Héctor Quintero, contigo más que pan y cebolla


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No en vano es considerado por muchos como uno de los autores más importantes de la escena cubana. La producción artística de Héctor Quintero es testigo de su entrega, su pasión profunda por las letras y la cultura toda. A 78 años de su nacimiento, queda en recuerdo de su isla y más allá de nuestras fronteras, porque sus creaciones lograron trascender esos límites.

Pudiera decirse que el arte, y en especial el teatro, fue parte de su vida. Aunque con gran avidez incursionó en la literatura narrativa, la radio, el cine y la televisión llevan también su huella a través de programas en los que se desempeñó como director. Pero desde muy joven el teatro lo sedujo de una forma inseparable, para convertirlo con el paso de los años en un dramaturgo esencial de la escena cubana. Sus obras van más allá de un diálogo con un contexto, son el reflejo de la búsqueda e indagación en momentos de la vida. El diseño de sus personajes, concebidos desde una óptica minimalista, logran en cada una de sus obras la singular manera de abordar temas vigentes en la sociedad.

Con la su obra Contigo pan y cebolla (1964), se abre el comienzo de una larga y exitosa carrera que se complementa con otras creaciones que con el paso del tiempo van naciendo. Una de ellas es El premio flaco (1966), que sólo cuatro años después de su primer éxito, reafirma la valía del joven autor de aquel entonces. Dos años luego, esa obra ganaría el primer premio del Instituto Internacional del Teatro, con un prestigioso jurado compuesto por relevantes nombres del panorama teatral como Christopher Fry, Eugene Ionesco, Diego Fabbri y Alfonso Sastre. En lo sucesivo, si labor continúa en ascenso con otras piezas como Los muñecones (1967), Los siete pecados capitales (1968), su versión de Los cuentos del Decamerón (1969), Mambrú se fue a la guerra (1970), Si llueve te mojas como los demás (1971), Paisaje blanco (1973, adaptación de cuentos rusos), su revista Algo muy serio (1976) y La última carta de la baraja (1978).

Sus obras, más allá del gran éxito en las tablas, que lo convierten en uno de los autores más populares de la isla, han sido llevadas algunas de ellas al séptimo arte. Sus dos primeras creaciones, con versión cinematográfica a cargo del realizador cubano Juan Carlos Cremata, las situaron en importantes festivales, entre ellos, el Havana Film Festival en Nueva York y el Chicago Latino Film Festival.

Especialistas y críticos lo catalogan como un legítimo heredero de la escena vernácula y al mismo tiempo un comediante de un alto sentido musical y teatral, lo suficientemente hábil para transformar en hecho escénico el detalle más doméstico.

Miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba durante muchos años de su vida, la organización de la vanguardia artística cubana realizó este 1 de octubre como acto de recordación y agradecimiento en su 78 aniversario, una publicación en la red social Twitter, donde resaltó el legado de Quintero, considerado un autor excepcional y versátil, cuya ejecutoria dejó huellas profundas en el teatro y la cultura cubana en general.


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