En el Premio Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar, 2014, se entregaron cinco menciones. Una de ellas correspondió a un joven argentino: Javier N. Fernández, por su cuento El Ruso. Muy particularmente, a mí me gustó el cuento, digamos que “por lo que no se dice”, lo cual fue lo que más me impactó.
El cuento fue incluido en un libro editado por la Editorial Letras Cubanas, que se tituló El mundo es nuestro, de Alejandro Stilman y otros relatos, y fue presentado en la Feria Internacional del Libro de La Habana el pasado mes de febrero. Ya de Alejandro Stilman y su cuento El mundo es nuestro he comentado en un trabajo anterior.
Estuve en la presentación, donde tanto el premiado y quienes obtuvieron menciones se expresaron acerca de sus respectivos cuentos galardonados. Sobresalía entre ellos un autor joven. Conversé un poco con él. Ese fue el único contacto que tuve con el autor de El Ruso. Ya en casa me puse a leer el cuento: De pronto, el Ruso salta el muro de atrás de la casa de su vecino y amigo de la infancia... (Más o menos es así la idea en que comienza).
Días más tarde, le pedí al amigo Alejandro Stilman, que ya se encontraba de vuelta en la Argentina —después de una escala de once horas en el aeropuerto Jorge Chávez, de Lima, que lo dejó traumatizado—, que me diera el correo de Javier y me puse en contacto con él.
Sabemos que en cada país hispanoparlante existen giros propios de nuestro idioma español, y quizás, los giros y dichos argentinos —ligados un poco con voces lunfardas— son de los más difíciles de comprender por nosotros los cubanos. Traté de “traducir” algunos de ellos y, los que no pude, pues le pedí al joven Javier me los explicara, y estuvimos varios días en esta tarea.
En el espacio “Sala de Lectura”, en la página digital de Cubarte, saldrá publicado el cuento El Ruso con algunas notas al pie que explicarán al lector cubano pasajes poco potables para nosotros. Ahora, aquí, daré a conocer algunos de ellos:
Pucho es ‘cigarrillo’, y las frases de a puchos y atado de puchos significan, la primera, ‘de a poco’, ‘poco a poco’, ‘lentamente’; y la segunda, ‘paquete o cajetilla de cigarrillos’.
Reposera se le llama a una ‘silla de tijera’ o a una ‘tumbona’.
Si se dice de un hombre que está en cuero (de en cueros), se refiere a que, solamente, ‘está desnudo de la cintura hacia arriba’, pues, de estar desnudo completamente, se expresa en bolas o en pelotas.
Bombilla es un ‘canuto para sorber’, que en Cuba se le llama de diferentes maneras, según distintas regiones: pajita, pajilla, pitillo y absorbente.
Canchita es un ‘campo o terreno plano improvisado para la práctica de algunos deportes, como el fútbol’.
Pera se le dice al ‘mentón, la barbilla’.
Pitar quiere decir ‘fumar’.
Fajar significa ‘golpear, pegarle a alguien’.
Canilla se denomina la ‘llave de metal colocada en la boca de las cañerías para regular el paso del agua’, que según las distintas regiones cubanas se le llama aquí: llave, pila, pluma.
Móvil es una forma de denominar a la ‘patrulla, el carro patrullero de la policía’, al que también se le denomina patrulla.
Meterse en quilombos significa ‘meterse en líos’, y meterse en una grosa es ‘involucrarse en algo grande, de suma importancia’, mientras que mandarse una grosa quiere decir ‘meter la pata, meterse en grandes problemas’.
Pelotudo es ‘tonto, estúpido’, igual que boludo, pero esta última manera se usa de forma amigable, como a alguien que se le da un consejo.
Mesada de la cocina: ‘Mueble de madera, hormigón o metal donde, generalmente, se instalan la cocina, o sea, el fogón, y la pileta, y sobre cuya cobertura libre se realizan diversas tareas’.
Pileta tiene cuatro acepciones, pues es: 1. ‘Piscina’. 2. ‘Bañadera’. 3. ‘Fregadero’. 4. ‘Tina, lavadero de ropa’. Esto es, cualquiera de tales espacios que se puede llenar de agua. A la pileta de la cocina, es decir, la del fregadero, y a la de los lugares en que se lava la ropa, a ambas, también se les llaman bacha.
Mate: Tiene varias acepciones. Veamos: 1. ‘Infusión de yerba mate’. En ocasiones, va acompañada con otras yerbas medicinales y aromáticas. 2. Es el ‘recipiente para preparar y servir la infusión de la yerba mate, esto es, la llamada calabacita o calabaza, fruto de la calabacera, especialmente la utilizada como recipiente de esta infusión. 3. Por extensión, es cualquiera de los otros recipientes que se emplean para servir la infusión de yerba mate, los cuales pueden ser de madera, de metal y el más refinado de loza o porcelana, este último casi nunca utilizado por la generalidad de las personas.
Cebar: ‘Volcar en la calabacita o en cualquier otro de los recipientes para el caso, en el cual ya contenga las hojas de mate, el agua que se calienta al fuego en la pava’.
Pava: ‘Recipiente de metal, también los hay de hierro esmaltado, que tiene un asa en su parte superior, y un pico para servir la infusión. Tiene tapa’. (Se le llama pava, por el pico, en alusión al pico del pavo).
Cebar el mate: Es la acción que se realiza cuando, en ocasiones, ‘la pava se utiliza para preparar el mate, esto es, se colocan las hojas de la yerba en el interior del recipiente y se le vierte agua caliente, cada vez que se va a servir’.
Yerba: Como sabemos, se puede escribir de cualquiera de las dos formas, hierba o yerba, ya que la pronunciación de ambas maneras siempre debe ser “yerba”, pero para referirse a la yerba mate, se escribe yerba en los países del Río de la Plata .
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