Si veinte años no son nada, según el tango popularizado por Carlos Gardel, el Zorzal criollo, treinta y nueve, es solo un poco más y es ese el compás de espera de Guanabacoa para celebrar su quinientos aniversario que será el 12 de junio de 2054, onomástico de ese núcleo urbano como “pueblo de indios” fundado por el cabildo habanero en igual fecha de 1554. El título obedecía a que tenía como propósito reunir en esta población a los indígenas errantes del territorio occidental de la isla después de liberados de la servidumbre al ser abolidas las encomiendas en 1553; otro pueblo similar se fundaría en 1556 en la región oriental: San Luis de los Caneyes.
El pueblo de Nuestra Señora de la Asunción de Guanabacoa se asentó en el mismo lugar donde existieron dos poblados indígenas prehispánicos: Guanabacoa y Tararaco, hoy estudiados como sitios arqueológicos por lo que, definitivamente, esta zona está poblada desde tiempos inmemoriales.
El pueblo se supeditaba a un “Protector de indios”, un señor español que tenía la misión de hacer valer los derechos de los aborígenes, el primero que ostentó tal jerarquía fue Hernán Manrique de Rojas y las tierras entregadas a los “indios de Guanabacoa” para sus labranzas se extendían desde la ensenada de Marimelena, en la bahía de La Habana hasta Batabanó y Güines, en la costa sur y por la costa norte hasta la actual Santa Cruz del Norte, prácticamente toda la actual provincia de Mayabeque.
Guanabacoa asume funciones de capital al establecerse en este pueblo el gobernador de la isla Don Gonzalo Pérez de Angulo y el cabildo habanero tras la toma de La Habana por el pirata francés Jacques de Sores que la atacó el 10 de julio de 1555. El refrán “Meter La Habana en Guanabacoa” es una consecuencia de ese acontecimiento.
Paulatinamente se fueron asentando españoles en estas tierras, unas veces arrebatándoselas por la fuerza a los indígenas y otras, casándose con mujeres indígenas para participar del patrimonio familiar. Lo cierto que estas disputas y desavenencias entre los naturales y los peninsulares eran constantes y cotidianas. Por otro lado, parece que no les bastaba a los indígenas con el fruto de la tierra para subsistir y se veían obligados a contratarse en otros menesteres, hubo indígenas trabajando como mayorales, rancheadores y guías de camino y en buen número participó en las obras del primer sistema defensivo de la capital[i] sobre todo del castillo de los tres reyes del Morro en la que también se emplearon indígenas apaches, huastecos y tarahumaras procedentes de la Nueva España, pero estos a diferencia de los de Guanabacoa, no estaban contratados como asalariados sino que tenían la condición de siervos o esclavos.
De 1609 data la fecha más antigua en la que consta un cabildo propio para Guanabacoa, aun pueblo pero, en la adelante, en algunos textos comienza a aparecer como villa. El cabildo tenía por separado un alcalde y regidores indígenas y otro alcalde y regidores españoles. Al siglo siguiente, el 13 de diciembre de 1720, se aprueba otro pueblo de indios en el occidente: San Francisco Xavier de los Quemados de Marianao y ya antes, en 1702, se había aprobado otro en el oriente: San Pablo de Jiguaní.
Mientras, Guanabacoa, sigue estando en el vórtice del problema indígena y la lucha por conservar sus tierras. Participan sus vegueros en las rebeliones de 1717, 1720 y 1723 contra el estanco del tabaco junto a los de San Miguel del Padrón, Jesús del Monte, Santiago de las Vegas, San Antonio de los Baños y otras localidades de la región.
El cabildo de Guanabacoa recibe en 1737 el derecho a usar el pendón real y el 14 de agosto de 1743, víspera del día de la virgen de la Asunción y de su fiesta patronal “La Tutelar”, le es otorgado por Felipe V el título de villa y el escudo de armas. Casi veinte años después, un hijo de esta villa, Josep Antonio Gómez y Buyones, “Pepe Antonio”, lidera a los milicianos de esta tierra para enfrentar a la invasión inglesa iniciada el 6 de junio de 1762 y concluida con la rendición de la ciudad de La Habana el 12 de agosto. El convento de Santo Domingo, de los Padres Dominicos en Guanabacoa, sirvió de cuartel general de los invasores durante el teatro de operaciones militares. Pepe Antonio muere de enfermedad el 26 de julio y desde entonces, será Guanabacoa reconocida como “la Villa de Pepe Antonio”. La parte occidental de Cuba es ocupada por los británicos hasta julio de 1763 y cuando es canjeada por La Florida, 101 familias indígenas floridanas de las etnias tequesta, calusa y timulca se asientan en Guanabacoa recibiendo la protección de la corona española al ser enemigos de los ingleses, así concluye un período importante de la historia local de Guanabacoa.
