A Eusebio Leal Spengler, autor a quien se dedica la 27 Feria Internacional del Libro de La Habana, se le rindió homenaje en la Sala Nicolás Guillén de la Fortaleza San Carlos de La Cabaña.
Oportunidad para que intelectuales, amigos e invitados se reunieran por alrededor de dos horas para escuchar con mucho placer las facetas del Historiador de La Habana. Allí supimos del Eusebio restaurador, el académico, el patriótico y el humanista en la voz de sus colegas, los profesores Ana Cairo, Aracely García-Carranza, Félix Julio Alfonso, Mario Cremata y Eduardo Torres Cuevas.
Cada uno de ellos manifestó la profunda admiración que sienten por este hombre, hijo de su tiempo. Se evocaron pensamientos de Cintio Vitier quien lo llamó “reevocador del poema de todos los tiempos de La Habana”, y de la poetisa Fina García-Marruz quien aseveró que “cuando lo olviden los hombres, no lo olvidarán las piedras”.
Para Eusebio, modesto por naturaleza, el homenaje fue una gran tortura. Después de todo lo dicho sobre sus inicios como restaurador, su vocación autodidacta y después, las anécdotas de los tiempos de estudiante universitario, de buen hijo de Fidel Castro y de tantos otros aspectos de su vida y obra, solo quedaba hablar del Eusebio malo.
Entonces el historiador se reveló ante los presentes como un lector insaciable que debía astronómicas sumas de dinero a las librerías, un católico, miliciano y socialista. Un mito de hombre que ha amado profundamente a La Habana y a Cuba, un mito que él se ha encargado de animar, en el afán de que vengan otros que habiten esa piel de Eusebio y continúen la obra.
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