La sentimos siempre nuestra como las palmas. Nació en 1889 en el Valle del Elqui en una aldea llamada Vicuña.
Cuentan que desde muy niña el dolor la invade. Recelos, suicidios de personas muy cercanas, muertes que endurecen su temperamento fuerte, enérgico, que lleva patéticamente a su obra poética y gana en 1914 los Juegos Florales de Santiago, con sus Sonetos de la Muerte. En Nueva York, en 1922 publica su primer libro de Versos titulado Desolación de un estilo inigualable. Fue en la Revista Educación Nacional.
Poeta, Maestra de escuela desde muy niña. En 1922, por vez primera viajó a nuestra Ciudad. Solo cuatro días para descubrirla, bajó por escala, iba a México invitada por su Presidente. Ya era una reconocida educadora. Vasconcelos con su intento de Reforma Educacional la espera y trabajaría con él en la hermana nación.
Llegó a ser tan martiana como las palmas, al punto de decir, que fue nuestro Héroe, el Maestro esencial de su vida y de su obra.
Recomendaba la lectura de la obra de nuestro Héroe Nacional, porque según Gabriela, resultaba fundamental para el mejoramiento no solo literario, sino humano. José Martí para Gabriela Mistral, era el hombre más puro de la raza.
Veneraba a Martí hasta la ternura. Desde el año 20 lo sintió junto a ella, sus Versos Sencillos / Yo soy un hombre sincero de donde crece la palma / y antes de morirme quiero echar mis versos del alma/. Martí siempre Martí entre sus labios.
Para ella, la Habana era la ciudad que amaba por bella, por marítima, por vital.
/ Caminado de Este a Oeste/ con su arrastre de metales/ hacen la ronda de espadas/ doce mil palmeras reales.
Quiso volver a la Habana, y lo hizo por tres ocasiones más, en 1931, 1938 y en 1953, en fecha de aniversario de nuestro José Martí.
En estos tres últimos viajes, sus amigos la esperaban. Los periódicos se hacían eco de la visita de la gran chilena.
La Casa de la poeta Dulce María Loynaz, el Hotel Inglaterra, el Paseo del Prado, el Teatro Principal de la Comedia, el Teatro Campoamor, entre otros preciados lugares la vieron conversar en nuestra tierra, mientras, años después se conservan muchas cartas intercambiadas entre otras, con sus amigos cubanos.
Por cierto, parece que conocía que su amigo Jorge Mañach preparaba su Martí el Apóstol, y lo estimulaba en su escritura.
Conferencista emblemática con extraordinarios discursos le conocimos los cubanos, hermosos parlamentos, estremecedores.
Cuál era el nombre verdadero de la poeta pues bien: Lucila María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaba. Para el Mundo Gabriela Mistral.
Lo de Gabriela lo adopta por el poeta italiano Gabriele Annunzio, lo de Mistral, por lo de un viento provenzal o quizás por Federico Mistral.
Fue Premio Nobel de Literatura, en 1945, la primera mujer de Nuestra América, vivió en el XIX y trascendió el XX con una vigencia impresionante. Representó como diplomática a su Chile y fue embajadora de la Unesco. Viajó por varios países.
Muchos de sus amigos en Cuba intercambiaron sus cartas. Las poetas que la conocieron también. Serafina Núñez, Fina García Marruz, Rafaela Chacón Nardi y dos de los hombres me vienen a la mente, Jorge Mañach y Juan Marinello.
Para ella Mañach, era un contador de historias, un ensayista sutil por añadidura y un periodista de subida categoría. A Serafina y a Rafaela que descollaban en ese momento, las estimulaba a seguir. Las consideraba grandes promesas en el universo lírico de nuestra Cuba amada. Martí no les podía faltar. Colocaba a los cubanos intelectuales que admiraba al lado de Alfonso Reyes, el mexicano universal , al colombiano Baldomero Sanín Cano y a Pedro Henríquez Ureña tan dominicano como cubano, llamando a todos, nobles personas, para honor nuestro decía, todos ellos, pilares de un nuevo clasicismo latinoamericano,
Un día le dijo a los niños estos versos:
En el mundo está la luz y en la luz está la ceiba y en la ceiba está la verde llamarada de la América.
Dame la mano y danzaremos dame la mano y me amarás como una flor seremos dame la mano y nada más.
Era Gabriela cristiana y democrática, martiana, amaba la paz y la justicia.
Quiero aprovechar el próximo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, para saludar a todas las mujeres de Nuestra América, a las cubanas y las de otros países .Como dijo el poeta chileno Jaime Quezada, Gabriela Mistral era una cantora feminista e indigenista, con amplias proyecciones sociales y con una vigencia impresionante.
Las cubanas descendientes de Gertrudis Gómez de Avellaneda, de Mercedes Matamoros, de Marta Abreu, de Elvira Cape, de Vilma, de Haydée, de Celia, y de tantas otras a lo largo de nuestra Historia, devienen en la mujer cubana moderna y revolucionaria de hoy, que Gabriela no conoció , pero predijo que constituirían un paisaje tropical , un panorama maravilloso de nuestra Isla .
A esta mujer moderna y revolucionaria, cubana fuerte y valiente dedico este Soneto de Gabriela Mistral.
La Mujer fuerte. (Del poemario Desolación)
Me acuerdo de tu rostro que se fijó en mis días/Mujer de saya azul y de tostada frente,/ Que en mi niñez y sobre mi tierra de ambrosía/ Vi abrir el surco negro en un abril ardiente.
Alzaba en su taberna, honda la copa impura/ El que te apegó un hijo al pecho de azucena/ Y bajo ese recuerdo, que te era quemadura,/ Caía la simiente de tu mano serena.
Segar te vi en enero los trigos de tus hijos/ Y sin comprender tuve en ti los ojos fijos/ Agrandados al par de maravilla y llanto
Y el lado de tus pies todavía besara/ Porque entre cien mundanas no he encontrado tu cara/ Y aún te sigo en los surcos la sombra de mi canto.
Murió Gabriela Mistral, en 1957, víctima de una triste dolencia, en un Hospital de Nueva York.
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