En los años siguientes se convertiría en uno de los centros de la plantación esclavista azucarera-cafetalera de la llanura Habana-Matanzas y recibiría una numerosa inmigración forzosa de hombres y mujeres africanos bantúes, lucumíes, carabalíes y de otras etnias y una nueva identidad comienza a tejerse en un mestizaje sanguíneo y cultural con los elementos hispánicos e indígenas y sobre todo, un sincretismo religioso que la convierte en una de las zonas de mayor arraigo de las reglas de Osha y la Conga o Palo Monte así como de la sociedad secreta Abakuá, fielmente recordadas en su museo municipal, su festival de raíces africanas “Wemilere” y en las conductas, costumbres y cultura popular tradicional locales.
Guanabacoa estará en las conspiraciones de José Antonio Aponte, Soles y Rayos de Bolívar, el Águila Negra, en las guerras de independencia, las luchas contra las tiranías de Gerardo Machado y Fulgencio Batista y en el proceso revolucionario. Su rica historia y los valores patrimoniales de su centro histórico urbano, le valieron para declararlo Monumento Nacional hace treinta años.
Pero un recorrido reciente por el centro histórico de Guanabacoa nos hizo replantearnos ante tantos derrumbes parciales y totales de parte importante del patrimonio construido y el deterioro de otra porción del mismo, las interrogantes siguientes: ¿Cómo arribará Guanabacoa a su medio milenio dentro de treinta y nueve años? ¿Perderá la condición de Monumento Nacional su centro histórico ante tal estado crítico? ¿Habrá patrimonio histórico construido en el 2054?
No es una alarma injustificada, no es una híper crítica, es una realidad que hay que analizar. La Casa de las Cadenas, vivienda de dos niveles, de tanta historia y leyenda y tanto valor patrimonial, está apuntalada, sufrió un derrumbe parcial y el pronóstico no es halagüeño; la cubierta de la Casa de la Trova se fue al piso; la Casa de Francisco Viondi, donde además conviviera nuestro Héroe Nacional José Nacional también sufrió derrumbe de su cubierta; la Quinta Corona, en la pernoctara Alejandro de Humbold, se desecha en pedazos; ya se arruinó la antigua quinta donde en la Revolución estuviera el Policlínico Andrés Ortíz; el Museo Histórico Municipal, fundado el 26 de julio de 1964, sigue parcialmente funcionando, pues de 36 salas solo están trabajando ocho; hace años cayó la cubierta del antiguo Casino Español, hoy cremería “La Viña”, la Plaza de conciertos “Urselia Díaz Báez” convertida en un abominable rastro de desechos; el antiguo cine-teatro “Fausto”, después, “Rita Montaner”, continúa, en pleno centro citadino como una edificación sin techo parcialmente; otras amenzas tiene el cine-teatro “Carral”; la antigua Plaza del Mercado de la calle Cadenas, después comedor obrero, se derrumbó y su espacio está vacío; algo similar ocurre con la antigua fábrica textil “El triunfo”, la antes ferretería de igual nombre y la tienda de juguetes de la céntrica de esquina de Pepe Antonio y Máximo Gómez y tantas y tantas casonas antiguas derruidas, sin cubierta o sus espacios convertidos en parques o simplemente en terrenos vacíos propensos a llenarse de escombros y desechos. S.O.S para Guanabacoa en su camino hacia el medio milenio.
Cuando vemos las festividades de las primeras ocho villas por sus quinientos años, unas ya realizadas y otras en proceso, nos preguntamos: ¿y después del 2019 en que celebremos el cumpleaños de San Cristóbal de La Habana, quinta villa en el orden fundacional y la octava en el orden de celebraciones, qué pasará con el resto? ¿Cómo queda Guanabacoa a la que le faltan hoy treinta y nueve años pero es, por derecho una de las primeras poblaciones cubanas?
La memoria histórica cubana y los guanabacoenses esperan respuestas.
[i] Incluye los castillos de los tres reyes del Morro, San Salvador de La Punta y el de la Real Fuerza, los tres, representados en el escudo de armas otorgado en 1665 a la ciudad de San Cristóbal de La Habana. Completan este primer sistema defensivo los “torreones adelantados”, dos al oeste: San Lázaro y Santa Dorotea de la Luna, en la caleta de Juan Guillén y la Boca de la Chorrera, respectivamente y dos al este: Santiago, en la ensenada de Cojímar y el de la Boca de Bacuranao, estos dos últimos están presentes en el escudo de armas de la villa de Nuestra Señora de la Asunción de Guanabacoa.
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