Muchas veces utilizamos alguna palabra y no sabemos exactamente su significado. Una de ellas es barrenillo, que tiene dos acepciones principales: ‘Insecto coleóptero que ataca a los árboles, horadando la corteza y comiendo la albura’ y ‘enfermedad que produce el insecto llamado barrenillo en los olmos y otros árboles’. Horadar es ‘agujerear algo atravesándolo de parte a parte’. Albura significa ‘parte de color blanco que se encuentra tras la corteza de los árboles’. Ahora bien, barrenillo, tiene una tercera acepción para su uso solamente en Cuba: ‘Idea fija, preocupación obsesiva’. Como en este ejemplo: “El joven tiene tremendo barrenillo porque le parece que no va a poder aprobar los exámenes”.
Dos casos parecidos
Entre nosotros los cubanos, todos sabemos quién fue Matías Pérez, el sastre y fabricante de toldos, portugués de nacimiento y avecindado en La Habana, que construyó un globo aerostático y en la segunda ocasión que se empinó al cielo, desde la capital, en la antigua Plaza de Marte, hoy Plaza de la Fraternidad Americana, el 28 de junio de l856, se perdió, desapareció para siempre. ¿Dónde pudo caer? Por más que se le buscó, no se le encontró. El hecho dejó una frase que se usa hasta nuestros días: “Voló como Matías Pérez”, que se expresa cuando nunca más se han tenido noticias de alguien.
En Chile hay un dicho parecido, por una situación también igualmente similar a la anterior: “Más perdido que el teniente Bello”. El primer teniente Alejandro Bello Silva, quien había estudiado en Francia, en la Escuela de Aviación L’Espace, en ocasión de que rendía las pruebas y exámenes correspondientes para obtener el título de piloto, el 9 de marzo de 1914, se prestó a demostrar sus aptitudes de navegante aéreo en un aeroplano de aquella época, un biplano, de la marca Sánchez-Besa, el cual estaba identificado con el número 13, y para ello despegó desde su base, en el aeródromo militar Lo Espejo, en la comuna de igual nombre, en la capital. Según se piensa, mientras volaba entre dos puntos de la provincia de Santiago, esto es, posiblemente ente Culitrín y Cartagena, quedó extraviado para siempre. Nunca fue posible encontrar ni los restos del avión ni el cadáver del teniente, a pesar de la exhaustiva búsqueda que se hizo. Entre las teorías que se han producido acerca de este hecho, está la de que cayó al mar. Alejandro Bello Silva, quien nació en l887, y había comenzado su carrera militar en 1909, a los 22 años, era nieto del lingüista y académico —y también maestro que fue de Simón Bolívar— Andrés Bello (Caracas, Venezuela. 1742-Santiago de Chile, l865). Este accidente dio por consiguiente que se acuñara la mencionada frase en el pueblo chileno: “Más perdido que el teniente Bello”, y con ella se ha querido identificar a personas distraídas o que se han perdido en el camino. Además, su vida y este episodio de su desaparición han tenido cabida en diferentes novelas.
Americanismos
La voz ñeque es un americanismo con diferentes significados en distintos países; por ejemplo: En Ecuador, Bolivia y Nicaragua es ‘fuerte, vigoroso’. En Bolivia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras y Perú es ‘valor, coraje’. En El Salvador y Nicaragua es el ‘bíceps braquial’, esto es, el músculo abultado en el brazo de los atletas. En Honduras significa ‘capón’, o sea, ‘el golpe dado en la cabeza con el nudillo del dedo del corazón o dedo del medio, así como con todos los nudillos de una mano’. En Colombia y Costa Rica quiere decir ‘agutí’, es decir, ‘mamífero roedor de una familia afín a la del conejillo de Indias —nuestro cubano curiel—, propio de América Central y América del Sur. En Cuba es ‘mala suerte’. Y la locución de ñeque tiene la significación, en Bolivia y Honduras, de ‘fuerte, vigoroso’.
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