Santo Domingo.- El historiador de La Habana, Eusebio Leal, fue investido como Doctor Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
El título fue conferido por sus aportes al desarrollo de la historiografía y museografía de Cuba e Hispanoamérica, después que en 1989 la UASD lo reconociera como profesor Honorario de la Facultad de Humanidades.
El rector de la UASD, Iván Grullón, lo calificó como un ícono universal de las ciencias históricas y uno de los hombres más prominentes de los siglos XX y XXI de América Latina.
Rendimos el más alto tributo que otorga la UASD a una personalidad latinoamericana reconocida mundialmente a quien en esta academia sentimos el placer de identificar como uno de los nuestros, añadió.
Destacó facetas del desempeño de Leal en las ciencias históricas, arqueológicas, en la restauración patrimonial y en la política, en su función de Diputado.
Leal ha sabido poner en alto la proclama del insigne apóstol de la independencia cubana en el sentido de que para los hombres honrados y limpios de corazón, la patria es ara y no pedestal, reconoció.
Después de ser investido con los atributos de rigor en la solemne actividad, Leal respondió con un discurso que se remontó a su niñez y explicó cómo un autodidacta obtuvo el reconocimiento académico.
Luego habló de la historia de lucha de los mártires universitarios cubanos y de ahí pasó a los vínculos entre Cuba y República Dominicana y el mestizaje que existe en sus pueblos.
Dijo que no se puede explicar nuestra historia sin la de España, sin la América indígena, sin el África encadenada y sufriente. Somos todos y negarlo sería negarnos a nosotros mismos, apuntó.
Mestizos de la sangre y de la cultura, nos sentimos orgullosos de nuestra lengua, de nuestra extraña mística, y de nuestras pasiones, de nuestra poesía, señaló.
Venimos a República Dominicana más que como huéspedes como peregrinos. Venimos a esta tierra donde los hombres guapos y las mujeres bonitas y juiciosas (como decía Máximo Gómez), lucharon tantas veces por la redención, hasta alcanzarla, exclamó.
Venimos de tales sacrificios, de tales mujeres; venimos del vientre de Salomé Ureña, cuyos hijos dieron a Santo Domingo y a Cuba, a la universidad cubana y dominicana, sabiduría, palabra, elocuencia, poesía, filosofía y sobre todo, dignidad, aseguró.
Leal concluyó sus palabras con un “Viva mil veces la República Dominicana y la gran casa de estudios que hoy recibe al último de sus estudiantes”, y luego besó las banderas dominicana y cubana.
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