Cuando habitualmente cruzamos por el túnel de 5ta. Avenida desde El Vedado hacia Playa, sabemos que 5ta. Avenida no es necesariamente el municipio Playa como tampoco, un poco más arriba, la Avenida 31 no es necesariamente el municipio Marianao, del mismo modo como tampoco sucede con la Avenida 51. Sin embargo, cuando subimos algunas cuadras más, desde 51 hasta 89 entre 104 y 106, específicamente hasta el barrio La EMCE, al Consejo Popular “CAI-Los Ángeles”, tenemos la sensación de estar en un lugar desconocido para el habanero común, por lo difícil del acceso al igual que debe de ser para sus vecinos dirigirse hacia cualquier otro sitio de la capital. Pues ahí mismo, en La EMCE, fue el lugar escogido por el trovador Silvio Rodríguez para celebrar el pasado 27 de marzo, el concierto número 65 de la Gira por los Barrios. Acompañado por la flautista Niurka González, el batería  Oliver Valdés y el Trío Trovarroco, Silvio ha llevado por  barrios de la ciudad, decenas de presentaciones similares, no solo con su obra a cuesta sino también la de otros intérpretes que conforman el amplio abanico del panorama musical cubano. En esta oportunidad, la invitada fue nada menos que Liuba María Hevia quien desbordara toda la belleza y el lirismo de su canto sobre los vecinos de esta localidad marianense, sobre  aquellos que nada más, si acaso, tuvieron que dar solo unos pasos para ubicarse entre las primeras filas de espectadores, incluso no fueron pocos los que cómodamente sentados desde sus casas, disfrutaron del espectáculo. Por supuesto, el hecho como tal de la razón de estos conciertos en sí mismo, resguarda una serie de motivaciones estéticas como la de contactar en directo con piezas antológicas de la cancionistica cubana como Unicornio y La Maza para así confirmarnos que la nostalgia constituye un acontecimiento inevitable de nuestras vidas y a la vez disfrutar del arte de un grupo de alto rango profesional por el virtuosismo de la flautista Niurka González y por el talento de los guitarristas Rachid López, Maykel Elizarde y Cesar Bacaró, integrantes del Trío Trovarroco, además del dinámico batería Oliver Valdés. Si bien es cierto que nos quedamos atrapados por la distinción de los nuevos arreglos que Silvio aporta a algunas de sus canciones más conocidas, hay un valor añadido a esta gira de conciertos, que merece nuestra más franca reflexión.

Mientras algunos se inclinan por la llamada especulación con entradas a precios excesivamente altos para sus presentaciones en famosos centros nocturnos capitalinos, en cambio con esta modalidad de conciertos populares, no solo se lleva una música de particular calidad artística hasta la misma puerta de su casa sino además cultura en su más amplia acepción. En momentos cuando la diversidad de corrientes musicales que se desarrollan en el país, se ha ampliado considerablemente hasta el punto que hay quienes consideran que para dedicarse al arte de la canción no necesitan ningún tipo de superación profesional, los que han subido al escenario de Silvio se distinguen por ser relevantes representantes de entre lo mejor de la música cubana contemporánea. Pero a la vez, dicho acto fundamenta las razones de un principio que se convierte en las esencias de actitud ante la vida. Es la plasmación de una búsqueda incesante en lo más profundo de nuestra identidad como nación. Es la conformación de un canon ideológico donde el devenir de las canciones de Silvio se extiende mucho más allá del momento en que han sido creadas.

Por muchas dificultades como sociedad que afrontemos en estos momentos como las nuevas que se nos puedan llegar a presentar, el pueblo cubano sabe hacia dónde marca la brújula de nuestras convicciones, convicciones narradas en las canciones del trovador. Allá quienes sueñan que con trapos, lentejuelas y lucecitas para escena podrán remover principios anclados en nuestra dignidad de cubanos revolucionarios. Basta hojear cada viernes las páginas del periódico Granma, específicamente aquellas donde se publican las cartas dirigidas a la dirección del diario, para constatar que mucho más allá de la critica a los irresponsables, mucho más allá de la critica a los indolentes que hacen mal su trabajo, dichas misivas desprenden el resplandor de las virtudes cívicas que nuestro proceso revolucionario ha inculcado en el pueblo cubano durante todos estos años. Ante tanto fervor patriótico, ante tanta honestidad inmaculada hecha pública en la prensa, cuando escuchamos El Necio interpretado por Silvio Rodríguez en el corazón de cualquier barrio capitalino, es la confirmación de que  todos somos los  protagonistas del inclaudicable mensaje de esta canción, de que todos somos los mismos que escribimos a las páginas del periódico Granma.