de Jaimanitas, pequeño poblado situado al oeste de la capital.
Al amanecer, entre el paisaje desolador de inundaciones, derrumbes y escombros traídos por la desatada marea, señoreaba la imagen enhiesta del mambí autor del Himno Invasor, incitando nuevamente a continuar la marcha, tal como lo concibió el pintor, escultor y ceramista José Rodríguez Fúster (Caibarién, 1946), creador de un mundo mágico que ha ido multiplicándose allí, la patria chica del artista en las últimas tres décadas.
“Mi proyecto es muy extenso. Abarca también la playa, en la que he estado haciendo un espacio donde se una el arte con el deporte. Es un trabajo para los niños y tiene como propósito distanciarlos un poco de los juegos pasivos de las computadoras. Sin negar ese desarrollo, sino tratando de que incorporen las ideas tan lindas que Martí escribió en Un juego nuevo y otros viejos”, explicó Fúster al Periódico Cubarte, al referirse a los tres murales realizados por él y derribados por las inundaciones costeras al paso del huracán Irma por nuestro territorio.
“Había uno sobre los niños y también un área donde los muchachos jugaban baloncesto. Fue inaugurado oficialmente el pasado 28 de enero, con la presencia de Alberto Juantorena y otras glorias del deporte cubano. El mismo día que se inauguró La Estrella de los Agradecidos, dedicada a Fidel”.
Acota el también autor de las intervenciones realizadas en numerosas casas en las inmediaciones de la calle 226, como la que homenajea al poeta español Miguel Hernández; o en instituciones de la trascendencia social del Consultorio del Médico de la Familia; o en parques semejantes al que rinde tributo a Antoni Gaudí, uno de sus grandes inspiradores junto al también español Pablo Picasso y el rumano Constantin Brancussi.
Más, es en el Estudio-Taller del artista, núcleo de la conocida popularmente como “Fusterlandia”, donde aparecen desbordadas imaginación y creatividad en esculturas, mosaicos y murales, como los consagrados a la Virgen de la Caridad del Cobre, los Cinco Héroes o al Nacimiento de Venus, de Boticelli, todos con la impronta caribeña de este fundador del Movimiento de la Nueva Cerámica que autofinancia cada una de sus obras.
“La primera respuesta a los destrozos de Irma es un muro de cinco metros. Será una respuesta optimista y se llamará Contra viento Ir-marea, un poco metiéndonos con este nombre de mujer. Es verdad que todas las Irmas no son malas, pero esta se ensañó particularmente con nosotros.
Lo vamos a inaugurar tan pronto lo terminemos, para que sepan que estamos haciendo algo. Ya después, enseguida, vamos a hacer una versión de lo que había, porque uno no debe repetirse. Queremos hacerlos más bonitos: uno para los niños y otro que los invite a practicar los juegos tradicionales. Serán unos 50 metros en total.
Ese es un lugar muy crítico que hay que resolver, porque si no el mar entrará nuevamente. Allí hay que trabajar con mucha calidad. Por ejemplo, el muro que el mar derrumbó yo no lo hice. Hice el del General y no se cayó porque tomamos todas las medidas necesarias”, subraya el también autor del mural que se levanta en el Parque Nené Traviesa del Malecón habanero, obra excepcional por su ubicación fuera de Jaimanitas y que, dañada asimismo por el meteoro, ocupará la atención del artista en un futuro inmediato.
“Pienso que Irma nos ha dado una lección de cómo protegernos; así que ahora trabajaremos con mayores requerimientos”, afirma Fúster, quien se muestra agradecido por la preocupación mostrada por el gobierno y los medios de difusión ante la pérdida de parte de su proyecto artístico.
“Fidel dijo que lo primero que hay que salvar es la Cultura. Si se ha perdido algo que la gente entiende ya con algún valor cultural, comunitario; hay que recuperarlo. Con la misma intensidad, con el mismo amor con que se recuperan otros bienes. Estoy invitando a toda la gente de la comunidad que quiera donar un saco de cemento, un poco de piedra. Lo que sea, para hacer esto”.
Con esa determinación nos despide Fúster. Mientras, a unos quince metros del ahora apacible mar, Yosmel y Olvis van levantando la primera parte del muro. Un muro que se irá extendiendo al encuentro con los niños, siempre bajo el amparo firme del General mambí y la Palma Real, emblemas eternos de indoblegable cubanía.
Publicado: 28 de septiembre de 2017.
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