En medio de las celebraciones que para los amantes del ballet significan siempre cada una de las jornadas del Festival Internacional de La Habana, se conoció la noticia del fallecimiento de Iván Tenorio aquel 31 de octubre de 2014.
Considerado el dramaturgo del Ballet Nacional de Cuba por el modo en que frecuentemente partió de obras clásicas de la literatura para sus composiciones danzarias, el también bailarín, ensayador y profesor integró la tríada de la coreografía cubana de las décadas de los años setenta y ochenta junto a Alberto Méndez y Gustavo Herrera.
Imborrable fue la huella por él dejada en el BNC y en el Ballet de Camagüey, al que se unió en los comienzos de la Compañía, lo cual le brindó mayores libertades y tiempo para la creación que los que disponía en la que era insignia del género en el país y una de las de mayores prestigio y compromisos internacionales.
Aunque su primer acercamiento a la escena fue de la mano de la actriz Adela Escartín, con quien estudió arte dramático, fue el contacto con la danza moderna durante su estancia en Nueva York a finales de los años 50 lo que definiría su camino. Allí asistió a la academia de Martha Graham, recibiendo algunas clases de la legendaria coreógrafa.
De regreso a Cuba se incorpora a Teatro Estudio, en aquel entonces la más avanzada de las agrupaciones del patio, para poco después formar parte de Danza Contemporánea hasta la desaparición de esta en 1965. Gracias a los conocimientos adquiridos con Joaquín Banegas y Cristina Álvarez, pudo entrar en ese mismo año al Ballet Nacional al cuyo repertorio legó, entre otras, obras tan imprescindibles como “La casa de Bernarda Alba” y “Rítmicas”.
Con esta última, obtendría en 1976 el segundo premio en coreografía moderna del Concurso Internacional de Ballet de Japón y, en 1983, el Premio Nina Verchinina a la mejor coreografía moderna en el Primer Concurso Latinoamericano de Ballet y Coreografía de Río de Janeiro, en Brasil.
Actualmente el repertorio de agrupaciones de Francia, Colombia, Uruguay, Chile y España cuentan con obras de Iván Tenorio, quien también colaboró con el desaparecido Conjunto Dramático Nacional, la Compañía Teatral Rita Montaner, el Teatro Nacional de Guiñol, el Teatro Musical de La Habana y Mefisto Teatro.
La entrega del Premio Nacional de Danza en 2007 resume el alto reconocimiento que mereció la obra de Iván Tenorio, siempre recordado en días como estos en que, de fiesta, la Escuela Cubana de Ballet pone muy en alto el nombre de aquellos que le han dado lustre.
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