El Premio Nacional de Artes Plásticas 1997, Alfredo Sosabravo, cumplió sus 92 años como uno de los grandes de la plástica cubana, bajo el signo de la vitalidad, la experimentación constante y la energía creativa que siempre lo han caracterizado. Pintor, grabador, ceramista y dibujante, Alfredo Sosabravo es ante todo un creador que posee obras que combinan frescura y genio.
Como homenaje a su trayectoria artística fueron colocadas dos piezas escultóricas en el Castillo de la Real Fuerza, situado en el Centro Histórico habanero y otrora sede del Museo de la Cerámica Contemporánea. “Arlequín” y “Héroe” son los nombres de las piezas emplazadas que desde ahora enriquecerán uno de los espacios que le conceden a la urbe su condición de Patrimonio Mundial.
Hay varios libros que recogen ya la producción antológica de uno de los artistas pop más universales. Nacido en Sagua la Grande, Sosabravo es considerado uno de los artistas cubanos más importantes de las artes visuales. Ha sido merecedor de importantes premios y condecoraciones entre las que destacan la Distinción por la Cultura, el título de Profesor Honoris Causa otorgado por el Instituto Superior de Arte y la Orden Félix Varela en primer grado.
En 1950 Alfredo comenzó a pintar por afición, hasta que ingresó en la Escuela Anexa a la Academia de San Alejandro, donde realizó estudios entre 1955 y 1957. Su primera exposición fue en la galería Arte Cinema La Rampa, en 1959 hasta llegar a hacerse miembro de la Asociación de Grabadores de Cuba.
En 1965 ingresó en el Taller Experimental de Gráfica de La Habana y a la vez se inicia en la cerámica en el Taller de Cubanacán. Al integrarse al Taller Experimental de la Gráfica de la Catedral se nutrió del saber y compartió sus experiencias previas con sus camaradas Antonia Eiriz, Raúl Martínez, Umberto Peña y José Contino.
Su primera exposición personal de importancia la realizó en 1967, en la Galería Habana, con óleo-collages y cerámicas empleando de manera peculiar el collage, como un nuevo valor estético; mientas su cerámica consigue rebasar lo meramente ornamental por lo cual deviene escultura. En la actualidad, el artista hace gala del dominio de diversos materiales combinando telas en sus collages, el bronce y el vidrio en sus esculturas, síntesis de más de 50 años de creación artística que lo sitúa como uno de los artistas más importantes del arte contemporáneo cubano.
“Capaz de encontrar, siempre que ha necesitado expresar una idea nueva, el vehículo más conveniente a su formulación visual; conocedor de las particularidades de cada medio, ha sabido, como pocos, escoger la técnica y el soporte de los cuales servirse a la hora de abordar alguna de las problemáticas de su interés, ya sea a nivel formal o conceptual”, ha dicho sobre él Llilian Llanes.
“Pintura, grabado, cerámica, dibujo, escultura, vidrios se acomodan en su talento creador en el tiempo. Es lo que podría denominarse un híbrido de experiencias artísticas, uno de los más originales artífices de la plástica cubana”, ha sentenciado el por su parte el crítico Toni Piñera.
Alfredo Sosabravo, “el mejor ceramista de nuestra historia”, agradeció en el Castillo de la Real Fuerza, en su homenaje, el encuentro. Participaron también en la cita Perla Rosales, directora General Adjunta de la OHCH; Magda Resik, directora de Comunicación de esta institución; Luis Morlote Rivas, presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba; así como otras personalidades de la cultura cubana vinculadas a las artes visuales, entre ellas Lesbia Vent Dumois y René Palenzuela.
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