Por Laura Mercedes Giráldez
«¿Qué sabes tú de lo que yo quiero para mi futuro, mamá? (…) ¿qué te tengo que agradecer?, ¿que me separen de mis amigos, del sitio donde me gusta vivir? (…) Hay cosas que no se recuperan, mamá».
Esa es la reacción de Bruno, un adolescente que –como sus padres– tiene una visa para España que está cerca de vencimiento. Treinta días le quedan en Cuba a un joven de 15 años que está conociéndose a sí mismo y al mundo que lo rodea, y que no tuvo participación a la hora de tomar esa decisión familiar que atañe a sus intereses.
«La migración es un tema sensible, por el que llevamos pasando muchos años», comenta Omar Rolando, quien encarna a Bruno en la teleserie Calendario. Ese fenómeno latiente en nuestra sociedad es uno de los caminos que encuentran algunas personas para alcanzar su estabilidad económica. Lo que cuestiona la teleserie no es esa disposición, sino cómo afecta a los más pequeños de casa, que suelen quedar fuera del proceso de discusión.
«La adolescencia es una edad muy complicada. Y esa es la vía que buscan algunos para tener una mayor solvencia. Por cuestiones de edad y de mandato los niños no pueden decidir qué quieren hacer y tienen que irse. Hay muchos que no se quieren ir, aunque haya personas que no piensen que es así».
Este estudiante de la enseñanza media, creado por la incisiva pluma de Amílcar Salatti, puso a Omar Rolando a indagar en sentimientos propios para asumirlo. «Yo viví algo parecido, porque a mi hermano le pasó lo mismo. Cuando él logró estar con la muchacha de la escuela que le gustaba –ese amor platónico de la adolescencia, cuando piensas que el mundo se te va a caer–, tuvo que irse. Viví muy de cerca esa tristeza, ese dolor, tragar para que la gente no sepa lo que estás sufriendo, y me basé en él para representar todo esto que le pasa a Bruno».
La migración es un tema recurrente en nuestras propuestas comunicativas, así como es de común en la cotidianidad cubana; sin embargo, en los medios no ha sido suficientemente abordado el daño sicológico que puede causar en los niños y adolescentes. Visibilizar esa situación es uno de los méritos de esta producción audiovisual que mucho tiene que ver con el proyecto de Ley del nuevo Código de las familias, que promueve el derecho de los menores a ser escuchados de acuerdo con su capacidad y autonomía progresiva y a que su opinión sea tomada en cuenta.
Omar Rolando ya no es un adolescente, y ha decidido dónde quiere estar, sin que eso signifique que no acepte que quienes quieran encontrar su futuro en otro sitio lo hagan. «Si quiero me puedo ir mañana, pero, aunque sé que hay miles de problemas, que pasamos trabajo, estoy aquí porque me gusta lo que hago».
Por otra parte, el actor y su personaje tienen más puntos de encuentro: «Hay mucho de Omar en Bruno, ese amor por la lectura, por la poesía, ese romanticismo, esa sinceridad, la transparencia. Tenemos numerosas cosas en común».
Aunque ha sido un reto representar a alguien que está lejos de su edad, desde que hizo el casting se enamoró del personaje. «La directora trató de buscar actores que estuviesen acordes, pero yo estoy un poquito más alejado. Sin embargo, a la gente le ha gustado mucho, las críticas han sido muy positivas. Traté de hacerlo con la mayor veracidad posible, con la mayor sinceridad, que es lo que más caracteriza a este muchacho».
Bruno logró –como dijo Leandro en el capítulo de su despedida– reunir a todo el 9no. 3. Así mismo, Calendario agrupa las principales problemáticas de los adolescentes de la Mayor de las Antillas, y a las familias, cada domingo, frente a la pantalla chica.
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