Usualmente, ante la muerte de un amigo, nos resistimos a su pérdida. Hoy no está físicamente entre nosotros el destacado intelectual cubano, doctor Salvador Arias García, quien se desempeñó como investigador del Centro de Estudios Martianos (CEM). Es cierto que su cuerpo grande se fue consumiendo hasta este 28 de marzo cuando falleció, pero mantuvo hasta el fin, sus ganas de seguir siendo útil, y no perder su impulso de escritor.
Entre familiares, colegas y compañeros de trabajo despedimos al eminente filólogo, al hombre sencillo y natural, al amigo, al investigador, al maestro y al martiano, que durante toda su vida propagó generosamente los conocimientos que alcanzó en el instituto de Literatura y Lingüística; estudiando nuestros grandes poetas; desempolvando noticias culturales; escribiendo sobre la Edad de Oro y defendiendo el patrimonio cultural de la nación.
Del doctor Arias García evocamos los recuerdos de cuando niño jugaba a la sombra de una estatua de José Martí. Preferimos recordarlo sobre todo como el buen conversador que lidiaba en diferentes tópicos de la cultura cubana y universal, la de élite y la de todos los días, y acudir a su sapiencia acumulada, en especial sobre música, ballet… temas abordados en sus jornadas comunes de trabajo.
Lo recordamoscomo un ser humano que cumplió con sus deberes con honradez y desinterés, y hoy lo despedimos con cariño. En lo adelante sus cenizas descansarán en el jardín del CEM—donde laboró sus últimos 23 años—, cerca de José Martí, como lo quiso siempre, entre plantas de no me olvides para que siempre su recuerdo y su obra quede entre nosotros.