Un somero análisis de lo informado alrededor de los autores, del “Museo del Disidencia en Cuba”, y específicamente de su sitio on-line [1], nos permitirán descubrir -no solo una enciclopedia de inconsistencias-, sino además su orfandad en cuanto a cualidades que le confieran la condición de obra de arte sobre la de propaganda política, o de “medio privilegiado” por expresar creativamente ciertos elementos de la sociedad cubana, y por proveer un lugar “desde el cual podemos observar y experimentar aspectos de la vida política a los que no podemos acceder de otro modo.”[2]
Porque además del uso arbitrario del término, el MDC, no satisface necesidades de difusión de los discursos de ninguna de las “dos orillas” de los “disidentes” cubanos. Ni para los que nos oponemos y desafiamos el poder omnipresente del Capital, los valores que preconizan su industria cultural, y a los terroristas y los “mercenarios” -préstenle servicio a quién le presten. Pero tampoco para los otros “disidentes”, pues como sobran evidencias [3], sus medias verdades y completas mentiras se difunden, muy bien respaldados -mediática y financieramente- desde el Norte. Un Norte que como paga, mutila las “imaginarias” posibilidades de reflejar las “reales” y “simbólicas” circunstancias históricas del tiempo y del espacio antillano.
De ningún modo representa artísticamente, ni brindan información nueva y real sobre la vida política y social cubana. En tanto, no se desmarca de la propaganda anticubana tradicional, al repetir los discursos y las prácticas de Óscar Elías Biscet, Yoani Sánchez o Berta Soler, por poner tres tristes “ejemplos”, sino también las matrices de opinión, internacionalmente difundidas -y carentes de legitimidad- de convertir en “héroes” a los apátridas y mercenarios.
¿Qué de alternativo- para representar, pensar la realidad cubana y sobre todo para mejorarla-, el facilismo de “cortar y pegar” de la extraña Wikipedia, "por ser más cómodo y mediático", al decir de una de los autores? Tampoco estrenan “otras” prácticas democráticas, pues anuncian una interactividad que no cumplen, limitándose técnicamente la participación a realizar comentarios y observaciones, además de que resulta impositivo -al menos para mi imaginario, “congelar” para reconocernos, las manipuladas reseñas de la historia cubana que contiene una enciclopedia primermundista, incluyendo entre sus tesis erróneas, que Cuba le debe la independencia a los EE. UU.
Deberían saber los autores que “la imagen no inventa relaciones, las descubre” [4] y su artefactum múltiple: Hatuey-Martí-Castro-Payá, no será “el fin de la historia” (“oficial”), sino el medio para descubrir otras relaciones e inventarnos más “subjetividades encontradas”, a saber: Luis Manuel- “Mikilandia”-“Regalo de Cuba a EE. UU.”-Obama o Luis Manuel-Obama-Fukuyama-NED...
Que por escribir otra historia de Payá, no construirán otro Payá, ni en el “registro de lo simbólico”, ni de lo “imaginario” de aquellos que creen y creerán -como yo- que todo aquel que reciba dinero de un gobierno enemigo por atentar contra su Patria, tiene un comportamiento mercenario, aunque lo califiquemos como lo califiquemos; porque no solo el lenguaje hace al sujeto. Y con tantos fallidos artefactum, desde aquel primer experimento de Marcel Duchamp en 1913, podría construirse otro museo mucho más “rico” que el que propone.
Como que un mal título, perjudica una obra hasta confirmar- como en este caso- que “la lógica de la falsa conciencia no puede conocerse a sí misma” [5]. Y me refiero a la credibilidad le resta al gesto “cuestionador” del autor, o a la intencionalidad conciliadora “entre los dos extremos políticos de la Isla”, el hecho de llamar museo a este blog.art y work in progress, máxime si asume como argumento, por “ser este un espacio de legitimación, a la vez que inmovilizador y congelador de distintos procesos” [6].
No advierten que al nombrarlo así, niegan por una parte, la auto-construida postura anti-institucional de Luis Manuel, en tanto ¿qué han sido tradicionalmente los museos, sino un espacio/enciclopedia, para la presentación de lo instituido, oficial, autorizado? Pero además, evidencia que de la herencia vanguardista solo ha copiado el gesto, porque como la historia demuestra: ha sido la institución Museo (de Arte)-, uno de los blancos preferidos para sus posturas y prácticas “disidentes”.
En otro sentido sus proyecto choca contra el histórico y universal ideal del Museo descrito por Brea: el espacio “más refinado y con mayor potencial” para la producción de lo público, para el “reconocimiento complacido” y la “fruición catárticamente compartida”, el “lugar del mutuo reconocimiento en la identidad compartida” [7]. Y se ha de imaginar que sus “congelamientos” no producen goce alguno, ni facturan hermandad placentera para ninguna de las dos orillas. Pues, ¿cuántos aceptarían inmovilizar en una misma lista como “disidentes” de las “Luchas por la independencia” a Antonio Maceo Grajales, José Julián Martí Pérez, Mario García Menocal y Gerardo Machado y Morales?
De modo que el “cómodo Museo”, deriva ya hacia un espectáculo de inconsistencias, tan “ciselant” como la desconcertante “Finnegans Wake” de Joyce y menos válido que el experimento de negación-descomposición de la primera película de Debord, que tan pocos recuerdan.
Por negar a Martí y que “Toda rebelión de forma arrastra una rebelión de esencia”; para aquellos que “bregan cuerpo a cuerpo con la verdad” y con “apetito de verdad”, “dan luz de sí”. Con un arte donde prevalezca el crear sobre el expresar y que produzca “aquella caricia íntima” con que el hombre “se reconoce” [8].
Notas:
- http://museodeladisidenciaencuba.org.
- G. Negash, referido en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.3935/ev.3935.pdf .
- Ver, entre otros, Los Disidentes de R. M. Elizalde y L. Báez y Sospechas y disidencias de I. Sánchez.
- Mario de Michelli, Las vanguardias artísticas del siglo XX, p. 47.
- Guy Debord, http://www.sindominio.net/ash/espect9.htm.
- http://www.havanatimes.org/sp/?p=116198.
- José Luis Brea, El museo contemporáneo y la esfera pública, http://aleph-arts.org/pens/public.html
- Ver de José Martí, Los vencidos de la luz, Editorial Letras cubanas, 1993.
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