José Martí es un contemporáneo, un vanguardista de todos los tiempos; baste leer cualquiera de sus textos. Todo lo que se escribe con un concepto, inteligente y sincero es para siempre.
Él amó, fundó, consoló. Practicó el evangelio humano. Puso paz en los corazones rencorosos, pan en las manos tendidas, alimento en las inteligencias avarientas, dignidad en la vida, ventura en sí, y gloria en su pueblo.
Martí es un punto culminante en la cultura cubana, figura síntesis de este siglo, quien veía el acceso a la cultura, al conocimiento, no como fin en sí mismo, sino como medio para lograr mayores niveles de mejoramiento humano y mejores formas de convivencia.
Obra del pintor y escultor José Delarra
Sus concepciones culturales constituyen un paradigma enriquecedor y estimulante para la aspiración de una formación cultural integral de las nuevas generaciones.
El teólogo Reinerio Arce escribió “Martí no es hombre de escuela ni de dogmas, sino hombre de ideas (...) Su pensamiento pudiera calificarse de abierto, integrador y dialéctico, sin que se le pueda poner etiqueta ni filiación a ninguna doctrina”. Ello confirma la sólida cultura que poseyó, a partir de las diversas fuentes
que lo nutrieron y sirvieron de fundamento para su elaboración y enriquecimiento.
Los jóvenes tienen en Martí un apoyo: “La juventud es feliz porque es ciega: esta ceguedad es su grandeza: esta experiencia es su sublime confianza. ¡Cuán hermosa generación la de los jóvenes activos!
Martí es un defensor de la fiesta, del amor que ello genera. “Las fiestas nacionales son necesarias y útiles. Los pueblos tienen la necesidad de amar algo grande, de poner en un objeto sensible su fuerza de creencia de y de amor”.
Sobre el arte el Maestro tuvo lapidarias palabras “La justicia primero y el arte después”…Cuando se disfruta de la libertad, la única excusa del arte y su único derecho de existir es ponerse al servicio de ella”.
“El arte ha de madurar en el árbol, como la fruta”, reflejando individualmente el carácter nacional.
Sobre la música
La música es un arte con muchos aspectos y por ello es difícil de definir, Martí lo dice con palabras que lo llenan todo “El color tiene límites: la palabra, labios: la música, cielo. Lo verdadero es lo que no termina: y la música está perpetuamente palpitando en el espacio (…) La música es el hombre escapado de sí mismo: es el ansia de lo ilímite surgido de lo limitado y de lo estrecho: es la armonía necesaria, anuncio de la armonía constante y venidera. Hay una lengua espléndida, que vibra en las cuerdas de la melodía y se habla con los movimientos del corazón. Es como una promesa de ventura, como una vislumbre de certeza, como prenda de claridad y plenitud. El color tiene límites: la palabra, labios: la música, cielo. Lo verdadero es lo que no termina: y la música está palpitando perpetuamente en el espacio”.
Cómo calificó a la literatura
Sobre la literatura dijo: “La tarea de la literatura verdadera está en la observación de los tipos originales, y en la expresión fiel e intensa de lo que el autor ve dentro y fuera de sí. Sólo en la verdad directamente observada y sentida halla medula el escritor e inspiración el poeta”.
La poesía del Maestro posee esa riqueza dual de la que habla el escritor y estudioso de la obra martiana Luis Toledo Sande: “Riqueza que caracteriza a los grandes creadores verdaderos: maestría, estética y valor espiritual”.
“!Arpa soy, salterio soy / Donde vibra el universo: / Vengo del sol. Y al sol voy: / Soy el amor: soy el verso!”.
En tiempos de tantos conflictos hay que volver a los conceptos y fundamentos de los sabios de Cuba, de los guías intelectuales de la nación. Ahí está José Martí.
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