En una peculiar museografía en la que interactúan restos arqueológicos y obras de uno de nuestros más destacados artistas contemporáneos, se exhibe al público en la Galería 11 de la Fundación Antonio Núñez Jiménez, en la capitalina barriada de Miramar, la exposición Diálogo entre penumbras de Rigoberto Mena (Artemisa, 1961).
Minutos antes de la apertura oficial, el pasado viernes, el pintor comentó a Cubarte que de este modo está saldando una deuda con la etapa de su trabajo correspondiente a la década de los años 90, la cual es bastante desconocida, a pesar de la muestra Yo ecléctico,presentada por entonces en Galería Habana.
La confrontación con dichas obras, que comparten espacio aquí con otras de más reciente factura, permitirá a los espectadores conocer los antecedentes de la estética que caracteriza en la actualidad a este creador.
De igual forma, Mena rinde así homenaje a Núñez Jiménez, cuyo libro Pictografías y petroglifos del Perúestuvo entre las experiencias que lo pusieron en contacto con las culturas precolombinas, las cuales aparecen reflejadas en sus pinturas de aquella época, algunas de las cuales pueden ser apreciadas ahora.
Dieciséis obrasde mediano y gran formato conforman la propuesta curada por el experimentado Máximo GómezNoda, entre las que aparecen calcografías, acuarelas, monotipias y piezas elaboradas en técnica mixta sobre papel y tela.
Destacan asimismo la austeridad en el uso del color y la huella de la gráfica, rasgos que también son distintivos en este artista.
Siempre desde el abstraccionismo, Mena nos conduce por ese mundo mágico y sugerente de nuestros aborígenes, lo cual se complementa, dialoga, con los restos arqueológicos acopiados en una decena de cuevas cubanas, pertenecientes a la colección del Museo adscripto a la Fundación.
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