Este 22 de enero se celebra en nuestro país el día del teatro cubano fecha escogida en homenaje a los sucesos del Teatro Villanueva ocurridos en el año 1869, cuando al finalizar la obra Perro huevero aunque le quemen el hocico, del dramaturgo Francisco Valerio, se escuchó el grito de “¡Viva Céspedes!, ¡Viva Cuba!”. Razones suficientes para celebrar en 1980, el Primer Festival Internacional de Teatro de La Habana, y a declarar el 22 de enero como Día del teatro cubano.
Este año en medio de una pandemia que azota a la humanidad, las habituales presentaciones y celebraciones saldrán de las tablas y de los públicos presenciales para acoger el espacio virtual siendo este el principal aliado de una apuesta que reafirma la valía y entereza de la cultura cubana. La misma que ha dado nombres como el de Humberto Rodríguez García.
Este dramaturgo, guionista, director de teatro y actor, nacido en el año 1944, es sin dudas una de esas grandes figuras que ha permanecido ligado al teatro cubano por más de cuatro décadas. Sin abandonar nunca la profesión, ha trabajado en varios municipios del país, pero siempre como instructor de teatro, una profesión que según el propio artista mantendrá mientras tenga fuerza y lucidez para hacerlo.
Fue su experiencia como alfabetizador en 1961 en la zona de La Tomadita, en Mariel, cuando apenas tenía 17 años, la que lo marcaría para siempre y lo entrenaría en la habilidad de comunicarse con sus alumnos. Artífice, fundador y director del grupo Olga Alonso con sede en la Casa de Cultura de Plaza de la Revolución, Humberto ha preparado a varias generaciones de actores y actrices, muchos de ellos han llegado como aficionados y se han convertido con el paso del tiempo en grandes figuras de los medios en nuestro país, basta decir nombres como: Jorge Perugorria, Bárbaro Marín, Laura de la Uz, Ariana Álvarez, Leonardo Benítez, Armando Miguel Gómez y Yeny Soria por solo mencionar algunos. Siendo una de sus más grandes satisfacciones prepararlos y verlos crecer como artistas, desarrollándose no solo en las tablas, también en otros espacios como el cine y la televisión.
El trabajo y la labor de Humberto Rodríguez no tienen límites, siendo este uno de los principales promotores de las presentaciones teatrales en barrios marginales de La Habana. La obra Andoba, del dramaturgo Abraham Rodríguez, por ejemplo, se presentó en varios solares de esta ciudad, mereciendo el aplauso desmedido de un público que no estaba acostumbrado a ir hasta los principales escenarios, pero que disfrutaba con pasión cada una de las representaciones que protagonizaba el grupo Olga Alonso.
Este artista y su grupo han merecido diversos reconocimientos, en 2003 se distinguieron con el Premio Provincial de Cultura Comunitaria y en 2006 ganaron el Premio Nacional de Cultura Comunitaria. Humberto también ha sido distinguido con el sello por los 40 años de la creación de las Casas de Cultura. Galardones que avalan su exitosa trayectoria en el arte de las tablas. Cuando se le pregunta cómo le gustaría ser recordado por sus alumnos siempre responde con esta frase ¨ como un profesor que amó el teatro con pasión¨, esa misma pasión que defiende día tras día y con la que continúa enalteciendo esta maravillosa profesión que tantas glorias ha dado a la cultura cubana, y que celebramos este año de forma distinta.
Deje un comentario