El también poeta Alberto Hernández fue el encargado de conducir el espacio “Primera Página” que en la presente Feria del Libro en el Salón de Mayo del Pabellón Cuba se dedicó a homenajear al investigador, ensayista y también poeta Virgilio López Lemus.
¿Cómo fue su infancia?
Nací en un pueblito de Fomento. Me gustaba más el campo que la vida en él, lo rodeaba el salto de un río, unas preciosas montañas, era una zona paradisiaca. Tuve una juventud difícil, pasé el servicio militar, corté caña quemada, mi juventud me la ordenaron. Yo nací para la poesía, de niño me gustaba recitar en la escuela. Me gradué tarde a los 28 o 29 años, pero traté de recuperar el tiempo perdido.
¿Cómo es su relación con la Editorial Extramuros?
He colaborado con Extramuros, desde su fundación. He presidido su consejo editor, he evaluado libros. Publiqué hace muchos años un cuaderno al que quiero mucho Cuaderno de Macedonia, resultado de mi primer viaje, quedé fascinado con ese lugar. Luego ese libro se reeditó en otros idiomas como el portugués.
Virgilio eres ensayista y crítico, ¿cuál es el peligro para un poeta de ser ambas cosas?
Yo soy peligroso, digo lo que quiero decir, no me contengo. Soy apasionado. Soy una persona buena. Me gusta la gente sencilla, ver lo más humilde. Me gusta escribir para que me entiendan. Me gusta Góngora, Rilque, Lezama, la parte más oscura de Samuel Feijoo, pero en mis poemas, me gusta que me entienda hasta el gato. Uno debe escribir para que el mundo sea más bello, mejorarlo a partir de la poesía y el arte, como dice la canción de Teresita Fernández, “a las cosas que son feas, ponle un poco de amor”, esa es la función del artista.
¿Qué significa para usted la palabra riesgo y rigor?
Un escritor que no trabaje con rigor no es bueno, aunque escriba bello, no es entendible, como decía Martí, “es disfrazar tomeguines para que parezcan águilas”. Escribir es osado, riesgoso. Un artista puede ser conservador en su vida como por ejemplo Borges, pero en su obra no lo es, al igual que Lezama, ambos fueron osados.
¿Nuevos proyectos?
Este año deben salir cuatro libros, dos de ensayos, dos de poesía. Quiero hacer un último libro dedicado a la décima, teórico.
¿Qué punto de similitud encuentra entre el ensayo y la poesía?
En Cuba hay muchos ejemplos de poetas ensayistas como Lezama, Eugenio Florit, Félix Pita, Dulce María Loynaz. El poeta tiende a reflexionar. Yo he escrito varios libros dedicados a la poesía Aguas tributarias, trato de unir la poesía y el ensayo; Narciso, las aguasa y el espejo, eso lo hizo ya María Zambrano. Escribo sobre poesía para ayudar a los jóvenes poetas, no sé si para un poeta sea imprescindible conocer de métrica, pero si la conoce seguro será un mejor poeta. No se concibe un egresado de Letras de la Universidad que no sepa lo que es un ensayo, o una décima, cómo medir versos.
Como todo buen poeta la actividad concluyó con la lectura de algunos de sus poemas.
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